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Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica

Libro Segundo: Investigaciones fenomenológicas sobre la constitución

Edmund Husserl

IDEAS RELATIVAS A UNA FENOMENOLOGÍA PURA Y UNA FILOSOFÍA FENOMENOLÓCICA

LIBRO SEGUNDO: INVESTIGACIONES FENOMENOLÓGICAS SOBRE LA CONSTITUCIÓN

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS Director: DR. GUILLERMO HURTADO Secretario Académico: DR. EFRAÍN LAZOS

Colección: FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

EDMUND HUSSERI.

IDEAS RELATIVAS A UNA FENOMENOLOGÍA PURA Y UNA FILOSOFÍA FENOMENOLÓGICA

LIBRO SEGUNDO INVESTIGACIONES FENOMENOLÓGICAS SOBRE LA CONSTITUCIÓN

TRADUCCIÓN: ANTONIO, ZIRIÓN Q.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MEXICO 2005

B8295 M6

H818

2005

Husserl, Edmund, 1859-1938

Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía feno- menológica : libro segundo investigaciones fenomenológicas so- bre la constitución / Edmund Husserl ; traducción de Antonio Zirión Q,— 2a ed.— México : UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2005.

520 p.

Traducción de: Ideen zu einer reinen Phánomenologie und phánomenologischen Philosophie zweites buch : Phánomenologi- sche Untersuchungen zur Konstitution

ISBN 970-32-2666-3

1. Fenomenología. 2. Materialismo dialéctico. 3. Zirión Q., An- tonio, tr. ll. t.

Cuidado de la edición, composición y formación tipográfica: Laura E. Manríquez Título original: Ideen zu einer reirnen Phánomenologie und phánomenologischen Philosophie. Zweites Buch: Phánomenologische Untersuchungen zur Konstitution. Publicado dentro de la colección Husserliana (Edmund Husserl Gesammelte Werke), Band 1V, herausgegeben von Marly Biemel; Martinus Nijhoff, Haag, 1952. Copyright O 1984, Kluwer Academic Publishers B.V,

DR O 1997 Universidad Nacional Autónoma de México: la, edición en castellano

DR O 2005 Universidad Nacional Autónoma de México: 2a, edición en castellano

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS Circuito Mtro. Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, México, D.F. Tels.: 5622 7437 y 5622 7504; fax: 5665 1991 Correo electrónico: librosOfilosoficas.unato.mx Página web: http://www. filosoficas. Unam. mx

DR OE 2005 Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco 227, 14200, México, D F. www.londodeculturaeconomica.con:

Jodos los derechos reservados Impreso y hecho en México ISBN 970-32-2666- 3

PRESENTACIÓN

Con esta primera versión en español del Libro Segundo de /deas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, el Instituto de Investigaciones Filosóficas inicia la publicación de los dos libros de esta obra que a la muerte de Husserl que- daron inéditos. La traducción del Libro Tercero será publicada próximamente.

Esta versión del Libro Segundo aparece cuarenta y cuatro años después de la primera edición alemana, póstuma, de 1952,! pero ochenta y cuatro años después de la fecha de su primer manuscrito, terminado en 1912 y estrictamente contem- poyáneo, por tanto, del Libro Primero de la obra, publicado en 1913 (y, en la traducción al español de José Gaos, treinta y seis años después).* Husserl abandonó la redacción del Libro Se- gundo alrededor de 1928, después de trabajar sobre ella en forma intensa aunque discontinua durante un periodo de die- ciséis años.

Pero a pesar de lo que pudiera hacer pensar esta serie de destiempos y contratiempos, /deas es sin duda una de las

!' Edmund Husserl, ldeen zu einer reinen Phánomenologie und phánomenolo- gischen Philosophie. Zweites Buch: Phánomenologische Untersuchungen zur Konstitu- tion, herausgegeben von Marly Biemel, Husserliana. Edmund Husserl Cesammelte Werke, Band IV, Martinus Nijhoff, La Haya, 1952.

? El Libro Primero fue publicado en el primer tomo del Jakrbuch fúr phánomenologische Philosophie, con el título de ldeen zu einer reinen Phánome- nologie und phánomenologischen Philosophie, Erstes Buch: Allgemeine Einfúhrung in die Phánomenologir (Halle, Max Niemeyer, 1913). La traducción de José Gaos (Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica) fue publi- cada por el Fondo de Cultura Económica, México, 1949 (2a. ed., 1962: 3a. ed., 1986).

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obras más atractivas, singulares y densas del fundador de la fe- nomenología trascendental, y la riqueza de ideas filosóficas que contiene no se desvirtúa en modo alguno por el hecho de que Husserl la haya considerado, en última instancia, impublicable, Aunque en todo momento hay que tener en cuenta esta circuns- tancia, y en particular cuando se intente una interpretación y evaluación definitivas, si esto cabe, de la obra y de su significa ción filosófica, tampoco es posible dejar de apreciar por ello su gran valor y, tal vez, de aprender la lección de responsabilidad filosófica y editorial que entraña aquella decisión de Husserl,*

En su ensayo de 1959 acerca de Ideas 1!, Luis Villoro afir- ma: "Aún sin publicar, el segundo tomo de /deas irradió sus influencias. Filósofos de nuevas generaciones conocieron sus hallazgos, o por haber escuchado las lecciones del maestro o por haber tenido acceso a los manuscritos. Su impresión ha venido a desvelar una de las raíces de muchos motivos centrales del posterior existencialismo fenomenológico, tanto alemán como francés. No es poca la sorpresa «del lector cuando, ojeando sus páginas, escucha la primera palabra de un lenguaje que creyó de últimas fechas.”* ¿Qué diremos ahora?

No parecerá inoportuno traer a colación, en abono de lo dicho por Villoro, algunas referencias. El texto de /deas 11 fue conocido por Martin Heidegger antes de la publicación de El ser y el tiempo (1926), donde incluso aparece citado algún fragmen-

En la Introducción de la editora alemana, que se publica en seguida, se alude a la situación que dio lugar a la insatisfacción de Husserl. En su reseña de la obra, Alfred Schútz informa que en 1934 Husserl le dijo “que dejo el segundo volumen de las /deas inédito porque no había encontrado en aquel momento una solución satisfactoria para el problema de la intersubjetividad” ("Edmund Husserl's Ideas, Volume 1[”, en Philosophy and Phenomenological Re search, vol. XIII, no. 3, marzo de 1953 (pp. 394-413), p. 395. Dorion Cairns, en sus Conversations with Husserl and Fink (Martinus Nijhoff, La Haya, 19706). p. 39, relata que en una de las conversaciones que sostuvo con Husserl, éste mencionó un “sentimiento de incompetencia (inadequacy) para su tarea” que le “volvió imposible terminar el segundo volumen de /deas”.

3 Luis Villoro, “La constitución de la realidad en la conciencia pura. (El segundo tomo de las Ídren zu einer reinen Phánomenologie und phánomenologische Phalosophie, de Husserl)”, Diánvia. Anuario de Filosofía, año NV, no. 3, 1959, UNAM FCE, México (pp. 195-212), p. 195. El ensavo fue reproducido en Luis Villoro. Estudios sobre Husserl, UNAM, México, 1975.

PRESENTACIÓN 7

to del mismo;* años más tarde fue estudiado con entusiasmo por Maurice Merleau-Ponty en los Archivos Husserl de Lovai- nas” fue Juego aptamente reseñado por Paul Ricceur cuando la edición alemana estaba a punto de aparecer? y, ya aparecida ésta, por Alfred Schiitz —quien, justamente en vista del carácter inacabado de la obra, pero también en vista de la magnitud del provecto (la descripción fenomenológica de la constitución in- tencional de la realidad), la Hama “una fase de transición en el desarrollo de la fenomenología, un campamento erigido para la conquista aún no lograda del Himalaya, en el aire delgado de una altitud impresionante”. El texto de Ideas 17 ha sido, en fin —antes y después de su aparición— conocido, utilizado y discutido por muchos otros que contribuyeron a la difusión y propagación más o menos soterradas de sus ideas y ayudaron así a conformar el clima intelectual desde el cual ahora, a la distancia, ya francamente no puede resultarnos asombroso. Aunque aquí no nos corresponde hacer la exposición o el análisis detenidos de la obra, ni tampoco la historia de su origen y su estructuración actual,? queremos señalar algunos aspectos

% Véase la primera nota del $ 10; p. 59 de la 4a. edición en español del Fondo de Cultura Económica (trad. de José Gaos), 1971. Véase también la nota 9 de la reseña de Fred Kersten a la traducción inglesa del Libro Segundo: “Ideas 11", Journal of the British Society for Phenomenology, vol. 22, no. 2, mayo «dle 1991 (pp. 91-92).

% De acuerdo con los traductores de la versión inglesa, en una ocasión Merleau-Ponty describió su estudio del mismo como “une expérience presque vo- luptueuse”. Véase su “Translators' Introduction” en /deas Pertaining to a Pure Phe- nomenology and to a Phenomenological Philosophy. Second Book: Studies in the Phenomenology of Constitution, trad. Richard Rojcewicz y André Schuwer, Klu- wer Academic Publishers, Dordrecht, 1989, p. xvi.

7 Cfr. Revue de Metaphysique et de Morale, 36/4, octubre-diciembre de 1951, y 57/1 enero-marzo de 1952. La reseña de Ricorur se publicó en traducción como *Husserl's /deas 11: Analyses and Problems”, en Husserl. An Analysis of His Phenomenology, trad. Edward G. Ballard y Lester Embree, Northwestern Uni- versity Studies in Phenomenology and Existential Philosophy, Northwestern University Press, Evanston, 11, 1967, pp. 35-81.

* A. Schútz, op. cil., p. 396.

* Esta historia se consigna, por cierto, en la Introducción de la editora alemana que se incluye en seguida. Acerca de la significación filosófica de la obra, véase, por ejemplo, el ensayo de Ludwig Landgrcbe titulado “Regiones del ser y ontología regionales en la fenomenología de Husserl”, incluido en El

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muy generales en relación con su significación e importancia filosóficas, por los cuales puede conservar, aún hoy, muy vivo su interes.

En primer lugar, desde un punto de vista didáctico, Ideas 11 es peculiar porque Husserl no se dedica aquí a la fatigosa ex- posición del programa de la fenomenología, sino que penetra de leno en los análisis fenomenológicos constitutivos. En este sentido, representa una faceta distinta de la obra de Husserl res. pecto de sus obras hasta ahora más estudiadas y conocidas, al menos cn español, principalmente el Libro Primero de Ideas y las Meditaciones cartesianas. Pero precisamente por ello, permite tener una imagen más cabal y más justa de la empresa fenome- nológica en su conjunto.

En segundo lugar, Ideas Il representa prácticamente el úni- co lugar (al menos entre los textos traducidos al español)!% en que Husserl expone su posición en relación con temas y proble- mas muy discutidos posteriormente: la cuestión de la distinción entre las esferas de la realidad —natural o material, anímica o biológica (animal), espiritual—; en conexión con ella, la cuestión de la condición o situación del hombre en cuanto organismo natural y en cuanto persona, y la cuestión subsiguiente relativa a la condición o situación de las formaciones u objetividades personales, espirituales, culturales; y finalmente, y a partir de todas las anteriores, la gran cuestión de la fundamentación y metodología de las ciencias naturales y las ciencias del espíri- tu (o humanas), y la relación entre ellas. En particular, como

camino de la fenomenología. El problema de una experiencia originaria, trad. Mario Á. Presas, Sudamericana, Buenos Aires, 1968.

10 No conozco más traducción de textos husserlianos con una temática cercana a la de Ideas II que la de César Moreno Márquez de los textos so: bre "El espíritu común” (Gemeingeist 1 y 11) que aparecen en el tomo XIV de Husserliana, traducción publicada en Thémata, 4, Universidad de Sevilla, 1987 (pp. 131-158). Moreno dice en su introducción (p. 133): “El Husserl que nos habla en ellos [los textos que traduce] no se asemeja demasiado, por decirlo así, al modelo de su figura intelectual que se ha gestado a partir de la lectura de sus obras más tcoréticas y, valga este término, siempre ambiguo, “abstrac: tas. Este modelo no sería tan firme si fuera conocida la obra póstuma o si al menos se conociera —en nuestro país— el segundo volumen de /deen zu einer reinen Phánomenologir und phinomenologische Plilosophie.”

PRESENTACIÓN 0)

el mismo Schútz señala, “los temas tratados [en Ideas 11] son de importancia decisiva para la fundación de las ciencias so- ciales "0

[in tercer lugar, de Ideas en su conjunto, pero en particular del Libro Segundo, se desprenden, y en algunos casos preci- sanente debido a la insatisfacción ante la formulación inicial de los problemas y las tentativas de solución, líneas de investi- gación que ocuparán a Husserl largo tiempo, aun después de abandonado el proyecto de publicarlo. Tal vez no sea exagerado afirmar incluso que toda la obra posterior, inédita o publicada, guarda alguna relación con la temática que se toca en este libro y en el Libro Tercero.

En cuarto y último lugar, y como se insinuó arriba, Ideas JT (y aquí también hay que contar a Ideas HIT) viene a resultar, por ra- zones cliversas y complejas que sería imposible resumir aquí, un punto de partida privilegiado para el estudio de las relaciones del pensamiento de Husserl (de la fenomenología realmente ejercida por Flusserl, podríamos «decir) con el de otros filóso- fos y corrientes anteriores y posteriores. Aquí hay que volver a mencionar, desde luego, y muy especialmente, a Merleau-Ponty va Heidegger, no menos que a Ricceur mismo, y no menos tam- poco que a Emmanuel Levinas, recientemente fallecido; pero antes que ellos, y acaso sobre todos, hay que recordar aquí a Dilthey, y sólo en segundo lugar al neokantismo en general —para ya no referirnos a otros contemporáneos de Flusserl co- mo Max Scheler y Nicolai Hartmann, o a los desarrollos y ela- boraciones más directamente influidos por Flusserl, como por ejemplo los de Alfred Schútz y sus seguidores.

Acerca de la edición

La presente edición reproduce casi íntegramente el tomo IV de Husserbana sobre el cual fue hecha la traducción.!? En ella se conservan no solamente los Ánexos, sino también el Apéndice crítico prácticamente completo, con sus dos secciones: 1. So- bre la conformación del texto, y 1H. Notas críticas, así como la

1 Cfr su reseña va citada, op. cit., pp. 396,

» > .- .* 2. . . .a 12 Véase la nota l de esta Presentación. Como texto básico nos sirvió la reimpresión "lotomecánica” de 1984,

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va mencionada Introducción de la editora alernana, Marly Bie- mel. Sólo se ha dejado fuera aquí el cuadro sinóptico que en la edición ajemana da cuenta de los manuscritos que sirvieron dle base documental a cada parte del texto publicado.

La paginación del original de Itusserliana se incluye en esta edición al meuugen, entre diagonales; por esta razón no hemos alterado las referencias que se hacen a ella en varias partes de la obra (sobre todo en el Apéndice crítico y en las notas al pie), normalmente con números en negritas (seguidos del número de línea en tipo normal).

Por otro lado, como en mis anteriores traducciones de obras de Husserl,5 se imprime aquí en VERSALITAS todo lo que en la edición de Husserliana apareceen composición espa- ciada. Esta última es la manera de verter lo que en los manus- critos de Husserl está subrayado. El uso de las versalitas para este fin nos permite utilizar las cursivas para ciertas distincio- nes de términos a las que me refiero más adelante. Fuera de estos casos de términos especiales, las cursivas se usan en esta edición solamente para los términos extranjeros (latinos). Creo importante hacer hincapié, pues, en el hecho de que en esta tra- ducción las cursivas no tienen en ningún caso su normal función resaltadora o enfatizadora.

Las notas al pie que pertenecen al original están señaladas con letras voladitas. El resto de las notas al pie, señaladas con asteriscos, son del traductor, Los números voladitos remiten a las notas del Apéndice crítico (véanse pp. 461-493). Salvo indicación en contrario, en adelante todo lo que se encuentra entre corchetes ha sido agregado por el traductor,

Advertencia sobre la traducción

He intentado hacer una traducción técnicamente correcta, co- mo creo que corresponde a una obra de carácter científico. Desgraciadamente, la consecuencia de esto fue que cuando se hizo necesario romper cl equilibrio entre la corrección técnica

oa ame eu Flors, ia Bri ¡

las conferencias de Paris y El artículo de la Encyclopedia Britannica, publi cados ambos por el Instituto de Invest igaciones Filosóficas dentro su colección Cuadernos (nos. 48 y 52, respectivamente)

PRESENTACIÓN 11

v la calidad literaria, lo hice siempre en favor de la primera. Sólo espero que la obra no haya perdido por ello claridad.

La versión de José Gaos del Libro Primero de /deas significa, obviamente, una referencia inexcusable para esta traducción. Nunca dejé de tomarla cn cuenta, por lo menos respecto de los términos v expresiones más típicos del lenguaje de Husserl; busqué coincidir con ella, aun en contra de mis preferencias personales —empezando, dicho sea de paso, por el título mismo de la obra—, siempre que no me lo impidieron otras consi- deraciones objetivas. Habría sido preferible, sin duda, que la coincidencia con ella hubiera sido mayor de lo que de hecho pudo ser, pues ello habría significado, en mi opinión, un gran impulso hacia la uniformidad de la terminología husserliana en español. Sin embargo, y como una manera de ayudar a subsa- nar las dificultades que provocará de todos modos la falta de uniformidad total entre ambas traducciones, en el Glosario que aparece al final del volumen se listan también los vocablos ele- gidos por Gaos en /deas [. En este Glosario podrán apreciarse, pues, las principales coincidencias y discrepancias. *

Tomé en cuenta también, aunque desde luego no en forma de un cotejo exhaustivo, las traducciones dle Ideas 11 ya existentes al italiano, al francés y al inglés. !?

Por otro lado, debo Jlamar la atención expresamente sobre algunas peculiaridades terminológicas (y ipográficas) de la tra- ducción, pues de ellas puede depender una comprensión pre- cisa del texto,

14 Espero publicar en no muy largo plazo un estudio sobre la traducción de Gaos, en particular sobre su terminología, en el cual expondre las razones por las cuales consideré más conveniente esperar que una futura traducción nueva de Ideas / se ciña en lo posible a mi traducción de Ideas H, que ceñir ésta a la actual de Gaos, y por las cuales, en definitiva, me parece deseable que se haga esa nueva traducción, a pesar de la innegable calidad de la de Gaos.

Y Las cito en orden de aparición: /dee per una fenomenología pura e per una filosofia fenomenologica. L.ibro secondo: Ricerche fenomenologiche sopra la costituzao- ne. A cura Entvico Filippini, Giulio Einaudi editore, Perín, 1965 (Reprints Einaudi, 73: 1976). [dées directrices pour une phénoménologie et une phalosophie plurnomenologique pures, Livre Second: Recherches phénoménologiques pour la cons titution, traducido del alemán por Éliane Escoubas, Presses Universitaires de brarce, París, 082. Vease la referencia ala traducción al ingles en Leonora 6,

12 PRESENTACIÓN

En varios casos de parejas de términos alemanes que he con. siderado indispensable traducir por un sólo término castellano, la diferencia se manifiesta solamente en el uso de cursivas Pas ra uno de los términos de la pareja. Naturalmente, todos estos casos aparecen en el Glosario, pero los cito expresamente aquí para poder dar una explicación muy somera acerca de la dife. rencia de sentido entre los dos términos alemanes de cada par:

Leib cuerpo leiblich corporal Kórper cuerpo kórperlich corpóreo

“Cuerpo” [Leib] se entiende en el sentido del cuerpo (real o posible, vivo o muerto) que forma parte de un ser vivo o de un ser animado o lo integra o constituye. “Cuerpo” [Kórper) tiene en cambio el sentido de cuerpo físico, de sólido geométrico, de cosa con volumen, masa, extensión. Para eibkórper”, que reúne ambos sentidos (un cuerpo que es cuerpo), he elegido, entre otras posibles, la expresión “cuerpo corporal”.

natúrlich natural naturhaft natural natural natural

Traduzco igual los términos “natural” y “naturhaft”, pues no hallo mayor diferencia de sentido entre ellos: ambos se refieren alo que estrictamente forma parte de la naturaleza. “Natúrlich”, en cambio, designa lo natural en el sentido más amplio, que no necesariamente indica alguna relación con la naturaleza.

Gegenstand objeto Gegenstándlichkeit objetividad gegenstándlich objetivo Objekt objeto Objektitá! objetidad objektiv objetivo Objektivitát objetividad

NÑo es unánime reconocer una diferencia de sentido entre (las familias de) “Gegenstand” y “Objekt”, y entre quienes cree: mos reconocerla tampoco hay acuerdo acerca de su sentido. Lo

PRESENTACIÓN 13

común es que las traducciones traten ambos términos (y a sus familias) como sinónimos. Aquí los mantengo distinguidos de- hido a que hay pasajes en ésta y otras obras que parecen indicar alguna diferencia, así sea sólo de una manera localizada y pre- cisamente “pasajera”. La cuestión merecería un estudio propio.

Sache cosa sachlich cÓSiCcO Sachlichkert cosidad Ding cosa dinglich cósico Dinglichkert cosidad

En este caso, en cambio, la diferencia de sentido entre am- bos términos es más clara. En general, “Ding” mienta la cosa física, extensa, espacio-temporal, mientras que “Sache” tiene el sentido más amplio, y también vago, de “cualquier cosa”, de cosa en cualquier sentido (incluso, a veces, el sentido de cosa). Pero más específicamente, hay que tomar en cuenta que (para citar el acertado señalamiento de Ricocur) “en la terminología de Husserl, Ding nombra la cosa en oposición al ser animado, mientras que Sache nombra la cosa en oposición al estrato de

valores”, 16 wirklich real Wirklichkeit realidad unwirklich irreal Unwirklichkeit irrealidad real real Realitat realidad irreal irreal Irrealitát irrealidad

Esta distinción es crucial: real [wirklich] es lo real en el sent- do de lo que en verdad existe, lo existente “actual” en oposición a lo posible (o a lo irreal, lo inexistente); por su lado, real [real] no se refiere a lo “actual” o efectivamente existente, sino a lo que posec el “modo de ser” de lo sujeto a causalidad dentro

1 Paul Ricecur, “HusserEs Ideas 11: Analyses and Problems”, en op. cil, p.31n,90,

_FB——— 7

14 PRESENTACIÓN

de la naturaleza espaciotemporal (en oposición a lo irreal, que carece de ese modo de ser pero no por ello es irreal). Por lo demás. la delimitación de este concepto de realidad es asunto central en esta obra.

En Las conferencias de París y en El artículo de la Yancyclopiedia Britamica traduje como “read” también cl término “reell” —sólo poniendo el término alemán entre corchetes para distinguirlo tanto de “wirklich" como de “real”. Wusserl utiliza preferente. mente este adjetivo para referirse a los elementos o momnientos que real y efectivamente forman parte de la conciencia, que la integran o son ingredientes de ella (lo que explica la traducción de Gaos en Ideas 1), en oposición a los elementos o contenidos intencionales de la conciencia. Sin embargo, en Ideas 1 pueden encontrarse, al lado de ósta, otras aplicaciones del término. Pe- ro éste conserva en todas ellas, según parece, su sentido básico de lo que está efectivamente presente, de lo que forma efectiva: mente parte de una realidad más amplia. Lo traduzco por ello como “efectivo”, término que le dedico exclusivamente.

ideal ideal idealitát idealidad ideell ideal

Así como a lo real [real] se opone lo ideal [ideal] (lo que po- see ese otro “modo de ser” de la idealidad [/dealitát)), a lo efec- tivo [reell] se opone lo ideal [ideell]: si “efectivo” designa lo que forma parte integrante de la conciencia, “ideal” toma entonces un sentido muy cercano al de “intencional”.

physisch físico physikalisch físico

Esta distinción, muy importante en la obra, es paralela a la muy común entre “psíquico” (lo que pertenece a la psique O la mente, lo que tiene índole psíquica) y “psicológico” (lo que pertenece a la psicología, y en especial lo psíquico considerado desde la psicología). Lo físico es lo que pertenece a la naturaleza física, lo que tiene índole física; en cambio lo físico es lo que pertenece a la ciencia de la física [Physik] (término que también dov siempre en cursivas con el fin de resaltar el parentesco entlt arabos), y en especial lo físico visto o considerado físicamente.

PRESENTACIÓN 15

desde e por la física. No hay, por desgracia, un término en castellano paralelo a “psicológico”, pues cl que correspondería está va dedicado a otra disciplina.

vernúnftig racional Vernúinfiigheil racionalidad rational racional

Rationalitátl racionalidad

Razón, en el sentido de Vernunft (de donde se derivan ver- ninftig y Verninftigkeit), es, como lo digo en la Presentación de El artículo de la Encyclopwdia Britannica (cfr. p. 12), “la facul- tad o cualidad del conocimiento evidente (intuitivo, justificado, fundamentado...) o del que tiende a serlo”, mientras que, en el sentido de Ratio (de donde derivan rational y Rationalitát), “va ¿ón es la facultad o la cualidad de los conocimientos o verdades “intelectuales”, en oposición a los empíricos o de hecho”.

Tier animal (sust.) tierisch animal (adj.) Animal animal (sust.) animal animal (adj.)

Baste decir que, según el modo como Husserl usa estos tér- minos, lo animal [Aerisch] comprende sólo a los brutos (los ani- males [Tiere]), no al hombre; pero el hombre es, sin embargo, junto con todos los animales, un animal [Animal], un “ser ani mado”, como traduce Gaos.

personal personal

Personalitát personalidad personalistisch personalista persónlich personal Persónlichkeit personalidad

La diferencia de sentido es sutil, pero en algunos casos deci- siva. Personal” [personal] se refiere a los rasgos de la persona en general o en esencia, es decir, a los rasgos que pertenecen a toda persona; por su lado, “personal” [persónlich] se refiere a lo que pertenece a la persona en cuanto persona, pero en tanto que es una persona individual, concreta.

16 PRESEN TACIÓN Materie materia materiell material Stoff materia stofflich material

"Materie” y "materiell” tienen en alemán, e igualmente en el uso de Husserl. todos los sentidos que en español tienen “ma. teria” y “material”. Pero “Staff” y “stofflich” tienen en Husserl el sentido peculiar de la materia (y lo material) que, como las viven. cias de sensación, tiene cn la conciencia el papel de “soporte” de la forma dada por la aprehensión (o un papel análogo).

Sinnlichkeit sensibilidad Empfindlichkeit sensibilidad

“Sensibilidad” [Sinnlichkeit] es el término más general y con mayor tradición filosófica. Designa, o puede designar, cual. quier tipo de sensibilidad, o sea, no sólo la capacidad de tenero vivir sensaciones, sino también la de tener sentimientos y emo- ciones, por ejemplo. “Sensibilidad” [Empfindlichkeit], en cambio, solamente designa la nombrada en primer lugar.

Por último, en notas al pie introducidas en los lugares corres- pondientes, me refiero al par de neologismos que creí conve: niente introducir: “valicepción” para “Wertnehmung” y "Wertne: hmen”, y “ubiestesia” para “Empfindniss”. No encontré en estos casos un término español existente que tuviera, ni forzadamen- te, el sentido que Husserl le da a las palabras.

Hay otro neologismo que requiere una explicación especial: el de "intracomprensión” (e “intracomprender”) para traducir “Elnverstándnis” (y “einverstehen”). La elección estuvo aquí de- terminada por la conveniencia de conservar el parentesco con la traducción de los demás términos de la familia de “verstehen” [“comprender”, "emender”], como “Verstándnis”, *Verstandlich: kei” y “nachuerstehen”. Pero además, en el sentido que importa en el contexto en que Husserl utiliza estos términos en esta obra, "Einverstáindnis” no es precisamente un “acuerdo” o “consenso”, como suele traducirse la palabra, ni es siempre una “inteligencia mutua”, como la traduce Gaos, va que la “inteligencia” puede ser unilateral; la “intracomprensión” es justamente una especie de comprensión de o hacia el interior del otro o del cuerpo del otro.

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PRESENTACIÓN 17

Algunas otras peculiaridades terminológicas de la traduc- ción se explican por solas en el Glosario.

Debo decir, para terminar, que la traducción se benefició incalculablemente del trabajo que he venido desarrollando des- de hace más de tres años para elaborar un glosario que sirva de guía para traducir las obras de Husserl al español. En es- te trabajo han colaborado conmigo varios especialistas en el pensamiento y el lenguaje de Husserl, y quiero hacer público mi agradecimiento a Julia V. Iribarne y Mario A. Presas, de Ar- gentina, y a Agustín Serrano de Haro y Miguel García-Baró, de España, por las aportaciones que ya han hecho a ese trabajo y por las que estoy seguro que aún tendrán oportunidad de hacer. Naturalmente, por ahora (y acaso por desgracia) sigue siendo uno solo el único responsable de las elecciones terminológicas hechas aquí.

Con Hans Rainer Sepp, de Friburgo, he contraído una deuda de gratitud por la generosa e inteligente respuesta que dio a mis 'arias consultas y por el modo como resolvió mis turbaciones ante el alemán de Husserl. También debo dar las gracias a Mar- lene Rall por sus valiosos comentarios sobre ciertas cuestiones terminológicas clave.

Agradezco como siempre a mis colegas del Departamento de Publicaciones del Instituto su siempre dedicado y siempre confiable trabajo en todos los aspectos relativos a la publicación del libro.

Antonio Zirión Q. NOTA SOBRE LA SEGUNDA EDICIÓN

En esta segunda edición se han corregido todas las erratas y errores de traducción que han sido advertidos por o que se me han hecho notar, y que he ido consignando poco a poco en la página de Internet dedicada a ello: http://www.filosoficas. unam.mx/”77irion/Err-12.html. Desde ahora quedarán también incluidos en esa página otros dos cambios hechos con vistas a esta segunda edición y que toman en cuenta los comentarios crí- ticos que formuló Agustín Serrano de Haro en su reseña de la obra, publicada en la revista madrileña Diálogo filosófico (no. +3,

pro rrro aimio

13 PRESENTACIÓN

enero-abril 1999, pp. 122-128). Estos cambios consisten en la sustitución de “región” por “dominio”, “ámbito” o “sector” co. mo traducción de “Gebiet”, y en la sustitución de “estésico” por “estético” como traducción de “aisthetisch” en el título del Ter. cer capítulo de la Primera sección (y en todas las cornisas del capítulo que llevaban el mismo título). El primero se hace para evitar la confusión entre los diversos dominios o ámbitos de que se habla en la obra y las regiones ontológicas propiamente dichas, para las que Husserl utiliza el término de Region; el se. gundo, para que no se pierda la distinción entre dos términos prácticamente correlativos: “aesthetisch” (“estético”, en el senti. do más usual y también como lo sentido en cuanto sentido, a lo que Husserl llama también “sinnlich”, esto es, “sensible”, y “ais. thetisch” (que significa más bien lo “sentiente”, aplicado en este caso al cuerpo que siente). Ahora bien, no son éstos los únicos casos en que los señalamientos de Serrano de Haro me han pa- recido pertinentes y atendibles; pero los únicos en que, en mi opinión, el cambio era inevitable. Se conservan, entonces, otras traducciones que cuestiona en su reseña, entre las cuales las de mayor trascendencia son tal vez la de “Wertnehmung” como “va: licepción”, la de “Umbestimmung” como “redeterminación”, y la de “Personenverband” como “conglomerado de personas” (don- de la discusión versa realmente sobre la traducción de “Verband” como “conglomerado”). En estos casos, y en los demás a los que no me he referido aquí, creo que mis traducciones, si no per- fectas, no comprometen tampoco la comprensión de la obra.!' Aprovecho la ocasión para agradecerle una vez más a Agustín Serrano de Haro su reseña, que tan ejemplarmente responde al ideal, que compartimos, de propiciar una filosofía en español

vital y rigurosa.

A.Z.Q.

17 El lector interesado en las razones que creo tener para sostenerlo puede acudir a la sección de Discusión en la entrada relativa a cada uno de esos !ér- minos en el GTH: Glosario guía para traducir a Husserl: http:/ ¿www.filosoficas. unam.mx/"gth/gthi.htm.

INTRODUCCIÓN DEL EDITOR“

A la aparición de las Investigaciones lógicas (1901) siguió para E. Husserl un periodo de duda, de trabajo y de escasa actividad de publicación. En esta época se efectuó una de las grandes transmutaciones de su pensamiento, la cual se caracteriza por el descubrimiento de la “reducción fenomenológica”. En 1907 dio su primera lección sobre este nuevo método: La idea de la fenomenología? Por vez primera en 1913, apremiado por sus colegas y estudiantes, Husserl se decidió a publicar el resultado de este desarrollo en una obra sistemática, que habría de ser a la vez el verdadero programa de la fenomenología: Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica.

Plan del primer proyecto

La obra debía comprender tres libros, cuyo contenido fue deli- neado en la introducción del primero de la siguiente manera: El primer libro, la Introducción general a la fenomenología," está

2 Esta Introducción vale tanto para el libro 11 como para el 111 de las /deas, o sea, también para el siguiente tomo.

? Die Idee der Phánomenologie, cinco lecciones dictadas como introducción a “Hauptstúcke aus der Phánomenologie und Kritik der Vernunft” [“Fragmentos principales de la fenomenología y la crítica de la razón”), Gotinga, Semestre de Verano, 1907; editadas por Walter Biemel, Husserliana, t. 11, Martinus Nijhott, La Haya, 1950. [Versión española: La idea de la fenomenología. Cinco lecciones, trad. Miguel García-Baró, FCE, Madrid, 1982.)

* Apareció primero en Max Niemeyer, Halle a.d.S. 1913, 2a. y 3a. edicio- nes inalteradas, 1922 y 1928; nueva edición que toma en cuenta las anotaciones de Husserl en sus ejemplares propios, de Walter Biemel, Husserliana, t. MI, Martinus Nijhoff, La Haya, 1950. [Versión española: /deas relativas a una feno-

20 INTRODUCCIÓN DEL. EDITOR

dedicado a las consideraciones metodológicas fundamentales pax] yal análisis de la conciencia pura (posibilitado por la / reduc. ción fenomenológica, la cual también se expone en detalle) Apareció publicado en 1913.

En la introducción al primero, Husserl anuncia el segundo libro como sigue: “En el segundo libro tratamos a fondo algu. nos grupos de problemas particularmente importantes, cuya formulación sistemática y solución típica es la condición previa para poder aclarar real y verdaderamente las difíciles relaciones de la fenomenología con las ciencias físicas de la naturaleza, con la psicología y las ciencias del espíritu, pero, por otra parte, también con todas las ciencias aprióricas.”? Este libro debía contener por tanto dos partes: A) análisis, y B) consideraciones de teoría de la ciencia, para así, como prosigue Husserl en la citada introducción, “ahondar considerablemente en la comprensión de la fenomenología lograda en el primer libro y adquirir una noción incomparablemente más rica de su amplio círculo de problemas”.

Del tercer libro se dice en dicho anuncio: “Un tercero y último libro está dedicado a la idea de la filosofía. En él se suscitará la intelección de que la genuina filosofía, cuya idea es realizar la idea del conocimiento absoluto, radica en la fenomenología pura, y esto en un sentido tan serio que la fundamentación y el desarrollo sistemáticamente riguroso de esta primera de todas las filosofías es la indeclinable condición previa para toda metafísica y restante filosofía —*que pueda presentarse como

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ciencia”.

Posteriores alteraciones de este plan

El texto de la presente edición comprende: gl . sq o. , . . .._” Libro 11: “Análisis fesnomenológicos sobre la constitución , en tres secciones;

menología pura y una filosofía fenomenológica, trad. José Gaos, FCE, México, 1949 (3a. ed., 1986). Del original alemán hay una nueva edición en Husserliana. t. 11/1 y 111/2, de Karl Schuhmann, Martinus Nijhoff, La Haya, 1976.)

4. Ideen 1, p. 5. [En la versión española citada, p. 11. En ésta y las restantes citas hemos modificado la traducción.]

* Loc, cit, [Versión española: pp. 11-12.)

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INTRODUCCIÓN DEL EDITOR 21

Libro III: “La fenomenología y los fundamentos de las cien- cias”. Por tanto, éste corresponde, de acuerdo con el proyecto original, a la segunda parte del segundo libro. Falta en cam- bio el tomo que debía estar dedicado a la “idea de la filosofía”. ¿Cómo ocurrió este desplazamiento?

En el Archivo Husserl se encuentra un manuscrito del se- gundo libro, que fue escrito en 1912, o sea, inmediatamente después del primer libro. Corresponde enteramente al anuncio citado. Para el tercer libro, sin embargo, no hay ningún manus- crito de esta época —y ciertamente, todavía en 1922 Husserl se atenía al plan original, como se desprende de sus anotaciones en su propio ejemplar de la segunda edición de /deas 1.

¿Por qué no publicó Husserl el segundo libro al lado del prime- ro, si de hecho contenía los anunciados análisis fenomenológi- cos —efectuados sobre la base del método expuesto en el primer libro— y la delimitación de la fenomenología frente a las otras ciencias, empíricas y aprióricas?

Mientras que la parte del segundo libro llamada temporal- mente “de teoría de la ciencia” se mantuvo intacta en las poste- riores reelaboraciones y fue conservada en la versión de 1912, Husserl retocó los análisis repetidamente desde 1912 hasta casi 1928: la cuestión de la constitución de las objetividades en la conciencia se convierte durante esos quince años en un pro- blema principal de la filosofía husserliana y adquiere, para la fenomenología, un singular significado. No se trata ya del esbo- zo de “bosquejos fenomenológicos”, sino de que la verdadera tarea de la fenomenología consiste ahora en esclarecer la cons- titución de toda realidad. Ya en 1913, Husserl redacta primero, bajo el título de “Naturaleza y espíritu”, un gran manuscrito sobre el problema de la constitución; y los ejercicios de semina- rio de los años siguientes están dedicados ante todo a este tema. Lo que al comienzo solamente debía ser indicación y transición, fue creciendo hasta convertirse en una tarea independiente. Es- te desplazamiento es atribuible no solamente al hecho de que

Íf. Sobre el concepto de constitución de Husserl, cfr. el artículo de E. FINk, “Das Problem der Phánomcenologie E. Husserls”, Rev. Intern. de Philosophie, 1939, no. 2, pp. 237-238.

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99 INTRODUCCIÓN DEL EDITOR

Husserl no estuviera conforme con el primer esbozo del segun: do libro, sino a que amplió tanto los análisis de la constitución, que el tratamiento de las relaciones de la fenomenología con las ciencias ya no hallaba sitio en el segundo libro y por ello tuvo que ser considerado como libro tercero. La llamada “parte de teoría de la ciencia” / tomó así el lugar de aquella “filosofía pri- mera” anunciada en 1912 pero que no fue escrita en el marco de las “Ideas”. Cuando se habla de esa parte, Husserl remite, dentro de las redacciones posteriores, al “tercer libro” y ya no, como antes, a la "segunda parte del segundo libro”. El vasto manuscrito de un curso de 1922-1923 con el título “Filosofía primera” será publicado como un volumen independiente, ya que Husserl mismo dejó de considerarlo como perteneciente a las “Ideas”.

El libro II, la “parte de teoría de la ciencia”, fue acogido sin cambios en todas las redacciones posteriores, y se basa por tanto enteramente en el primer esbozo de 1912. En lo que sigue se dará un breve panorama de las diferentes reelaboraciones del segundo libro.

En la muy apretada exposición del manuscrito de 1912 se trata la constitución de la naturaleza intuitiva-sensorial y en conexión inmediata con ella la de cuerpo y alma. Con una repetición de los resultados principales de estos análisis, Husserl pasa luego a las ciencias correspondientes a estas objetividades, ciencias que por su lado son fundadas por las ciencias aprióricas. Estas últimas reciben a su vez, de la fenomenología, la dilucidación efectiva.

En 1915, Husserl hizo una nueva redacción del segundo libro, en la cual recogió mucho del manuscrito de 1912, así como de sus manuscritos para los cursos de 1913 y 1915. Edith Stein, que desde 1913 se contaba entre las discípulas de Husserl, hizo (tal vez alrededor de 1916) una transcripción en escritura nor mal de este manuscrito estenografiado, para lo cual también recurrió al primer borrador de 1912 (para el tercer libro, ex: clusivamente a este último). Esa primera transcripción de Stein comprendía 294 páginas tamaño folio para el segundo libro, y 238 páginas para la “parte de teoría de la ciencia”. La primera transcripción que hizo Stein del segundo libro no se conserva completa: incluía los $$ 1-17 del texto que aquí se presenta, del

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INTRODUCCIÓN DEL EDITOR 23

$ 18 solamente la introducción, la primera mitad del punto a) y el punto f) entero, volvía luego a corresponder en los $$ 19-33, sólo que el 25 y el 33 eran menos extensos. En el $33 se corta el texto de la redacción de 1915;* / la primera redacción de Stein prosigue luego con el manuscrito de 1912, y corresponde Justamente al Anexo 1 del Tercer Libro, cuyo primer parágrafo se tomó como $34, etc., hasta el $6 que quedó como $39 de la primera redacción de Stein.

Probablemente en 1918, Edith Stein hizo una segunda re- dacción del segundo libro, igualmente en escritura normal en hojas tamaño folio, pero de más del doble en extensión que la primera (más de 700 páginas). Ésta correspondía ya, a grandes rasgos, al texto que se presenta aquí, prescindiendo de los ane- xos. Mediante la inclusión de numerosos manuscritos distintos, Stein amplió los $$ 18, 25 y 33, y agrupó el texto en forma to- talmente nueva a partir de la página 143. De aquí en adelante no había ya para la segunda sección un manuscrito ininterrum- pido. En los $5 34 y 36-40 utilizó pasajes sueltos de su primera redacción. A partir del 833, las últimas hojas del manuscrito de 1912 y 1915 se agruparon con numerosos manuscritos distintos, sobre todo de los años de la guerra, cuyas fechas llegan hasta enero de 1917. Es de suponer que Husserl le dio a Edith Stein una selección de manuscritos cuyo empleo dejó a su discreción, Ya en los primeros 33 parágrafos, todavía relativamente unita- rios según el manuscrito, fueron acogidas partes del borrador de 1912 en un cruzamiento a primera vista asombroso; para la segunda mitad de la sección se alternan, unos con otros, los más diferentes manuscritos. Este proceder, que corresponde a la reanudación, el recomienzo y la anticipación de la marcha del pensamiento, recibe su justificación cuando uno reflexio- na sobre lo dicho por Husserl: (es) “un resultado importante de nuestra consideración, que la naturaleza” y el “cuerpo”, en su entrelazamiento con éste también el alma, se constituyen en corre- ferencia unos a otros, a la vez que unos con otros”.£ La unidad de

* En la edición alemana se hace referencia aquí a un cuadro sinóptico del manuscrito que aparece al final de la obra, y que no se incluye en la presente edición en español.

YX Véase la conclusión del $4 del Anexo 1 del tercer libro.

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94 INTRODUCCIÓN DEL EDITOR

la constitución de cosa, cuerpo y alma, su “simultaneidad”, que hay que entender bien, excluye toda teoría de estratos psicolo. gista; en el primer borrador ella está enfatizada con más fuerza que en las versiones posteriores.

Para la tercera sección (“La constitución del mundo espi- ritual”) tenemos de nuevo un gran manuscrito principal de Husserl, aun cuando Edith Stein también incluyó aquí otros análisis para ampliarlo. Si bien este manuscrito ya está escrito en 1913 (casi exclusivamente en escritura normal, en pliegos tamaño folio), fue considerado por vez primera en la segunda redacción de Stein, y justo las hojas parcialmente no escritas han sido intercaladas en la versión de Stein.

En 1924 parece entonces haber descansado el trabajo en las “Ideas 1”. Solamente en la tercera sección de la segunda ver- sión de Stein incorpora Husserl anotaciones, complementos, modificaciones.

En 1924-1925, el profesor Ludwig Landgrebe, que un año antes se había convertido en el asistente particular de Husserl, hizo una transcripción a máquina de las “Ideas 11 y 111”, tal co- mo se hallaban en el manuscrito de Edith Stein. Como se dijo, Landgrebe tuvo que tomar en cuenta, ante todo, propuestas de cambios de Husserl en la tercera sección, así como un gru- po de hojas suplementarias, y comparó también el texto con los originales para eliminar errores de escritura. Landgrebe no em- prendió ampliaciones independientes del texto principal, pero incluyó como anexos numerosos manuscritos y partes de ma- nuscritos: tanto textos paralelos como textos que están cerca de las “Ideas” en cuanto al contenido, pero que se salen de su planteamiento inmediato de los problemas y echan miradas so- bre el círculo de cuestiones que las rodean. Además, incorporó en los anexos las partes de los manuscritos no acogidas en el texto; así, por ejemplo, teniendo a la mano el Anexo I del tercer libro, puede reproducirse el primer borrador en su frescura y originalidad peculiares./

Á En relación con el origen y colocación de los anexos, y en general en relación con la descripción más detallada del manuscrito y las redacciones, véase el Apéndice Crítico al final del volumen.

INTRODUCCIÓN DEL EDITOR 25

Para el texto de la presente edición tuvo que servir como base la redacción de Landgrebe, ya que es la más tardía y la más completa. Fue necesaria una nueva transcripción, en vista de los numerosos complementos, anexos y anotaciones que Husserl añadió a esta versión entre 1924-1928, Estas adiciones fueron ya transcritas por el profesor $. Strasser a partir de la versión estenográfica.

En la incorporación de posteriores añadidos se procuró for- mar un texto lo más completo posible, sin romper / la unidad de la obra. Las anotaciones fueron por ello manejadas según los principios siguientes:

1) Las rectificaciones y los complementos pudieron casi siem- pre ser acogidos inmediatamente en el texto.

2) Las perspectivas sobre nuevos círculos de problemas y las observaciones críticas fueron dadas en las notas al pie.

3) Las hojas añadidas que no podían ser inmediatamente acogidas en el texto, fueron incorporadas como anexos, e igual- mente algunos pasajes que Husserl tachó en la versión de Land- grebe, así como partes de los manuscritos no recogidas en el texto principal.

4) Las observaciones terminológicas y las anotaciones Críti- cas, que externan insatisfacciones sin dar una nueva exposición, fueron recogidas en el apéndice crítico.

En el apéndice crítico se informa acerca de todas las adi- ciones que Husserl hizo en la redacción de Landgrebe (o sea después de 1924), en la medida en que son de interés en cuanto al contenido y no solamente mejoran el estilo o la redacción. Ahí en todo caso se dará cuenta de las variantes de las diferentes versiones, así como de las pocas intervenciones en el texto que fueron indispensables durante la edición.

Por lo demás, se evitó en lo posible las intervenciones más o menos independientes; ni siquiera las repeticiones fueron ta- chadas, cuando no se trataba demostrablemente de un doble empleo de uno y el mismo manuscrito. Las libertades en la redacción que Husserl concedía a sus asistentes, nos permiti- mos tomarlas solamente en la medida en que Husserl mismo haya tenido la posibilidad de revisar tales intervenciones. Las peculiaridades estilísticas no fueron alteradas, e igualmente, en

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26 INTRODUCCIÓN DEL. EDITOR

todos los casos en que la “precisión gramatical” podía alterar el sentido, se mantuvo la puntuación inicial; en casos de duda se volvió también al original, y en suma, todo el texto fue una vez más comparado con los manuscritos hasta donde éstos se han conservado (aproximadamente cuatro quintas partes).

La división del texto en parágrafos fue tomada de la versión de Landgrebe; procede en gran parte ya de las redacciones de Stein, que también fueron la base para la división del libro 11 en secciones y la del libro lll en / capítulos. La división en ca- pítulos del libro Il, en cambio, fue asentada por Husserl en la versión de Landgrebe sólo someramente: en la primera sec. ción, Husserl señala los cortes y los encabezados casi completos; en la segunda sección, los cortes e indicaciones a modo de cla- ves para el título; en la tercera sección anota solamente vagas insinuaciones en el índice de Landgrebe, y estos encabezados de capítulo proceden, pues, del editor. El título de los libros procede igualmente del editor.

El agradecimiento más encarecido le corresponde en primer lugar al director del Archivo Husserl, profesor H.L. Van Breda O.F.M., que impulsó y dirigió constantemente los trabajos. De igual modo, quiero agradecer sinceramente al profesor Ludwig Landgrebe, de Kiel, quien nos dio datos e indicaciones de gran valor, así como a los colaboradores del Archivo: doctora L. Gel- ber, doctores $. Strasser y Sra., y a mi esposo, Walter Biemel, cuyo consejo y ayuda fue en todo momento de gran valor.

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Durante el 40, Congreso de la UNESCO (París, 1949), la asamblea general resolvió encomendar al Director General el fomento de la co- laboración internacional en la región de la filosofía y las ciencias del espíritu.

En el marco de la ejecución de esta resolución, la UNESCO ha otor- gado al Archivo Husserl una subvención financiera para los trabajos preparatorios de la edición de los manuscritos de Husserl, a instan: cias del C.1.P.S.H. -al cual le fue recomendada la subvención por la Fédération Internationale des Sociétés de Philosophie.

Lovaina, MARI Y BIEMEL

Libro Segundo:

Investigaciones fenomenológicas sobre la constitución

SECCIÓN PRIMERA:

LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

CAPÍTULO PRIMERO

LA IDEA DE LA NATURALEZA EN GENERAL!

$ 1. Delimitación provisional de los conceptos de naturaleza y de experiencia (exclusión de los predicados de significación)

Comenzamos nuestras nuevas discusiones con la NATURALEZA, y justamente en cuanto OBJETO DE LA CIENCIA DE LA NATURALEZA. La naturaleza es, se dirá ante todo, EL “ORBE” ESPACIO-TEMPORAL EN SU TOTALIDAD, EL DOMINIO TOTAL DE LA EXPERIENCIA POSIBLE: por ello las expresiones ciencia de la naturaleza y ciencia de experiencia suelen usarse como sinónimas.? El orBE abarca todo lo “mundano”, pero no todo en senti- do pleno, no todos los objetos individuales en general.? Hay por tanto que preguntar: ¿cómo se determinan precisamente la naturaleza y la percepción de la naturaleza, la experiencia de la naturaleza? Ahora bien, desde un principio dijimos que LA NATURALEZA ES EL. CAMPO DE LAS REALIDADES TRASCENDENTES, y JUS- tamente de las ESPACIO-TEMPORALES. Pero, como en seguida se pondrá de manifiesto, el concepto de la objetividad espacio- temporal real no es suficiente. De inmediato se echa de ver que NO TODOS LOS PREDICADOS que es posible atribuir con verdad a LAS REALIDADES ESPACIO-TEMPORALES, y que realmente les atribuimos, pertenecen ya por eso a la esencia del objeto de la naturaleza / que es el correlato de la idea de la ciencia de la naturaleza. Mas nuestra consideración debía atenerse a la naturaleza en el sen- tido de esta correlación. Ahora bien, no es de ninguna manera propio del carácter de esta ciencia restringirse arbitrariamente en la selección de sus objetos o de los predicados que correspon- den a sus objetos. Más bien se encuentra en su base UNA IDEA ESEN- CIAL DE NATURALEZA, bien que una idea no definida. Correlativa-

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32 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

mente: la conciencia que funciona como experiencia científico. natural y por ello también como pensamiento de experiencia científico-natural, tiene SU UNIDAD FENOMENOLÓGICA ESENCIAL, Esta conciencia tiene su correlato esencial en la naturaleza; una “APERCEPCIÓN” dominante DETERMINA de antemano QUÉ €s y qué no es objeto científico-natural, y por ende qué es y qué no es naturaleza en el sentido científico-natural. Esto es lo que se trata de aclarar. En este respecto es desde luego eviden. te que TODOS LOS PREDICADOS que le atribuimos a las cosas bajo los rubros de encanto, belleza, utilidad, conveniencia práctica, perfección, quedan completamente fuera de consideración (va- lores, bienes, finalidades, instrumentos, bueno-para-algo, etc.). Éstos no le conciernen al investigador de la naturaleza; no per- tenecen a la naturaleza en su sentido.

$ 2. La actitud cientifico- natural como actitud teórica

Esto se comprenderá cuando consideremos más detenidamente | el CARÁCTER DE LA ACTITUD del sujeto que intuye y piensa de mo- | do científico-natural; mediante la descripción fenomenológica | de esta actitud reconoceremos que lo que él llama NATURALE- ZA es precisamente el correlato intencional de la experiencia ejecutada en EsTA actitud. Ensayamos primero la siguiente FOR- MULACIÓN: LA ACTITUD TEMÁTICA DE LA EXPERIENCIA y la investigación experimental NATURALES del CIENTÍFICO DE LA NATURALEZA, €s la ac- titud DÓXICO-TEÓRICA.* Frente a ella hay OTRAS ACTITUDES, a saber, la actitud valorativa (la que, en el más amplio sentido, valora lo bello y lo bueno) y la actitud práctica. Obviamente, hablar de ac- titudes remite al sujeto respectivo, y conforme a ello hablamos del SUJETO TEÓRICO O TAMBIÉN COGNOSCENTE, del SUJETO VALORATIVO y PRÁCTICO.

/3/ La NATURALEZA ESTÁ AHÍ PARA El. SUJETO TEÓRICO; pertenece a la esfera de sus correlatos. Claro está que eso no quiere decir simplemente que la naturaleza quede ya perfectamente determi- nada como correlato de un sujeto teórico, de un sujeto cognos- cente posible. La naturaleza es objeto del conocimiento posible, pero no agota el reino total de tales objetos. LA NATURALEZA COMO MERA NATURALEZA NO INCLUYE VALORES, OBRAS DE ARTE, €tC.

LA IDEA DE LA NATURALEZA EN GENERAL. 33

que son, sin embargo, objetos de conocimiento y ciencia posi- bles. Pero consideremos inicialmente lo general.

$ 3. Análisis de la actitud teórica, del interés teórico 5

ACTITUDTEÓRICA: ¿qué quiere decir esto? La actitud teórica no es-

meramente determinada por las vivencias de conciencia que

designamos como actos dóxicos! (objetivantes), como actos de re-

presentación, de juicio, de pensamiento (con lo cual queremos

ahora tener a la vista siempre actos no-neutralizados);? pues en

la actitud valorativa y práctica se presentan también vivencias

dóxicas.? Más bien lo CARACTERÍSTICO estriba EN La MANERA COMO tales vivencias son EJECUTADAS en la función de conocimiento. Esto no solamente ocurre en general de tal modo que una mi- rada del sujeto se dirige a través de ellas a lo representado, lo percibido, recordado, pensado; más bien el sujeto vive en estos actos de una manera fenomenológicamente señalada. Una cosa es ver, esto es, en general, vivenciar, experimentar, tener en el campo de percepción, y otra ejecutar el ver en el sentido espe- cial, percatándose, “vivir” en el ver de una manera eminente, actuar en cuanto yo en el sentido especial “creyendo”, juzgan- do, ejecutar un acto de juzgar como un cogito, estar dirigido a lo objetivo con mirada activa, el estar-dirigido específicamen- te MENTANTE. Una cosa es tener en general conciente que el cielo azul es, y otra vivir en la ejecución del juicio —el cielo es ahora azul— percatándose, captando, mentando específica- mente. A las vivencias dóxicas en esta actitud, en este modo de ejecución (yo pienso, yo ejecuto un acto en el sentido específi- co, yo pongo el sujeto / y pongo a continuación el predicado, y así sucesivamente), las llamamos actos teóricos. En ellos, un

% Sobre el concepto de neutralización, cfr. “Ideen”, Libro 1, p. 264 ss. (222 ss.) <El primer número de página se refiere a la nueva edición, amplia- da, de Husserliana; el número de página que aparece entre paréntesis, a la publicación de la editorial Niemeyer.> [La “nueva edición” en Husserliana a la que se refiere la editora es la de Walter Biemel de 1950, y no, obviamen- te, la de Karl Schuhmann de 1976 (que trae en los márgenes, por cierto, los números de página de la edición original de Niemeyer). En estas notas doy

también la referencia de la versión castellana citada en la Presentación: /deas (Libro primero), p. 258 ss.]

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34 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL,

objeto no está solamente ahí sin más para el yo, sino que el yo está, en cuanto yo, dirigido a él PERCATÁNDOSE (luego pensando, poniendo activamente), y con ello a la vez CAPTANDO; en cuanto yo “teórico”, es objetivante en el sentido actual. $

$ 4. Actos teóricos y vivencias intencionales “predadoras”? Supongamos que el sujeto (aquí entendido siempre como el ego que pertenece inseparablemente a todo cogito,*% como suje- to puro) es sujeto teórico en este sentido, cosa que no siempre es. Que es por ende “OBJETIVANTE” en el sentido específico: que capta y pone como existente (en el modo de validez de la men. ción de ser) una objetividad del sentido respectivo, y además la determina en síntesis explicitadoras, eventualmente en for. ma predicativajudicativa.!! Entonces, empero, la objetividad de que se trata ya está, ANTES de estos actos teóricos, consti- tuida concientemente mediante ciertas vivencias intencionales, y, no obstante, en modo alguno mediante todas las que en el sujeto puro pueden distinguirse como referidas a esta objeti- vidad. Con otras palabras: que éstas estén referidas a ella no quiere decir QUE LA MIRADA DEL MENTAR ESPECÍFICO, IMPERANTE EN TODOS LOS ACTOS TEÓRICOS, pase por así decirlo a través de ellas; más bien, pasa solamente a través de aquellas que para el ob- jeto teóricamente captado como tal son dadoras de sentido o determinantes. Las vivencias restantes, por ejemplo VIVENCIAS DE EMOCIÓN, vivencias de esta o aquella especie particular, son vivenciadas, y en cuanto vivencias intencionales son también CONSTITUYENTES; constituyen para el objeto de que se trata NUE: VOS ESTRATOS OBJETIVOS, pero estratos HACIA LOS CUALES EL SUJETO NO ESTÁ EN ACTITUD TEÓRICA; SON, pues, vivencias que no CONSTI- TUYEN el respectivo OBJETO TEÓRICAMENTE MENTADO Y JUDICATIVA- MENTE DETERMINADO COMO TAL (o no ayudan, en función teórica, a determinar este objeto). Sólo mediante un GIRO DE LA MIRA- DA TEÓRICA, mediante un cambio del interés teórico, salen ellas /5/ del / estadio del constituir!? preteórico al del teórico; LOS NUE: VOS ESTRATOS DE SENTIDO ENTRAN EN EL MARCO DEL SENTIDO TEÓRICO: un objeto nuevo, un objeto mentado en un sentido nuevo y más

b Cfr. p. 8.

LA IDEA DE LA NATURALEZA EN GENERAL 35

propio, es objeto de la captación y la determinación teórica en nuevos actos teóricos. Aquí la ENTERA INTENCIÓN DE LA CONCIENCIA es una intención esencialmente CAMBIADA, y también los actos responsables de las OTRAS daciones de sentido han experimen- tado una MODIFICACIÓN FENOMENOLÓGICA. Se pone de manifiesto en qué medida es ésta una situación necesaria en el hecho de que INCLUSO LOS ACTOS TEÓRICOS, con los cuales el sujeto puro se refiere a un objeto dado, delimitado con un sentido constitutivo (por ejemplo, un objeto de la naturaleza), ya se presenten como actos que confieren el papel de sujeto o de atributo, como actos de coleccionar, de poner en relación, o como actos de otra ín- dole, EJERCEN AL PUNTO TAMBIÉN UNA OPERACIÓN CONSTITUYENTE; Se constituyen objetividades “CATEGORIALES” (en un sentido entera- mente determinado: objetividades de pensamiento), las cuales, sin embargo, sólo se convierten por su lado en OBJETOS TEÓRICOS precisamente cuando el sujeto teórico se orienta, mentándolas, hacia estas nuevas objetividades (ante todo, pues, estados de co- sas, colecciones, etc.), cuando ejecuta, pues, nuevos actos que las captan en su ser y las determinan teóricamente, es decir, actos-de-sujeto, actos-de-predicado, etc., de un nivel superior. Con referencia a estos actos de nivel superior —siempre ini- ciados por giros de la mirada del mentar específico, que po- drían decirse una especie propia de “reflexión”—,* las objeti- vidades categoriales constituidas mediante los actos teóricos precedentes son PREDACIONES. (Esta situación rige también, en forma análoga, en otros casos en que la función de preconstitu- ción es ejercida por actos emotivos.) Si tiene lugar el giro de la mirada, entonces los actos predadores, en nuestro caso los categoriales, han transcurrido ya en su modalidad de ejecución primigenia; ya no son ahora pasos actuales del mentar / es- pontáneo y el determinar teórico, del poner el sujeto, poner el consecuente, del coleccionar paso a paso, etc.; están vivos solamente en otra forma esencialmente modificada del tener “todavía” conciente lo constituido y mantenerlo asido (como

* “Reflexión” se toma aquí en un sentido ampliado, que no comprende solamente la captación de actos, sino todo “giro retrospectivo”, toda desviación de la dirección natural de la actitud hacia el objeto. Por ejemplo, aquí entraría también el volverse hacia los noemata, cuya multiplicidad trae la cosa idéntica a la aparición.

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Í

36 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

también ocurre ya en la conformación continuada de los ac. tos categoriales respecto de los que los preceden en la cadena) y además precisamente en la forma del proyectar un rayo de mención sobre sus “resultados” sintéticos.

Estas difíciles relaciones tienen que ser, pues, bien compren. didas y atendidas. “Tiene uno que caer en la cuenta de que EN La PECULIARIDAD DE LA ACTITUD TEÓRICA Y DE SUS ACTOS TEÓRICOS (Cuyo ejercicio hace del sujeto un sujeto teórico) reside EL QUE EN CIERTA MANERA SE ENCUENTREN EN ELLOS DE ANTEMANO 1.08 OBJETOS que por primera vez LLEGAN A SER teóricos. Así pues, preteóricamente ya hay objetos constituidos, sólo que no son objetos teóricamente apropiados, mentados en el señalado sentido, y menos aún ob-

jetos de actos que los determinen teóricamente.

Como se desprende de lo que se acaba de decir, LOS 0BJ£TOS “PREDADOS” MISMOS PUEDEN “PROCEDER” PRIMIGENIAMENTE DE ACTOS TEÓRICOS, O sea, pueden ser ya en este respecto objetos teóricos, Esto puede suceder de diferentes maneras; ante todo en la for- ma siguiente: tales objetos teóricos acaban de ser constituidos primigeniamente en actos teóricos ejecutados “propiamente” (esto es, espontáneamente) y acto seguido una mirada de men- ción captadora del sujeto teórico se dirige a lo así constituido, Esto es posible porque los pasos espontáneos singulares de los actos permanecen, tras su ejecución, retencionalmente mante- nidos en la conciencia, y justamente en la forma modificada de estados PASIVOS, y porque, por último, al final de todo el pro- ceso de pensamiento se halla un estado unitario de conciencia que, en analogía a una simple representación, puede fungir co- mo conciencia que predá, y puede adoptar una nueva dirección teórica de la mirada a su objeto conciente unitariamente en él.

Pero manifiestamente son también posibles otros casos. Así, por ejemplo, un estado de cosas constituido con anterioridad en el pensar / espontáneo y articulado puede “volver a emer- ger” en la forma de una OCURRENCIA recordativa, Lo hace en el medio de una modificación reproductiva del estado que es resultado final del pensar anterior, y ésta funge ahora como conciencia predadora para los actos de la nueva actitud teórl- ca. Lo mismo sucede con “ocurrencias” teóricas en las cuales emergen como certezas, posibilidades o probabilidades, estados de cosas NuEvos, es decir, no meramente vueltos a representa!

LA IDEA DE LA NATURALEZA EN GENERAL 37

recordativamente, y fungen como 'estímulo' para el pensar refe- rido a ellos. Obviamente, LAS PREDACIONES de actos cualesquiera de una actitud teórica (en otras palabras, los actos categoria- les ejecutados en primigenia espontaneidad del pensamiento) NO PUEDEN REMITIR SIEMPRE A ACTOS TEÓRICOS de los cuales proce- dan. LLEGAMOS, PUES, EN TODO CASO, A OBJETIVIDADES PREDADAS QUE NO PROCEDEN DE ACTOS TEÓRICOS, que sc constituyen por ende en vivencias intencionales que no les imprimen conformaciones lógico-categoriales de ninguna índole.

Hasta aquí sólo hemos hablado de predaciones de actos teó- ricos. Pero lo mismo vale también respecto de otros actos es- pontáneos y sus predaciones;!* la discusión requiere aquí, pues, de un complemento. Paralelamente a la actitud teórica, corren como posibilidades la actitud axiológica y la actitud práctica. En este respecto pueden comprobarse resultados análogos. Áctos valorativos (en lo posible tomados en sentido amplio como cua- lesquiera actos de agrado y desagrado, de cualesquiera tomas de posición de la esfera emotiva y de cualesquiera síntesis ejecu- tadas en la unidad de una conciencia emotiva y esencialmente propias de ella) pueden referirse a objetividades predadas, y en ello su intencionalidad se muestra a la vez como constitutiva para objetividades de nivel superior, análogas a las objetivida- des categoriales de la esfera lógica. Nos las vemos, pues, con una clase de objetividades que se constituyen como produc- tos espontáneos, como conformaciones politéticas de los actos politéticamente unificados (enlazados en la unidad de un acto constituyente) que las producen. No son solamente, en general, objetividades fundadas y en ESTE sentido objetividades de nivel superior, sino / objetividades que precisamente se constituyen primigeniamente como productos espontáneos y que sólo co- mo tales pueden venir a darse originariamente.!!

Aclarémonos esto con un ejemplo. Pusimos antes en con- traposición el mero tener conciente en la visión el cielo azul y la ejecución teórica de este acto.* Dejamos de ejecutar el ver de esta manera señalada cuando, viendo el cielo azul resplande- ciente, vivimos en el arrobo ante él. Si hacemos esto, no estamos en la actitud teórica o cognoscente, sino en la actitud emotiva.

4 Cfr. p.3.

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A la inversa, bien puede haber agrado mientras nos hallamos en actitud teórica, cuando como físicos estamos dirigidos, obser. vándolo, al cielo azul resplandeciente; pero entonces no vivimos en el agrado. Ésta es una modificación fenomenológica esen. cial del agrado, o del ver y el juzgar, según la cual pasamos de una actitud a la otra. ESTE PECULIAR CAMBIO DE ACTITUD PERTENE. CE COMO POSIBILIDAD IDEAL A TODOS LOS ACTOS, y en todos ellos le corresponde la modificación fenomenológica correspondiente, Es decir, todos los actos que no son desde un principio teóri. cos, pueden convertirse en actos teóricos mediante un cambio de actitud. Podemos contemplar un cuadro “disfrutándolo”, Entonces vivimos en la ejecución del agrado estético, en la ac- titud de agrado, que precisamente es una actitud “disfrutante”. Podemos luego, con los ojos del crítico de arte o del historiador del arte, juzgar el cuadro como “hermoso”. Entonces vivimos en la ejecución de la actitud teórica, judicativa, y ya no en la actitud valorativa, en la actitud del agrado. Si entendemos por “VALORAR”, “APRECIAR”, el comportamiento emotivo, y justamen:- te como un comportamiento EN EL CUAL VIVIMOS, entonces no se trata de un acto teórico. Si lo entendemos, como EQUÍVOCAMEN- TE sucede con frecuencia, como un tener-por-valioso judicativo, eventualmente como un predicar sobre el valor, entonces con ello se expresa un comportamiento teórico y no un comporta- miento emotivo. En el último caso, en el juicio sobre el valor, tal como nace de la actitud del abandono puramente disfrutante, la obra de arte es objetiva de una manera totalmente distinta: es intuida, pero / no solamente intuida sensiblemente (no vi- vimos en la ejecución de la percepción), sino AXIOLÓGICAMENTE INTUIDA. En el abandonarse activo del estético “estar-ocupado- con-ella-en-el-agrado”, del gozo estético entendido como acto, el objeto, dijimos, es objeto del disfrute. Por otro lado, en el juz: gar estético, en el estimar, ya no es objeto en el mero abandono disfrutante, sino objeto en el sentido particular doxotético: lo intuido está dado con el carácter de la amenidad estética como propiedad suya (constituyente de su ser-así). Ésta es una nueva objetividad “teórica”, y justamente una objetividad peculiar de nt vel superior. Viviendo en el INTUIR MERAMENTE SENSIBLE, €l del nivel inferior, ejecutándolo teóricamente, tenemos UNA MERA CO: sa captada teóricamente de la manera más simple. Pasando 4 la

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captación de valor y al juicio de valor estéticos, tenemos más que una mera cosa; tenemos la cosa con el carácter del valor co- mo propio de su ser-así (o con el predicado expreso del valor), tenemos una cosa valiosa. Este objeto de valor, que en su sentido objetivo encierra el carácter de la valiosidad como propio de su ser-así, es el correlato de la captación teórica del valor. Es por tanto un objeto de nivel superior. Observamos que el juicio de valor original-general, hablando en términos generales, toda CONCIENCIA QUE ORIGINARIAMENTE CONSTITUYE UN OBJETO DE VALOR COMO TAL, posee en necesariamente un COMPONENTE que per- tenece a la ESFERA EMOTIVA. La más primigenia constitución de valor se ejecuta en la emoción como aquel abandono disfrutan- te preteórico (en un sentido amplio de la palabra) del sujeto-yo sensible, para el cual ya desde hace décadas he usado en clase la expresión valicepción.* La expresión designa, pues, dentro de la esfera del sentimiento, un análogo de la percepción, la cual representa en la esfera dóxica el primigenio estar (captante) del yo cabe el objeto mismo. Así, en la esfera emotiva, aquel sen- tir en el cual el yo vive en la conciencia el estar cabe el objeto *mismo' sintiendo, y esto es precisamente lo que se quiere decir al hablar de disfrute. Empero, tal como hay por así decirlo un representar a distancia, un mentar representativo vacío que no es en mismo un estar cabe, así hay un sentir vacío referido a objetos; y así como aquél se cumple en el representar intuitivo, así el sentir vacío / se cumple mediante el disfrute. En ambos lados tenemos intenciones paralelamente aspirativas: el aspi- rar representativo (cognoscente, que tiende al conocimiento) y el valorativo, que tiende a la expectativa, al disfrute. Á esta similitud debía dar expresión el paralelismo de las expresiones percepción - valicepción. Sentir el valor sigue siendo la expre- sión más general para la conciencia del valor, y en cuanto sentir, se encuentra en todos los modos de dicha conciencia, incluso en los no originarios.

A este respecto también hay que advertir que hasta en una conciencia valiceptiva (y, en giro dóxico, intuitiva del valor),

* Como en el original, construyo la expresión “valicepción” (en alemán "Wertnehmung”) en analogía con “percepción” (en alemán “Wahrnehmung”). Ésta remite a un “tomar (recibir, acoger) lo verdadero”; aquélla quiere remitir a un “tomar (recibir, acoger) lo valioso (o el valor)”.

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la intuición puede ser “inadecuada”, o sea, anticipativa y pro. vista por ello de horizontes del sentimiento que se adelantan en vacío, a semejanza de una percepción externa. En una mi. rada capto la belleza de un gótico antiguo, belleza que sólo capto plenamente en la valicepción ininterrumpida, cuyo giro dóxico correspondiente suministra una plena intuición de va. lor. Finalmente, la mirada fugaz puede ser anticipativa de modo totalmente vacío, preapresar la belleza, por así decirlo, a partir de un indicio, sin que sea realmente captado lo más mínimo. Y esta anticipación del sentimiento le basta ya a un giro dóxico ya la predicación.!% Lo mismo ocurre por todas partes. Incluso en la esfera de la voluntad. Es la diferencia entre el querer actual, el vivir en la actitud volitiva, y, en actitud teórica, poner y juzgar lo querido como algo prácticamente exigido, y casos por el estilo, Podemos vivir en el resolverse volitivo o en el hacer que lo lleva a efecto: entonces están presupuestos ciertos actos representa- tivos, eventualmente actos de pensamiento de diferente nivel, y: actos valorativos. Pero en conjunto son actos que no son ejecu- tados en el sentido señalado. La ejecución propiamente dicha radica en el querer y el hacer. La actitud cambia y se vuelve teórica cuando echamos una mirada teóricamente captanteala resolución y a la acción y similares, y eventualmente juzgamos sobre la base de este comportamiento teóricamente intuitivo o representativo.

De hecho, se trata aquí de PECULIARIDADES ESENCIALES gene: rales que pertenecen a todos los actos edificados de modo fundado. El sujeto que vivencia puede ante todo, en general, , vivir en la ejecución de un acto, y a ello es equivalente la ex-

11/ presión: el yo está / DIRIGIDO en el SENTIDO SEÑALADO a lo dado objetivamente, está abandonado a lo objetivo. En ello, lo ob- jetivo está conciente como caracterizado de diferente manera según la especie fundamental del acto: OBJETO DE JUICIO, OBJETO | DE VALOR, OBJETO DE LA VOLUNTAD. Sin embargo, a esta situación pertenece a priori la “posibilidad” de un cambio de actitud del sujeto, en virtud del cual, siempre y cuando no esté desde un principio en una actitud teórica, PUEDE PASAR A UNA ACTITUD TEÓ: RICA, en la cual, pues, lo objetivo SE VUELVE OBJETO TEÓRICO, esto es, objeto de una POSICIÓN DE SER ACTUALMENTE EJECUTADA, en la cual el yo vive y capta lo objetivo, lo apresa y pone como ente:

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$5. Espontaneidad y pasividad; actualidad e inactualidad de la conciencia

Esta capacidad, este YO PUEDO del sujeto, puede en cualquier mo- mento hacerse temático y, a su manera, ser visto. Y así, lo que era conciente y objetivo “preteóricamente”, se vuelve “propiamen- te” conciente en su objetividad en la captación teórica reflexiva que subsiguientemente lo “descubre”.!% Aquí hay por ende que observar que en las diversas combinaciones de actos tcóricos y otros actos se presentan diferencias fenomenológicas esenciales que resulta más fácil ver que describir distintamente. Ante todo, en atención a ellas hablamos de ACTITUDES TEÓRICAS, AXIOLÓGICAS Y PRÁCTICAS, insinuando a la vez con ello que “tener vivencias in- tencionales en el nexo de conciencia” e incluso “ejecutar actos como espontaneidades” no significa todavía tanto como ESTAR EN ACTITUD ORIENTADA HACIA SUS OBJETOS, en especial en actitud teórica o en actitud orientada hacia valores o hacia acciones en general, hacia lo práctico en todo sentido, por amplio que sea. Estamos en tal actitud solamente cuando vivimos en los actos de que se trata en un sentido eminente, es decir, cuando estamos di- rigidos a sus objetos de una forma eminente. SE CRUZAN AQUÍ DOS CLASES DE DIFERENCIAS. Por una parte, la diferencia DEL ACTO ESPON- TÁNEAMENTE EJEGUTADO (y en pasos articulados si se trata de actos de varios niveles) frente a la conciencia en la que / la misma objetividad que se constituye mediante el primero ES CONCIENTE “PASIVAMENTE” EN UN ESTADO CONFUSO; todo acto espontáneo pasa necesariamente, TRAS Su ejecución, a un estado confuso; la es- pontaneidad, o, si se quiere, la que propiamente denominamos actividad, pasa a pasividad, aunque una pasividad que —como ya dijimos— REMITE a la ejecución primigeniamente espontánea y articulada. Esta remisión se caracteriza como tal mediante el YO PUEDO O la capacidad, evidentemente inherente, de "reacti- var” este estado, esto es, de trasladarlo a la elaboración, que se hace conciente como “repetición”, de aquella producción de la cual antes había provenido y en la cual finalmente proviene “de nuevo” como el mismo estado y hace que provenga en EL MISMO resultado en cuanto el mismo sentido final y con la mis- ma validez.!” Pero, como vimos, un estado de tal índole puede igualmente presentarse en la conciencia sin que haya surgido

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de esta manera, COMO PASIVIDAD SECUNDARIA, de Una espontane;.

dad RECIÉN transcurrida. 2) Si permanecemos ahora en la esfera

de la ejecución ESPONTÁNEA de los actos, entonces pueden pre.

sentarse, según la anterior puntualización, espontancidades qe

diferente especie que se traslapan unas COn Otras, y con dife.

rente DIGNIDAD fenomenológica: una COMO DOMINANTE, por así decirlo, como aquella en la que preferentemente vivimos;!$ |, otra COMO SERVIDORA O COMO aparte, como permaneciendo en el fondo, aquella, pues, en que no vivimos preferentemente (ac. tos que se caracterizan, sin perjuicio de la índole peculiar que además tienen según su género intencional, como ACTOS DEL “1. TERÉS”). Recibimos, por ejemplo, una noticia alegre y vivimos en la alegría. En un acto teórico ejecutamos los actos de pen. samiento en los cuales se constituye para nosotros la noticia; pero este acto sirve sólo como soporte para el acto emotivo en el cual preferentemente vivimos. En la alegría estamos vueltos “MENTANDO” (CON MENCIÓN EMOTIVA), en la manera del “interés” emocional, al objeto de la alegría como tal; el acto del vol. verse con alegría tiene aquí la dignidad superior: es el acto PRINCIPAL. Puede ocurrir también a la inversa, o sea, puede ha- ber un cambio de actitud desde la actitud de la alegría hacia la teórica: entonces vivimos en la conciencia teórica (estamos “teóricamente / interesados”), el acto teórico ofrece el “ASUNTO PRINCIPAL”, ciertamente nos alegramos por ello, pero la alegría permanece en el FONDO: así ocurre en toda investigación teóri- ca. En ella estamos en actitud teórica, y al mismo tiempo puede ejecutarse espontánea y vívidamente un volverse con agrado, co- mo por ejemplo, en las investigaciones físico-ópticas, un vívido sentimiento por la belleza de los fenómenos que se presentan. Ahí también puede adoptarse en el fondo la resolución de mos trar a un amigo el bello fenómeno, sin estar, sin embargo, en la actitud práctica, sino más bien manteniendo continuamente el “tema” de la actitud teórica (en breve: el TEMA TEÓRICO). Á la inversa, puede ser que mientras estamos en actitud práctica y permanecemos en ella, manteniendo el “TEMA PRÁCTICO”, un fe- nómeno cualquiera cercano a nuestros otros intereses teóricos suscite incidentalmente nuestro interés. No por ello se convitt- te dicho fenómeno en tema teórico; permanece ahora como servidor para el nexo de la praxis —a no ser que troquemos

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la actitud práctica por la teórica, abandonando el tema práct- co para abrazar el teórico, Quizá esta descripción imperfecta baste para que al lector le sean suficientemente nítidas las dife- rencias fenomenológicas que aquí tengo a la vista.

Asf pues, en tales entrelazamientos temáticos SE CONSTITUYEN CADA VEZ OBJETIVIDADES NUEVAS, eventualmente con estratos Cons- titutivos cada vez más elevados, que, según el caso, se originan a partir de actos teóricos, valorativos, prácticos, y que pose- en, SEGÚN LA ACTITUD, significado temático en diferente sentido. En especial, pueden volverse siempre de nuevo temas teóricos mediante la transición a la actitud teórica; se vuelven entonces OBJETIVAS EN El. SENTIDO PARTICULAR: SON Captadas, se vuelven su- jetos de predicados que las determinan teóricamente, etcétera.

Naturalmente, de modo correspondiente nos salen al en- cuentro en la ESFERA EXTRATEMÁTICA, EN LA ESFERA DE LA PASIVIDAD, múltiples objetividades que REMITEN en conciencia, es decir, me- diante la intencionalidad en que son concientes, por “confusa” que sea, a tales nexos.

8 6. Distinción entre la transición a la actitud teórica y la transición a la reflexión

Mucha atención hay que prestar a la distinción entre la tran- sición a la actitud teórica, a la que aquí nos referimos, y la transición, que todo acto admite por principio, a una percep- ción inmanente dirigida al acto, o a una retención inmanente cuando el acto ha pasado fugazmente. También ésta es una actitud teórica: la percepción, la retención, es una objetivación general, y en la llamada REFLEXIÓN INMANENTE SOBRE El. ACTO vivi- mos en la ejecución de esta objetivación, estamos por tanto en actitud TEÓRICA. Pero aquí tenemos a la vista OTRA ACTITUD TEÓ- RICA, mucho más notable y perteneciente por principio a todos los actos. En el agrado estético, algo es para nosotros conciente en cuanto estéticamente grato, en cuanto bello. Sea el punto de partida el hecho de que vivimos en el agrado estético, de que nos abandonamos con agrado, pues, al objeto aparente. Po- dríamos REFLEXIONAR SOBRE Fl. AGRADO, como cuando después enunciamos: eso me agrada. El juicio es ciertamente un juicio

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sobre mi acto de agrado. Pero dirigir la MIRADA AL OBJETO y su belleza es algo totalmente distinto,

Intuyo la belleza en el objeto, claro que no como su color y su figura en la percepción sensible simple, pero ENCUENTRO Lo BELLO EN EL OBJETO MISMO. NADA significa MENOS lo bello Qui yx PREDICADO DE REFLEXIÓN, como cuando por ejemplo digo de algo que me resulta agradable. Lo “grato”, lo “alegre”, lo “triste” y todos los predicados objetivos equiparables, NO son, conforme a su sentido objetivo, PREDICADOS DE RELACIÓN, REFERIDOS A LOS AC. TOS. Surgen mediante el cambio de actitud que hemos descrito: los actos de que se trata están en ello co-presupuestos. Todavía tengo agrado, siento todavía alegría y tristeza y similares. Pero en vez de estar simplemente contento o triste, o sea en vez de ejecutar estos actos emotivos, los llevo mediante un cambio de actitud a otro modo, son todavía vivencia, pero no vivo en ellos en el sentido señalado. Miro hacia el objeto y encuentro en és- te, en mi / actitud cambiada, ahora teórica, los correlatos de estos actos emotivos, un estrato objetivo superpuesto sobre el Es. TRATO DE LOS PREDICADOS SENSIBLES, El. ESTRATO DE LO “ALEGRE”, DE LO “TRISTE” OBJETIVAMENTE-OBJETIVO, de lo “bello” y “feo”, etc. En la actitud teórica de la REFLEXIÓN no puedo hallar predicados objetivos, sino solamente predicados relativos a la conciencia.”

Está claro que todo HABLAR DE OBJETOS, de sus predicados, propiedades, relaciones, de los estados de cosas que les son inherentes, como sus leyes, REMITE A ACTOS TEÓRICOS en que los objetos son o pueden ser dados, percibidos o vistos de algún otro modo, teóricamente explicitados, pensados, etc. Si ASIGNA- MOS OBJETIVIDADES A TODAS LAS VIVENCIAS INTENCIONALES, INCLUSO A LAS VIVENCIAS EMOTIVAS, Objetividades ante las cuales estas viven: cias toman posición a la manera de la emoción —objetos bajo el título de objetos de valor, objetos prácticos, etc.—, ello sucede manifiestamente EN VISTA DE QUE A LA ESENCIA DE TODO ACTO pér- tenecen, POR PRINCIPIO, POSIBILIDADES DE UNA DIFERENTE DIRECCIÓN TEÓRICA DE LA MIRADA, en las cuales tales objetos son captables

Habría que desarrollar, sin embargo, el hecho de que —y por qué-— tales predicados emotivos son en efecto en un sentido particular meramente subje- tivos, remiten a sujetos que valoran y, por tanto, a actos de estos sujetos en los cuales se constituyen para ellos y no para todos.

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como si yacieran IMPLÍCITAMENTE, por así decirlo, en el compor- tamiento emotivo, entre ellos los objetos pertenecientes pecu- liarmente a cada especie fundamental de actos, como los valores al valorar, etcétera./ *

$ 7. Actos objetivantes y no objetivantes y sus correlatos

A ello enlazamos en seguida otra diferencia. TODA ESPECIE FUN- DAMENTAL DE ACTOS ESTÁ / CARACTERIZADA POR UNA ESPECIE FUNDA- MENTAL PROPIA DE “CUALIDADES DE ACTO”. Así, los actos objetivantes por la cualidad de la pOxa, de la “creencia” en sus distintas mo- dificaciones; la especie fundamental de actos que en un sentido igualmente amplio designamos como VALORATIVOS, precisamen- te por la cualidad del VALORAR, etc. Los actos teóricos son los actos propia o explícitamente OBJETIVANTES; para el tener-objeto propiamente dicho, para el tener-objeto, se requiere la ACTITUD peculiarmente captante, PONENTE, del sujeto teórico. DE TODO ACTO NO OBJETIVANTE pueden sacarse objetividades MEDIANTE UN GIRO, mediante un cambio de actitud; en ello radica que to- do acto sea, conforme a su esencia, implícitamente A LA VEZ ORJETIVANTE, que, esencialmente, no sólo esté edificado en un nivel superior sobre actos objetivantes, sino que sea objetivante respecto de lo nuevo que él mismo aporta. Se vuelve así posi- ble un ponerse a vivir en esta objetivación, mediante la cual no solamente viene a darse teóricamente el objeto de la objetiva- ción subyacente, sino también lo recién objetivado mediante el nuevo estrato emotivo.£ Cuando el agrado está fundado sobre un percibir simplemente objetivante, entonces puedo captar teó- ricamente no solamente lo percibido, sino también lo recién

Í Aquí hay que añadir de inmediato: los predicados emotivos significa- ban: predicados determinantes de objetos, pero precisamente sólo aquellos que se constituyen en la emoción en la forma precisada, y en esa medida se lla: man predicados objetivos, en el sentido del lenguaje común también objetivos. Por otro lado, en efecto, legítimamente se llaman también en un buen sentido “subjetivos”, como predicados que en su sentido mismo remiten a sujetos que valoran y a sus actos valorativos. Pero esto en oposición a los predicados me- ramente naturales, puramente relativos a cosas, que en su sentido propio no denotan nada del sujeto ni de sus actos.

K Cfr. las exposiciones del libro I de las “Ideen”, p. 81 ss., 237 ss., 283 ss. (65 ss., 197 ss.. 238 ss.). [Ideas [, pp. 83 ss., 231 ss., 276 ss.]

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objetivado mediante el agrado; puedo, por ejemplo, captar la belleza como un predicado teórico de lo percibido, como se expuso antes. Ahora nos encontramos, manifiestamente, Ante DOS POSIBILIDADES: 1) si un acto es desde un principio SOLAMEN. TE objetivante (si ello es en general posible),2% o bien, si tiene además un estrato cualificado de otro modo, aunque sea un estrato entrelazado esencialmente con una nueva objetivación, dejamos este estrato fuera de juego, no vivimos en él, entonces captamos MERAS COSAS y meros caracteres lógicos de las cosas, Los caracteres objetivos correspondientes a los nuevos actos o a las nuevas cualidades, o bien no están ahí desde un principio (si algo semejante es en general posible),?! o bien permanecen FUERA DE ACCIÓN, fuera de consideración. NO HAY ENTONCES NADA BELLO O FEO, nada ameno o inameno, nada útil, nada bueno, nin. /17/ gún objeto de uso corriente, ningún vaso, / cuchara, tenedor, etc. Todas las palabras de esta índole encierran ya, conforme a SU SENTIDO, predicados que derivan de actos no objetivantes. 2) O BIEN nos movemos en la esfera de las cualidades nuevas y fundadas. LLEVAMOS AL DOMINIO DEL. INTERÉS TEÓRICO, al marco de la actitud teórica, también los predicados correlativos de estos actos; entonces no tenemos solamente meras cosas, sino preci- samente valores, bienes, etcétera.

$8. Los objetos de los sentidos como protoobjetos constitutivos

Manifiestamente, ENTODAS ESTAS FORMAS DE LA CONSTITUCIÓN DE OB: JETOS NOS REMONTAMOS a Objetos que YA NO REMITEN A OBJETOS PRE- DADOS DEL.TIPO de los que primigeniamente se originan mediante cualesquiera espontaneidades teóricas, valorativas, prácticas; con otras palabras: si perseguimos la estructura intencional de cualesquiera objetos dados, y las INDICACIONES RETROSPECTIVAS que concientemente se hallan en forma DE RECEPTIVIDADES SECUN- DARIAS, y si producimos las espontaneidades que llevan a las ob- jetividades respectivas a darse de un modo plenamente propio y originario, entonces regresamos, acaso en una serie de pasos, A OBJETIVIDADES FUNDANTES, a noemata que ya no incluyen nada de tales indicaciones retrospectivas, que están captados o son cap* tables primigeniamente EN LAS TESIS MÁS SIMPLES y no remiten 4 tesis anteriores —ante todo a tesis que podrían ser reactivadas-

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que suministren aportaciones a la composición constitutiva del objeto. Los objetos caracterizados fenomenológicamente en es- ta peculiaridad —por decirlo así, los PROTOOBJETOS a los cuales remiten todos los objetos posibles conforme a su constitución fenomenológica— son los OBJETOS DE LOS SENTIDOS.

Con todo, la caracterización dada no es todavía perfecta, las circunstancias son más difíciles de lo que al principio parecen. Ello está en conexión con el hecho de que el concepto de “cosa DE LOS SENTIDOS” NO €es UNÍVOCO, como tampoco lo es, correla- tivamente, el concepto de representación en sentido estricto, el / de representación SENSIBLE (percepción SENSIBLE, recuerdo SENSIBLE, etcétera).

$ 9. Síntesis categorial y estética (“sensible”)

Partamos de la diferencia entre síntesis CATEGORIAL (formal, en cierto sentido analítica) y SÍNTESIS ESTÉTICA (sensible). Sabemos que, COMO QUIERA QUE LOS OBJETOS ESTÉN CONSTITUIDOS (objetos de absolutamente cualquier región, de absolutamente cualesquie- ra géneros y especies), pueden ser SUSTRATOS PARA CIERTAS SÍNTESIS CATEGORIALES, pueden ingresar como ELEMENTOS constitutivos en CONFORMACIONES “CATEGORIALES” DE OBJETOS DE NIVEL SUPERIOR. Es- tos últimos comprenden colecciones, disyunciones, estados de cosas de toda índole, como relaciones entre un A cualquiera y un B cualquiera, o estados cualitativos, como el de que A es au y similares. Hallamos tales conformaciones en la esfera dóxica, donde las tesis dóxicas están edificadas una sobre otra: posi- ciones de sujeto como soportes para posiciones de predicado, etc.; también en la esfera de la emoción y en la de la voluntad: posiciones volitivas ejecutadas sobre la base de posiciones voli- tivas (fin-medio) y similares.* Tropezamos así con unidades de comportamiento emotivo y volitivo, así como con formaciones esencialmente articuladas con ellas, con lo que vienen a darse de modo más explícito, aunque no sea intuitivamente, estados de cosas, y así en general formaciones lógicas, todas las cuales son conforme a su esencia estados de cosas o partes o momen- tos posibles de estados de cosas.*?

R Para esto, cfr. “Ideen” 1, p. 293 (246). [fdeas 1, p. 285.]

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Ahora bien, los objetos pueden estar constituidos median. te múltiples tesis no sólo CATEGORIALMENTE,' O sea, de modo que estas tesis están UNIFICADAS categorialmente en su operación constitutiva; MÚLTIPLES TESIS pueden contribuir A LA CONSTITUCIÓN de objetos TAMBIÉN DE OTRA MANERA. La constitución originaria DE UN ÚNICO ORJETO siempre se lleva a cabo naturalmente me. diante una única conciencia tética, y lo que / FUNGE COMO “MATE. RIA” PARA LA TESIS UNITARIA, procurando el “CONTENIDO” OBJETIVO, el seNTIDO objetivo, puede, por su lado, REMITIR A MÚLTIPLES TESIS, Pero la unidad del objeto no tiene que presuponer por todas partes una síntesis CATEGORIAL, es decir, encerrarla en su sentido, Así, toda PERCEPCIÓN SIMPLE DE COSAS (esto es, una conciencia que da originariamente la existencia presente de una cosa) nos re- monta intencionalmente, reclama de nosotros CONSIDERACIONES SINGULARES, RECORRIDOS SINGULARES, TRANSICIONES A SERIES DE PER.

CEPCIONES, las cuales por cierto están abrazadas por la unidad :

de una tesis continua, pero manifiestamente de tal modo que las diversas tesis singulares no están en modo alguno unificadas en la forma de una síntesis categorial. Lo que presta unidad a ESTAS tesis singulares es una síntesis de una especie enteramen- te diferente: la llamaremos la síntesis ESTÉTICA. Si tratamos de delimitar la una frente a la otra en su peculiaridad, encontra- mos como primera nota diferenciante que la síntesis CATEGORIAL es, COMO síntesis, un acto espontáneo; la SÍNTESIS SENSIBLE, POR EL CONTRARIO, NO LO ES. En una, la vinculación es ella misma un ha- cer espontáneo, una actividad propia; en la otra no. El sentido objetivo de un objeto puro de los sentidos (cosa pura) es una síntesis de ELEMENTOS que no han llegado a ser a su vez median- te síntesis estética: son las últimas notas sensibles, j%

* Por “categorial” no se entiende aquí meramente lo lógico-formal, sino lo formal de todas las regiones de objetos en el sentido de la doctrina de las categorías formulada en el primer capítulo de las "Ideen” 1,

! Acerca de la síntesis estética: ¿no tiene que establecerse la diferencia básica: 1) síntesis como vinculación propiamente dicha, como enlace, e sión que remite a lo SEPARADO, y 2) sintesis continua como fusión continua? Toda síntesis estética de la primera especie conduce a elementos últimos. La cosa como formación de una vinculación estética se construye a partir de notas sensibles, que por su lado proceden de síntesis continua.

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Respecto de la caracterización de la síntesis estética puede ademas mencionarse que la captación singular de una cosa, o de sus partes y lados esencialmente propios, alberga en men: ciones parciales en la forma de “pasividades secundarias” A 2 que como tales son determinantes del sentido y motivan el ulte- rior curso de la percepción: así, en la aprehensión de la figura de una cosa, por un lado están comprendidos intencionalmente cursos continuos de aprehensiones de otros lados de esta misma figura.

Claro esta que estas indicaciones no bastan para la descrip- ción exhaustiva. de la síntesis estética: para ello se requeriría una gran investigación propia. Aquí solamente debe recalcarse todavía que la función de la síntesis estética puede observarse en DIFERENTES ESTRATOS, Si miramos una cosa, la miramos siempre necesariamente en algún RESPECTO, esto es, estamos dirigidos a una “nota” que viene especialmente a la captación como mo- mento particular del sentido puramente estético: en el ejemplo mencionado se trataba de la figura. Podemos también limitar- nos a la captación puramente visual y entonces hallar dentro de este dominio las menciones parciales sintéticamente unifi- cadas, No es en ello necesario, por ende, que estas menciones parciales tengan siempre la forma de la “pasividad secundaria”, que remitan, pues, en a actos que pongan de relieve algo que ya estaba aprehendido POR sf. Así, en la aprehensión de una superficie unitaria yacen encerrados potencialmente actos que traerían a la experiencia superficies parciales singulares, aunque éstas no estaban antes co-dadas como separadas. Algo análogo cabe mostrar para toda “esfera sensorial”.

Otra función de la síntesis estética es unir unas con otras las objetividades que se han constituido en diferentes esferas sensoriales singulares: por ejemplo, el estrato visual de la cosa con el táctil.

Por último, hay que referirse a las síntesis que producen la re- lación entre los momentos de la "aparición de la cosa”, a través de los cuales pasa el rayo aprehensivo, y las correlativas “cir- cunstancias de la percepción” (por ejemplo, la posición de los ojos en el ver, la posición del brazo, de la mano y los dedos en

£ Sobre el concepto de “pasividad secundaria”, cfr. p. 12.

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el palpar), las cuales no vienen a la captación o a la co-mención propiamente dicha en la actitud natural orientada hacia el Objeto de la percepción.

Aquí la cosa se da continuamente como algo que es así y asá, aun sin la mediación de ningún concepto, de ningún jui. cio en el sentido predicativo. Nos fijamos siempre en alguna “nota”, y mientras miramos la cosa bajo el punto de vista de esta única nota, la cosa está ahí a la vez intencionalmente como provista de otras notas; éstas están en parte determinadas: / se encuentran ya, no captadas, en el campo de la percepción, y sólo necesitamos echarles una mirada captadora para cum. plir las intenciones o, si no, para convertirlas en intenciones determinada o indeterminadamente captadoras, aunque no in- tuitivamente dadoras, lo que en última instancia vale también naturalmente para lo no visto de la cosa. En parte están indeter- minadas. En este caso se reactivan horizontes y eventualmente rayos de mención determinadamente dirigidos que en forma de “confusiones” no-activadas contribuyeron al sentido apre: hensivo. Sin embargo, el análisis —como ya se mencionó-— no NECESITA ser una reactivación. Ciertamente, podrá decirse que ningún análisis puede poner de relieve lo que no estaba ya en cierta manera ocultamente implicado en una síntesis implícita; que solamente podemos sacar FUERA partes donde, bajo cam: bio de la aprehensión, hemos mentado partes DENTRO, así sea en forma de co-menciones confusas. Así, en efecto, se desplaza constantemente nuestra aprehensión de cosas, acogiendo mo- mentos aprehensivos dentro del estilo unitario que le prescribe la conciencia de cosas; la explicitación subsiguiente convierte entonces la co-aprehensión confusa en una tesis eventualmente temática, en una captación teórica con la que la mayoría de las veces se emparejan también una determinación más precisa y, 4 una con los cursos cinestésicos, una intuitivación más estrecha. Pero en tanto que tales cambios aprehensivos son de antemano posibles por la esencia de la aprehensión de cosas (pero posibi- lidades no vacías, sino motivadas), hay aprehensiones parciales

(Que la síntesis estética —como estética-causal— también es eficiente en los estratos superiores de la constitución de cosas (es la única que tiene Kan! a la vista en su concepto de síntesis) se mostrará tan pronto como hayamo* alcanzado esc punto en la investigación de la constitución de cosas (cfr. p.41 ss.)

LA IDEA DELLA NATURALEZA EN GENFRAL 51

“implicitas” que, sin embargo, no figuraban efectivamente en la aprehensión primigenia.

$ 10, Cosas, fantasmas espaciales y datos de sensación

Los objetos que hasta ahora nos sirvieron como representantes de objetos de los sentidos eran cosas reales, tal como están da- das en la “percepción sensible” antes de todo pensar (de todo poner en marcha actos sintético-categoriales). No son produc- tos espontáneos (productos en sentido propio, que presuponen una actividad o acción genuina) pero unidades “sintéticas” de componentes (que, al igual que ellas, no tienen que estar nece- sariamente vinculados sintéticamente). La unidad de la cosa de los sentidos visual no exige necesariamente la vinculación con la unidad de la cosa de los sentidos táctil. Y no sólo eso. Ya en la / constitución de algo espacial de los sentidos como tal, aun- que sea un puro fantasma espacial visual (una pura figura llena de color, no solamente sin referencia a datos táctiles o de otros sentidos, sino también sin referencia alguna a momentos de la “materialidad” y por tanto a ninguna determinación causal- real), tenemos una formación de una síntesis constitutiva oculta que puede mostrarse analíticamente; es una “aparición” que re- mite a “circunstancias” cinestésicas a las que es inherente. Nos seguimos remontando analíticamente y llegamos finalmente a objetos de los sentidos en otro sentido, los cuales se hallan en la base (entendido, claro, constitutivamente) de todos los objetos espaciales y por ende también de todos los objetos-cosas de la realidad material, y que de nuevo nos remontan a ciertas síntesis últimas; pero a síntesis que son previas a TODA tesis. Tomemos como ejemplo cómodo un sonido de violín que está sonando. Puede estar aprehendido como sonido de violín real, por en- de como suceso espacial-real, Es entonces el mismo si me alejo de él y si me acerco a él, si el cuarto contiguo en el que suena permanece abierto o se cierra. Haciendo abstracción de la reali- dad material, puedo todavía conservar un fantasma espacial de sonido, aparente en una orientación determinada, procedente

7 A , mm 5 - Ñ ' Cn objeto espacial que no es “cosa” es, por ejemplo, el “fantasma” que acabamos de mencionar.

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59 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

de un sitio en el espacio, sonando a través del espacio, etc, Por último, también la aprehensión espacial puede ser puesta fuera de ejecución, y tener así, en vez de un sonido que suena espa. cialmente, el sonido como mero “dato de sensación”. En lugar de lo que durante el acercamiento y el alejamiento era concien. te como el sonido inalterado afuera en el espacio, aparece, a] volver la mirada al dato de sensación sonido, algo que está en continua mudanza.

Puede verse con intelección que este dato de sonido podría estar constituido sin que se hubiera ejecutado en general una aprehensión espacial, la cual en nuestro ejemplo está puesta a un lado sólo abstractivamente —o, para mejorar esta expre: sión falsa: la cual está puesta fuera de ejecución pero todavía es vivencia en el modo cambiado, precisamente la vivencia que predá el sonido espacial. Pero éste no es, decimos, una preda. ción necesaria. Sería pensable un sonido desprovisto de toda aprehensión espacial. Aquí, en el / puro dato de sensación, tropezamos con una predación que se encuentra como objeto aún antes de la constitución del objeto.

Podemos describir esto mediante la contraposición de dos ca: sos posibles: la primera posibilidad consiste en que en el fondo de la conciencia suene un sonido que ya está aprehendido como objeto, pero no está captado; el yo, digamos, está vuelto a otra parte. En el caso de la segunda posibilidad, hablar de un sonido que suena quiere decir un estado de sensación, que ciertamente funciona para el yo como estímulo, pero no posee la peculia: ridad de una conciencia de objeto en la que es objetivamente conciente un sonido que suena. Los términos genéticos pueden servir aquí para distinguir mejor. A un sujeto de conciencia que nunca hubiera “percibido” un sonido, o sea, que no lo hubiera captado como un objeto por sí, no podría obligársele a aceptar ningún OBJETO sonido en cuanto objeto. Una vez ejecutada, la captación (la primigenia conciencia de objeto) puede condu: cir a aprehensiones de objeto sin un volverse mentante, sea eN forma de recuerdo de sonidos similares, sea en forma de una conciencia de fondo de un nuevo sonido que suena, caso esté último del que aquí nos valemos. Naturalmente, no todo volvet- se a un sonido puede remitir genéticamente a un volverse a Un objeto sonido constituido: tiene que haber un sentir el sonido

LA IDEA DE LA NATURALEZA EN GENERAL 53

que no sea un aprehender o captar objetivos; tiene que haber una constitución primigenia del objeto sonido que se antepon- ga como conciencia predadora, una conciencia propiamente nO PREDADORA, sino precisamente ya objetivamente aprehensi- va. Si dejamos a un lado las consideraciones genéticas (que no por ello tienen que ser todavía psicológico-empíricas), se distin- guen dos casos fenomenológicamente posibles: precisamente el de una aprehensión meramente objetiva, que es una conciencia objetivante, pero una conciencia modificada frente a la concien- cia señalada como volverse y captación, y por otro lado, el caso de un estado de sensación que todavía no es aprehensión ob- jetiva. La mera aprehensión [aurfassung] se da aquí por tanto como una derivación intencional de la captación [£rfassung], así como, de un modo en alguna medida análogo, el recuerdo reproductivo es una derivación de la percepción.

Un objeto se constituye primigeniamente mediante / la es- pontaneidad. La espontaneidad ínfima es la de la CAPTACIÓN. Pero la captación puede ser una especie de reactivación, a sa- ber, reactivación de una captación modificada, que lleva a la mirada del yo captante algo objetivo ya conciente.

O puede ser un acto primigenio, que constituye el objeto de la manera más primigenia.

Vemos, por tanto, que toda objetivación de cosas espaciales se remonta en última instancia a la sensación. Con todas las objetividades nos vemos remontados desde las objetividades ca- tegoriales a las sensibles. Como tales, mencionamos POR UNLADO a las objetividades sensibles que en cierto sentido son aioBnrá ¿éóLa, es decir, que solamente incluyen representantes DE UNA esfera sensorial, y justamente de tal modo que no incluyen apre- hensiones particulares implícitas, esto es, que intencionalmente no remiten a tesis ocultas que mediante reactivación pudieran volverse tesis propiamente dichas.

Un ejemplo es el sonido ya aprehendido como espacial, en la medida en que sea correcto, como de hecho lo creemos, que en tales objetividades no yacen remisiones intencionales a circunstancias perceptivas, remisiones que hubieran de ser cumplidas mediante menciones propias.

De tales objetos nos vemos conducidos finalmente a los datos de sensación constituidos de la manera más primitiva, los cua-

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54 LA CONSTUTUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

les se constituyen como unidades en la conciencia primigenia del tiempo.

Todos los objetos primitivos, sean objetos de la sensación y ya unidades con carácter de cosa constituidas en una esfera sen. sorial (aunque no sean en pleno sentido objetos reales), están da. dos originariamente como OBJETOS mediante mera “recepción” unirradial. En sentido más amplio, también son receptivos los objetos-cosas constituidos mediante la concurrencia de varias es. feras sensoriales, pero para darse propiamente, éstos requieren, conforme a lo expuesto, de procesos articulados, dle cadenas de recepciones. Podríamos también decir: aquellos objetos serían meramente aceptados, éstos recibidos y aceptados a la vez, Re. cibidos, en tanto que incluyen componentes intencionales que remiten a aceptaciones no actuales como fragmentos integran- tes implicados.

$ 11. La naturaleza como esfera de meras cosas

Volvamos ahora de nuevo a la idea de la naturaleza como corre: lato / de la ciencia moderna de la naturaleza, cuya delimita ción fenomenológica radical era la meta de nuestra investi gación hasta ahora. Está claro que “naturaleza” en este sentido es una esfera “de meras cosas”, una esfera de objetividades que mediante una demarcación trazada a priori en la esencia de la conciencia constituyente se disocia de todas las otras esferas de objetos que pueden tratarse teóricamente. Fácilmente podemos y pudimos ya antes decir: la ciencia de la naturaleza no sabe de predicados de valor ni de predicados prácticos. Conceptos co mo valioso, bello, encantador, atractivo, perfecto, bueno, útil, acción, Obra, etc., pero igualmente también conceptos como Estado, Iglesia, derecho, religión y demás conceptos u objetivi dades a cuya constitución han contribuido esencialmente acto5 valorativos y prácticos, no tienen en ella ningún sitio, no son conceptos de la naturaleza. Pero tiene que comprenderse des de dentro, a partir de fuentes fenomenológicas, que con esta abstracción de predicados de la esfera del valor y de la esfera práctica no se trata de una arbitraria abstracción discrecional, que como tal no tendría como resultado, en efecto, una idea

LA IDEA DE 1.A NATURALEZA EN GENERAL 55

radicalmente cerrada en de un dominio científico, y por en- de <tampoco> la idea de una ciencia conclusa en a priori. Sin embargo, alcanzamos tal idea conclusa a priori de la natu- raleza como el mundo de las meras cosas cuando nos volvemos sujetos puramente teóricos, como sujetos de un interés pura- mente teórico, y desde ahí procedemos a satisfacer puramente este interés. Pero esto en el sentido antes descrito. Llevamos a cabo según ello una especie de “reducción”. En cierto modo ponemos entre paréntesis todas nuestras intenciones emociona- les y todas las apercepciones originadas en la intencionalidad de la emoción, en virtud de las cuales las objetividades espacio- temporales nos aparecen constantemente, antes de todo pensar, en inmediata “intuitividad”, cargadas de ciertos caracteres de valor, caracteres prácticos —caracteres todos que trascienden el estrato de la mera cosidad. En esta actitud teórica “pura” o depurada ya no experimentamos, pues, casas, mesas, calles, obras de arte; experimentamos cosas meramente materiales, y de aquellas cosas cargadas de valor precisamente sólo su es- trato de materialidad espacio-temporal; e igualmente, de los hombres y las sociedades humanas, solamente el estrato de la “naturaleza” anímica ligada al “cuerpo” espacio-temporal.? Pero en ello todavía hay que hacer cierta restricción:? no sería correcto decir que el correlato de la mera naturaleza es un puro “sujeto-yo objetivante” que no ejecuta ninguna suerte de valoraciones. Es, en efecto, un sujeto que ante su objeto, ante la realidad constituida en apariciones, €s INDIFERENTE, €es decir, no valora tal ser por mor de él mismo, y por eso no tiene tampoco, prácticamente, interés en conformar sus transformaciones, etc. ESTE SUJETO VALORA EMPERO EL SABER DEL SER APARENTE, la determi- nación de este ser mediante juicios lógicos, mediante la teoría, mediante la ciencia. Valora por ende el “esto es así”, el “có- mo es esto?”. Y valora también prácticamente, tiene interés en transformaciones, las produce prácticamente en el experimen- to: pero no por mor de ellas mismas, sino para hacer visibles en ellas nexos que puedan promover el saber del ser aparente. Así pues, el correlato de la naturaleza no es un sujeto que no aspira, no quiere, no valora. Esto es impensable. En el conoci- miento de la naturaleza se abstrae solamente de todos los demás valores fuera de los VALORES DEL SABER: no quiero nada más que,

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56 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

en la “experiencia teórica”, experimentar con más riqueza la naturaleza, y en el saber teórico, conocer sobre la base de la experiencia qué es lo aparente, qué es la naturaleza,

Tona teoría pura, toda actitud puramente científica, tiene sy origen en el interés teórico ante una objetividad o un género de objetos que hay que constituir primigeniamente; con respectoa la ciencia de la naturaleza, esta objetividad que hay que consti. tuir primigeniamente es la naturaleza, la unidad real de todas las objetividades de la naturaleza. Aquí, “objetividad de la naturale. za” designa un género de objetos que, en cuanto a sus ejemplares coexistentes, se reúnen por necesidad esencial en una unidad realmente enlazada, mientras que a la vez es característico pa- ra estos objetos que a su composición esencial, es decir, a su contenido de sentido, no haya aportado nada una conciencia valorativa como “constituyente”. Y precisamente porque las va. loraciones que el sujeto que experimenta la naturaleza y ejerce la ciencia de la naturaleza ejecuta como tal, no son constituti- vas para los objetos con los que tiene que ver, pudo decirse, con justicia, que en su dominio no hay ningún objeto de valor ni na: da semejante. Pero hay en este respecto algo que advertir. Los actos valorativos y volitivos: / el sentir, el querer, el resolverse, el actuar, no están desconectados de la esfera de las cosas, sino que pertenecen íntegramente a ella, aun cuando ellos mismos no se presentan tampoco como portadores de predicados de va: lor o predicados análogos. Llevamos con nosotros la conciencia entera como objeto, pero nos permitimos “constituir objetos” solamente mediante la conciencia dóxica objetivante y no me- diante la conciencia valorativa. La esfera de cosas que nos es así experimentable ha de determinar para nosotros ahora la es fera científico-natural. Así pues, actuamos de ahora en adelante puramente en la actitud científico-natural, y tenemos en claro que con ello ejecutamos una especie de desconexión, UNA ESPE: CIE DE érox%. En la vida corriente no tenemos nada que ver con objetos de la naturaleza. Lo que llamamos cosas son pinturas, estatuas, jardines, casas, mesas, vestidos, herramientas, etc. To- das ellas son objetos de valor de diferente índole, objetos de uso, objetos prácticos. Éstos no son objetos científico- naturales.

CAPÍTULO SEGUNDO

LOS ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL

$ 12. Naturaleza material y animal?

Dirigimos nuestra atención al todo de las cosas “reales”, al mun- do de las cosas en su totalidad, el “orbe”, la naturaleza, que en sus formas de espacio y tiempo abarca todas las realidades fác- ticas, pero obviamente también, por razones esenciales, todas las realidades posibles a priori.

Ya en la primera mirada salta aquí a la vista la distinción, esencialmente fundada, entre la naturaleza en el sentido más estrecho, ínfimo y primero, a saber, la NATURALEZA MATERIAL, y la naturaleza en el segundo sentido, ampliado, O NATURALEZA animada, “viviente” en el sentido genuino, ANIMAL. Todo lo que designamos como existente en el sentido corriente (por ende, en actitud naturalista), también, por tanto, las sensaciones, re- presentaciones, sentimientos, actos y estados psíquicos de toda especie pertenecen precisamente en esta actitud a la naturaleza viviente; son actos o estados “reales”, caracterizados ontológi- camente precisamente por ser actividades o estados animales o humanos, / dispuestos como tales en el mundo espacial tempo- ral; están sujetos, por consiguiente, a las determinaciones que convienen a “toda objetividad individual en general”.

Todo ser cósico está temporalmente extendido; tiene su du- ración y con su duración se ubica de manera fija en el tiempo objetivo, Tiene así con su duración un sitio fijo en el tiempo úni- co del mundo, que es una forma general de existir para toda cosidad. Todo lo que la cosa en otros respectos “es”, conforme a cualquier otra determinación esencial que le convenga, lo es

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99.

8 LA CONDICIÓN DE LA NA DURALEZA MADERAS

cuosu duracion, lo es con lamas precisa determinación de un cuando, Es por ello apropiado diferencia entre be ERMINACIÓN VEMPOR MO a duracion de la (054) y NOJA KEAL (UE, COMO tal, lens da duracion, se dilata sobre da dr ación. Precisamente por ello, a priora toda nota de unarova es necesariamente, lo largo desu dinacion, e continuamente cambiante respecto de su con. tenido, o no cambiante, siendo admisibles, en el primer Caso, nabos discretos sigues. La cosa Se "altera? el Henado tem poral de su dnracion es « ambiante, continuamente o a saltos; la cosa permanece inalteradiosi ése no es el caso.”

Ademas, todo ser vosico tiene su puesto en el espacio del mun. do, y este puesto es relativo a todo otro ser cósico y alterable por principio. Es algo movible en el espacio merced a su extensión corporea, que le es esencialmente inherente y exclusivamente propia, la cual puede alterar constantemente su posición en el espacio. Estas proposiciones pueden entenderse de modo tan general que valgan de hecho y a priori para TODO SER CÓSICO EN GENFRAL.

Ahora se distinguen, empero, respecto de la extensión corpó: rea, la COSIDAD MATERIAL y la cosidad en el sentido de la NATURALEZA ANIMAL. No sin razón designa DESCARTES la EXTENSIO COMO ATRIBU- TO ESENCIAL DE LA COSA MATERIAL, que / por ello se llama también pura y simplemente corpórea, frente al ser anímico o espiritual, que en su espiritualidad no tiene como tal ninguna extensio, sino que más bien la excluye por esencia. De hecho, tiene ante todo que traerse a intelección que la extensio, entendida co: rectamente, distingue la naturaleza en el primer sentido de la naturaleza en el segundo sentido, aunque el atributo esencial plenamente abarcante del ser material no es la mera EXTENSIÓN, sino la materialidad, en tanto que ésta exige en misina tanto la extensión espacial como la temporal. Pero lo que ahora in»

2 Habría que discutir expresamente si la duración de una cosa tiene que estar Mena con determinaciones cásicas sin hatos o si es posible un desapd recer y recomenzar de las cosas «con determinaciones iguales o alteradas en la dusación discreta. Ello querría decir que una y la misma cosa podría tene? varias duraciones separadas, y la cuestión sería si una cosa semejante, que S€ prolonga a lo largo de dos duraciones separadas, se diferenciaría de dos co sas existentes una tras otra, Sin embargo, nuestro contexto actual no requiere incondicionalmente el by atamiento de estas cuestiones,

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL 59

porta es el conocimiento de la manera señalada como todo lo que conviene en otros respectos a una cosa material, está a priori (esto quiere decir siempre por esencia) referido a su extensión. La naturaleza espiritual, entendida como naturaleza animal, es un complejo que consiste en un estrato inferior de naturaleza material con la nota esencial de la extensio y un estrato supe- rior inseparable que es de esencia radicalmente diferente y que ante todo excluye la extensión. Así pues, aunque la nota esen- cial abarcante de la cosa material es la materialidad, puede, no obstante, entenderse que la extensión se tome como nota dife- renciante entre lo material y lo anímico o espiritual.

$ 13. Lasignificación de la extensión para la estructura de las “cosas” en general y en particular de las cosas materiales

Lo que ahora importa es esclarecer de qué peculiar manera TODO LO QUE UNA COSA ES EN OTROS RESPECTOS y conforme a su esencia, ESTÁ REFERIDO A LA EXTENSIÓN QUE LE CONVIENE NECESARIA- MENTE, y como ulterior consecuencia, de qué modo enteramente distinto las determinaciones psíquicas inherentes a las realida- des animales ALCANZAN, MEDIANTE LA FUNDACIÓN DE LO ANÍMICO EN LO MATERIAL, DETERMINACIÓN ESPACIAL, la cual también a ellas les es necesaria. Por EXTENSIÓN espacial, o mejor, corpórea, de una cosa entendemos la CORPOREIDAD ESPACIAL perteneciente a su com- posición esencial concreta, exactamente tal como pertenece a esta composición, en plena determinación. Según esto, no sólo toda alteración del tamaño en que se conserve la figura espacial similar, todo cambio de figura en que se conserve el tamaño, toda deformación / en cualquier sentido, significan una alte- ración de la extensión, también toda alteración de la posición es una alteración de la extensión.

La extensión no es, por ende, un mero fragmento del espacio, por más que coincida con uno en cada punto del tiempo de la duración cósica. Conforme a su esencia, ni el espacio mismo ni ninguno de sus fragmentos puede moverse; el espacio mismo no puede nunca? (ener un AGUJERO, esto es, un sitio vacío de espacialidad y que sólo se llenara por detrás, digamos, mediante un fondo de reserva. El espacio es absolutamente “rígido”; sus

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60 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

partes no son “extensiones” en nuestro sentido determinado A » ) no son “cuerpos”, ni siquiera cuerpos rígidos en el sentido de la

física,

Digo ahora que esta determinación alterable —la extensión espacial o corporeidad— tiene un puesto completamente pecu. liar entre las propiedades constitutivas de una cosa material, A la esencia de la extensión pertenece la posibilidad ideal de la FRAGMENTACIÓN, Ahora es evidente que toda fragmentación de la extensión fragmenta la cosa misma, es decir, la descompone en partes, cada una de las cuales tiene a su vez pleno carácter cósico, el carácter de la cosidad material. A la inversa: toda par- tición de la cosa en cosas, toda fragmentación de la cosa como tal, fragmenta también la extensión cósica. Con otras palabras, la cosa no está extendida solamente en el sentido de que en ge- neral posee, entre otras determinaciones, una determinación llamada extensión corpórea: sino que con todo lo que en ge- neral es en cuanto a su contenido, y lo que es justamente en misma (lo que es con arreglo a su plena esencia que llena el tiempo, con arreglo a sus notas), se extiende, llena su corporei- dad espacial. Por principio se distinguen las determinaciones extensionales corpóreas de la cosa, tamaño, forma, figura y simi- lares (idealmente hablando: las determinaciones geométricas), y sus cualidades reales, o bien los modos-estados de éstas en las circunstancias respectivas, mejor: en las respectivas fases del tiempo.

Toda cualidad corpórea de una cosa “llena el cuerpo espa- cial":2% en ella se difunde la cosa; en cada una, la cosa llena su corporeidad (extensión), y ésta es la misma en el mismo punto del tiempo para todas las cualidades reales. Y naturalmente, lo que vale para el todo, vale para cada fragmento. En particular, cada cosa es otra, cada una tendrá su diferente extensión espa- cial y la tendrá cualitativamente llena de muy diferente manera; la manera del llenado / del cuerpo, la cualificación del cuerpo, el llenado del espacio? (si queremos emplear esta expresión no

$ Llenado del espacio es ambiguo. La cualificación de un CUERPO da por resultado el concepto de cualidad corpórea, de cualidad “secundaria”. El cuer po mismo como determinación (“cualidad”) de la cosa no es fragmento del espacio, sino que “llena” el espacio mismo, junto con las cualidades secunda: rias que a él lo llenan cualificándolo.

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO Tal. 6]

del todo correcta, pero usual) serán diferentes según la indo- le de las notas y segun tomemos en consideración cualidades duraderas o meramente estados reales (en cuyo cambio se mani- tiestan las cualidades idénticas): pero el tipo general es siempre y necesariamente el mismo. De toda especie de cualidades pue- de decirse que ha de tener sus maneras particulares de llenar la corporeidad espacial, de cubrirla, de extenderse en ella. Pero necesariamente es una cualidad llenante. La cosa no conoce más determinaciones extensivas que la pura corporeidad (cualidad primaria) y las cualidades sensibles modificantes, sus cualida- des secundarias “cualificantes”. La coloración momentánea de una cosa (esto es, su estado óptico momentáneo entre la multi- plicidad posible de estados ópticos en los cuales se manifiesta cambiantemente la unidad de las propiedades ópticas idénti- cas de la cosa) cubre de determinada manera la superficie del cuerpo de la cosa. Obviamente, el calor llena el cuerpo caliente de una manera enteramente diferente, o también la propiedad del olor el cuerpo oliente. De otra manera, a su vez, el peso y determinaciones reales semejantes. El peso tiene su extensión en tanto que toda fragmentación de la cosa, por amplia que sea, precisamente también fragmenta el peso. En el cambio de las circunstancias de su existencia, la cosa puede adquirir y volver a perder alguna de las propiedades llenadoras SINGULARES. Sin extensión corpórea no hay peso alguno. Pero está claro que la extensión nunca puede existir sola; su puesto particular no es el de una propiedad real entre otras. La cosa es lo que es en sus propiedades reales, que tomadas singularmente no son necesarias en el mismo sentido; cada una es un rayo de su ser. Pero la extensión corpórea no es, en el mismo sentido, rayo del ser real; no es de la misma (“propiamente de ninguna”) manera propiedad real, sino una forma esencial de todas las propieda- des reales. De ahí que un cuerpo espacial vacio sea, realiter, una nada; sólo es en tanto que una cosa con sus propiedades cosicas seextiende en él. Mejor: / el cuerpo es determinación A£Af., pero determinación básica en cuanto fundamento esencial y forma para todas las otras determinaciones. En este sentido, pues, la extensión es la característica esencial de la materialidad, aunque es, y Justo porque es, de una manera enteramente distinta, “propiedad real" es atributo esencial, si

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62 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

así se quiere usar la frase ATRIBUTO ESENCIAL. Expresa una forma esencial de la existencia, característica para el ser material o físico (forma esencial que lo es para todas las determinaciones reales en las cuales la existencia cósica se explicita). Esto para la mera cosa física, pero no para la cosa plena en general. La esencia de un ente cósico en general comprende la temporali- dad. Los HOMBRES Y LOS ANIMALES tienen su puesto en el espacio; se mueven en él como meras cosas físicas. Naturalmente se di. rá: eso lo hacen “gracias a” sus cuerpos corpóreos. Pero sería peregrino decir: sólo los cuerpos de los hombres se mueven, no los hombres; los cuerpos de los hombres caminan por la calle, viajan en carro, viven en el campo o en la ciudad, pero no los hombres. También parece desde el principio que en este respecto hay diferencias entre las propiedades del cuerpo. Se diría que hay propiedades del cuerpo como peso, tamaño y si- milares, que en verdad atribuimos a los hombres y a nosotros mismos, pero con plena conciencia de que PROPIAMENTE sólo son inherentes al cuerpo material. Yo tengo un tamaño y tengo un peso naturalmente sólo en tanto que tengo un cuerpo. Cuando me atribuyo un LUGAR, el lugar es también el del cuerpo. ¿Pero no sentimos desde el principio cierta diferencia, gracias a la cual la localidad me pertenece algo más esencialmente? Pero reflexionemos sobre el asunto sistemáticamente.

$ 14. La significación de la extensión para la estructura de los animales

Los objetos de la naturaleza en el segundo sentido ampliado, están tomados en plena concreción: REALIDADES ANIMALES Ca racterizadas Como CUERPOS ANIMADOS. Son realidades fundadas, que en presuponen como estrato inferior realidades materia: les, los llamados cuerpos materiales. Ahora bien, éstos tienen además —esto es lo nuevo—, junto a las determinaciones espt- /33/ cificamente materiales, NUEVOS SISTEMAS DE PROPIEDADES, / LAS ANÍMICAS, a propósito de lo cual dejamos en suspenso si bajo este título no habrá que distinguir propiamente dos especies: un estrato sensible (estético) y uno propiamente PSÍQUICO. En la experiencia, las propiedades nuevas respectivas se dan como

A

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ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTULEIVA COMO TAL.

PERTENEGIENTES al cuerpo respectivo, y por mor de ellas éste se llama cuerpo, “GueERPO” PARA UN ALMA O para un espíritu, Por otro lado, estas propiedades son precisamente propiedades no materiales, y esto quiere decir a su esencia pertenece no te- ner extensión, no ser dadas de la manera en que son dadas todas las propiedades que Henan la extensión corporal. Pero no es cosa de accidente, sino de esencia, que las propiedades se extiendan o no: y, por ende, que los objetos que tienen estas propiedades sean materiales o no. L.os hombres y los animales TIENEN cuerpos materiales y en csa medida tienen espacialidad y materialidad. Pero en cuanto a lo específicamente humano y animal, esto es, en cuanto a lo anímico, no SON materiales, y por ello TAMPOCO tomados COMO TODOS CONCRETOS son realidades MATERIALES en sentido propio. Las cosas materiales son fragmen- tables, lo que corre parejas con la extensión perteneciente a su esencia. Los hombres y los animales no son fragmentables. Los hombres y los animales están LOCALIZADOS ESPACIALMENTE; inclu- so lo psíquico en ellos tiene ubicación espacial, por lo menos en virtud del hecho de estar esencialmente fundado en lo corpo- ral, Hasta diremos que mucho de aquello a que nos referimos bajo el título amplio y al principio no aclarado de lo psíquico, tiene algo así como difusión (aunque no dilatación en el espa- cio). Pero, por principio, NADA por este lado está EXTENDIDO EN EL. SENTIDO PROPIO, en el sentido específico de la extensión descrita.

$ 15. La esencia de la materialidad (sustancia)

Antes de que nos adentremos más en las diferencias, suscepti- bles de aclaración ulterior, entre la localización y la extensión, y así, en general, en la MANERA DE LA VINCULACIÓN entre el cuer- po material y aquello que consuma la animalidad, lo anímico, 'AMOS a examinar primero con más detalle los MIEMBROS DE LA VINCULACIÓN.

La cosa física o material es res extensa. Discutimos ya el sentido de su “atributo esencial”, la extensio. Ahora, ¿cómo se / compo- ne el concepto de esta res, qué quiere decir REALIDAD extendida, QUÉ, REALIDAD EN GENERAL? Se habla también de SUSTANCIA exten- dida. ¿Qué quiere decir, preguntamos, esta sustancialidad, y en la mayor generalidad posible?

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b4 LA CONSTIUFUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

La cosa material se ordena bajo la categoría LÓGICA de INpy, DUO PURO Y SIMPLE (objeto “absoluto”). A ella se refieren las varia. ciones lógicas (u ontológicas formales) de propiedad individua] (aquí contextura cósica), estado, proceso, relación, complexión, etc. En todo dominio de ser hallamos variantes análogas; por ello la meta de la claridad fenomenológica exige volver al indivi. duo en cuanto la protoobjetividad. “Todas las variaciones lógicas reciben de él su determinación de sentido.

a) El análisis fenomenológico de la dación de cosas como vía para la determinación de la esencia “cosa material”

Si consideramos, pues, la cosa misma, entonces es preciso, si queremos captar y determinar conceptualmente la esencia co. sa, que no nos atengamos a las expresiones vagas y a las opi. niones filosóficas preconcebidas que heredamos, sino que la saquemos de la clara dación misma. Tenemos, pues, que volver ejemplarmente a la conciencia en que se nos dan cosas origina: riamente y de modo tan perfecto que no pueda faltarnos nada para la captación de la forma esencial general que prescribe la regla apriórica a los objetos de esa índole. Que de tal suerte las cosas sean llevadas ejemplarmente a la dación, no significa solamente percibirlas Oo ponerse a fantasear claramente en un percibir. Eso no basta. No basta con ver esta mesa y echar so- bre ella una mirada perceptiva, y tampoco tomar juntas varias percepciones de la mesa y luego, además, percepciones de otras cosas. Más bien es necesario “PERSEGUIR” lo perceptivamente pre: sunto, percibiéndolo, experimentándolo, sea experimentándo- lo realmente o fantaseándolo. Es preciso representarse series de percepciones continuamente conexas (eventualmente, fingirlas libremente) en las cuales el objeto percibido sea uno y el mis mo, y muestre así, en la marcha de las percepciones, de modo cada vez más perfecto lo que yace en él, lo que pertenece a su esencia. *

En el nóema del percibir, esto es, en lo percibido, tomado fenomenológicamente caracterizado con exactitud tal como €s ahí objeto intencional, yace encerrado un señalamiento deter: minado a todas las demás experiencias del objeto de que se

* Cfr.p.90s,

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL 65

trata. En el percibir está ahora dada esta mesa, pero está dada

cada vez de determinada manera. El percibir tiene su SENTIDO

PERCEPTIVO, su algo presunto tal como es presunto, y en este

sentido yacen señalamientos, yacen indicaciones anticipadoras

y restrospectivas no cumplidas que sólo tenemos que seguir. La

mesa-aparente es mesa-aparente por el lado de delante con un

color del lado de delante, una figura del lado de delante, etc.

En el sentido de este algo presunto yace que la figura-presunta,

o el color-presunto, vuelva a remitir a apariciones de figura o

apariciones de color cada vez nuevas en un progreso determi- nado, a través del cual no solamente viene a mejor aparición

lo ya realmente aparente, sino que los lados no aparentes (pero lados ciertamente co-presuntos de una manera más o menos indeterminada) vienen a la dación acreditante. En ello están de antemano delineadas todas las diferentes DIRECCIONES DE DETER- MINACIÓN que yacen en la cosa-presunta como tal, y esto para cada uno de los inherentes cursos perceptivos posibles motivados, a los cuales, en fantasía libremente figurativa, puedo abandonar- me, y a los cuales tengo que abandonarme si quiero ahora traer a claridad el sentido de las maneras de determinación respecti- vas, y con ello el contenido de la esencia de la cosa. Solamente cuando se consulta el nóema de cosa mismo, la mención misma de cosa, por así decirlo, llevándola a la dación que la despliega en todas direcciones, y se deja que la respuesta la esta men- ción de cosa en la ejecución de sus señalamientos, se alcanzan realmente los componentes esenciales de la cosidad y los entre- lazamientos esenciales necesarios sin los cuales la cosa-presunta no puede en general ser pensada.

Con este método, si quisiéramos seguirlo in extenso, se ten- drían como resultado muchas comprobaciones fundamentales respecto de la esencia cosa. Á nosotros deben bastarnos sólo unas cuantas particularmente destacadas.

b) Movilidad y alterabilidad como elementos constitutivos de la cosa material; el esquema de cosa

En primer lugar, fácilmente nos convencemos de que en la esen-

cia de la cosa material en general /se fundan por principio las /36/

CI

66 LA CONSTITUCIÓN DE TA NATURALEZA MATERIAL,

posibilidades del movimiento y el reposo, de la alteración y la inalteración cualitativas. Una cosa puede, por ejemplo, estar tác. ticamente inmóvil e inalterada; pero es un Contrasentido que sea por principio inamovible e inalterable. Por otro lado, Putpg estr absolutamente inalterada: en la intuición podemos Captar en ejemplos adecuados la idea de una COSA INALTERADA en todo respecto (así sea solamente Cono Un Caso límite ideal), Si par timos de esta idea y nos aferramos a la cosa por sí, sin reparar en el nexo de cosas, entonces nos salta a la vista que en este caso no contamos absolutamente con ningún medio para dife. renciar la esencia de la cosa de la esencia de un FANTASMA vacío, que el excedente por el lado de la cosa no llega realmente a darse acreditadamente en el sentido expuesto. Estamos ante un mero fantasma, por ejemplo, cuando en el estereoscopio aprende. mos a llevar agrupamientos adecuados a una fusión corpórea.* Vemos entonces un CUERPO ESPACIAL, ante el cual pueden plan. tearse preguntas con sentido respecto de su figura, respecto de su color, también respecto de su lisura o aspereza y otras de- terminaciones de orden semejante, preguntas que pueden, por tanto, hallar una respuesta conforme a la verdad, por ejemplo en las palabras: ésta es una pirámide roja y áspera. Por otro lado, lo aparente puede estar dado de tal modo que la pregunta de si es pesado o ligero, si es elástico, magnético, etc., no tiene ningún sentido; mejor: ningún soporte en el sentido percepti: vo. No vemos precisamente una cosa material. En el contenido de sentido de la apercepción que ejecutamos en el ejemplo ele- gido, falta el grupo entero de determinaciones materiales. Éstas no están, digamos, meramente indeterminadas y dejadas abier tas, como en efecto toda percepción de cosa deja mucho abierto en virtud de los componentes de indeterminación en la apre- hensión, por ejemplo, la coloración determinada del lado de atrás invisible: si ésta, que ya fue, digamos, apercibida como roja, es roja de modo plenamente uniforme o contiene man: chas, listas, etc.; cómo discurre en lo invisible la figura de la cosa aprehendida solamente como cerrada de alguna manera; si el cuerpo es duro o blando, metálico o no metálico, ee Más bien se trata de que, sin menoscabo de las indetermina: ciones que por lo demás siguen abiertas, EN LA APREHENSIÓN NO /37/ ESTÁN EN GENERAL REPRESENTADOS GRUPOS ESENCIALES DE NOTAS, / 4

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL 67

saber, los de la MATERIALIDAD ESPECÍFICA. De esta suerte vemos

cunbién un arco iris, el cielo azul, el sol, etc, De ahí inferimos

que cuerpo espacial lleno (cuerpo cualificado) mediante la pleni-

tud cualitativa que se extiende, no es todavía tanto como una

cosa, una cosa en el sentido corriente de algo REAL MATERIAL. Está

claro igualmente que toda cosa sensible requiere en su dación,

como un fragmento básico de su esencia (por ende, siempre,

insuprimiblemente), de esa índole de cuerpo espacial lleno. Una

cosa está siempre dada, necesariamente, como extensión espa-

cial llena, pero también como algo más. Decimos que la esencia

de una cosa comprende un ESQUEMA SENSIBLE, y con ello enten- demos este armazón básico, esta figura corpórea (“espacial”) con la plenitud extendida sobre ella. La cosa que aparece en reposo y cualitativamente inalterada no nos “MUESTRA” más que su esquema, o más bien la apariencia, mientras que, ciertamen- te, está a la vez "APREHENDIDA” como material. En este respecto, empero, no se “MUESTRA”, no llega propiamente a la visión, a la dación original. En lo “propiamente” dado no se alteraría nada si el ESTRATO DE LA MATERIALIDAD entero fuera TACHADO de la apercepción. Ello es de hecho pensable. En la experiencia original, en la percepción, el “cuerpo” es impensable sin cuali- ficación sensible; pero el fantasma está originalmente dado y por ello también es pensable sin los componentes de la mate- rialidad, mientras que éstos por su lado son no independien- tes (desprendimiento unilateral).9% Si traemos a la considera- ción las diferentes ALTERACIONES, las extensivas (cambio de lugar, deformación) y las cualitativas, observamos de nuevo lo mismo: lo que en la PERCEPCIÓN de alteraciones cósicas, y justamente de alteraciones en el contenido propio de la cosa aparente, llega pa- ra nosotros a PERCEPCIÓN REAL, son solamente cursos continuos de esquemas sensibles; o como también podemos decir: SE ALTE- RA CONTINUAMENTE EL ESQUEMA SENSIBLE DE LA COSA. Pero de nuevo queda claro que aquí no está dado nada que no pudiera tam- bién estar dado como puro “fantasma”. También los fantasmas (en el sentido indicado de la pura dación espacial, sin ningún estrato de aprehensión de la materialidad) pueden ser fantas- mas que se mueven, se deforman, se alteran cualitativamente en

cuanto al color, el brillo, el sonido, etc. / De nuevo, por tanto, /38/

ÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

OS LA CONS UD

la marettalidad puede escu desde un principio co-aprehendida

y, Si etbargo, no estar co-dada,

En seguida hay que hacer hincapié expresamente en que el concepto del esquema (del fantasma) no se restringe en modo alguno meramente a una esfera sensorial. Una cosa percibida tiene uanbién su ESQUEMA TÁCTIL, que se da a conocer en su captación táctil; en general PUEDEN DISTINGUIRSE EN EL PLENO Es. QUEMA PRECISAMEN UE TANTOS ESTRATOS GUANTOS GÉNEROS DE DATOS SENSIBLES PODAMOS Hal Lar, los cuales se extienden sobre la exten. sión espacial, que aparece conto idéntica, de la cosa. El esquema no se multiplica a tenor de este múltiple llenado. Las cualida. des sensibles llenan la corporcidad espacial una y absolutamen. te idéntica en varios estratos que, merced a esta identidad y merced a la esencial inseparabilidad respecto de la extensión, tampoco pueden por principio dividirse en varios esquemas SEPARADOS,

Examinemos esto con mayor precisión: sea dado uno y El. MIS MO CUERPO, cuya figura es una y cuya extensión es una, la cual se exhibe, empero, de manera doble, como corporeidad vista y to cada. El cuerpo es de color, o sea, está coloreado por todas partes, en toda su extensión, uniformemente o con colores diferentes en las diferentes partes de su extensión (de su superficie). Pero el cuerpo es de color solamente en la “aparición óptica”. En el "espacio táctil”, en la corporeidad táctilmente aparente (táctil: mente dada), el color no está dado.* 9 Por otro lado, la lisura es dada táctilmente, el brillo visualmente. La humedad no puede ser vista, sino sólo tocada. Puede ser sólo “co-vista”, así como hh aprehensión de la tactilidad sedosa co-representa el brillo mate. La aspereza puede ser tocada y también “vista”, e igualmente el acanalado de una superficie. La especie o la forma del llenado visual o táctil de la corporeidad, la forma de las vivencias de transición en la aprehensión ininterrumpida, es exactamente análoga, de igual forma. También para la figura misma de ka /39/ cosa, / la pura corporeidad espacial, subsiste al parecer esta

4 Ciertamente, las expresiones espacio visual, espacio táctil, por usuales que sean, son bien peligrosas. El. espacio, el mismo, se exhibe, aparece, visual y táctilmente; la cuestión es cómo entender la identidad y, por otra lado, hasta dónde puede hablarse de estratos.

a A

ESTRATOS DESENTIDO ONTICOS DE LA COSA INTOLTIVA COMO TAL 60

analogía de la forma de complexión, a pesa de las diferentes maneras de darse sensibles,

Pero aquí tio hablamos de analogía, sino de identidad, ¿Cómo se lega a la posición de la identidad? Fs LA MISMA PROMEDAD osjeriva la que se manifiesta en el brillo y en la lisura. Y en todos los casos tomo el cuerpo como el mismo. El CUERPO ene solumente UNA FIGURA, sohiumente una extensión; mejor: la cosa perceptiva Gene solamente una corporeidad espacial (figura espacial). Junto a esto, La cosa tiene su color, su brillo (captado en el veo), su lisura (captada táctilmente), etc, Más aún: ahora suena, emite calor o frío, y así por el estilo,

También el MOVIMIENTO del cuerpo puede ser captado MEDIAN. TE SENTIDOS DIFERENTES como cambio de lugar de la corporeidad espacial cásica.

EL GOLPE Y LA PRESIÓN NO pueden propiamente ser VISTOS; pue- de verse solamente lo que con ellos ocurre en el espacio y en la figura. Tampoco LA PRESIÓN, LA TENSIÓN, LA RESISTENCIA pueden experimentarse mediante el mero tocar. Se tienen que “tensar los musculos”, “hacer fuerza contra ello”, etc. Pero, no obstante, cuando un cuerpo ejerce presión sobre otro, capto visualmente" diversos sucesos, por ejemplo, que un cuerpo que golpea a otro lo hace a un lado, que el movimiento de un cuerpo se retarda o se acelera por un golpe, etc. Algo similar, aunque no tan có: modamente, capto mediante el sentido muscular y del tacto, Se distinguen aquí el movimiento geométrico y el mecánico, y lo mecánico no se aprecia exclusivamente mediante un sentido, También de otro modo encontramos un paralelismo entre cuali- dades sensibles y sucesos extensionales: calor y frío - expansión y contracción OCURREN JUNTOS DE MANERA REGULADA. Por todas partes, la aprehensión por medio de un “sentido” encierra en horizontes vacíos de “percepciones posibles”, de modo que en cada caso puedo entrar a un sistema de nexos de percepciones posibles y, al llevarlos a cabo, reales. Podemos decir: el cuerpo espacial es una unidad sintética de una pluralidad de estratos de “apariciones sensibles” de sentidos diferentes. Cada estrato es en homogéneo, inherente a un sentido: una / percepción aperceptiva o una multiplicidad perceptiva que va corriendo y puede proseguirse homogéncamente. Cada percepción y ca da serie de percepciones semejante tiene sus complementos de

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V41/

70 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

apercepciones paralelas de los otros estratos, los cuales CONsti, tuyen “CO-DACIÓN”, no real dación, y hacen posible una POSterio, resolución en la percepción real. La plenitud óptica dada del q, quema visual señala al lado táctil del esquema y eventualmente a la plenitud determinada del mismo. El uno recuerda “agp, ciativamente” al otro. La experiencia me da a conocer nueva plenitudes, que son aprehendidas como no recién originadas sino como ya existentes y permanentemente inherentes, etc, L, mismo ocurre ya en un estrato solo. Veo el lado de delante gy; esquema, y en el lado de atrás queda mucho indeterminado, pe. ro el esquema tiene un lado de atrás. Así tiene el cuerpo también un lado o estrato táctil, sólo que éste está aún indeterminado, El cuerpo es una unidad de la experiencia, y en el sentido de esta unidad radica el ser índice para una multiplicidad de expe. riencias posibles en las cuales el cuerpo puede venir a darse en formas siempre nuevas. Aquí hemos tomado ante todo el

con independencia de toda condicionalidad causal, merament como una unidad que, mediante multiplicidades de sensación, se exhibe visual o táctilmente como provista de un contenido interno de notas. Ciertamente, algunos de los ejemplos elegi- dos (la apercepción de las cualidades mecánicas) nos llevaron ya más allá de ello.

Sin embargo, en lo dicho también radica que, bajo la mer- cionada presuposición (la de que tomamos la COSA FUERA DE NEXO DE COSAS), al ejecutar experiencias NO ENCONTRAMOS NINCL NA POSIBILIDAD de DECIDIR acreditadamente Si LA COSA MATERIAL EXPERIMENTADA ES REAL O si sucumbimos a un mero engaño ylo experimentado es un MERO FANTASMA. Apelar a la concordandi subsistente de los diferentes sentidos significaría malentender nuestro problema. Naturalmente, la posición de cosa (la doxa! que yace en la percepción está motivada mediante lo dado at: tualmente en cada caso, es decir, mediante el esquema qu aparece, y también naturalmente, un esquema que aparece ple rilateralmente tiene que tener un plus de fuerza motivante. Pero si la materialidad de la cosa no se diera real / y propiameni en otra parte (genéticamente hablando: si el contenido de de terminación de la materialidad específica no nos hubiera sid0 dado alguna vez en casos parecidos), entonces no habría abso

A

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAI, 71

lutamente nada para lo cual la intuición del esquema pudicra ejercer una función de motivación,

e) Acreditación de la materialidad de la cosa mediante su de- pendencia de circunstancias

Ya es ciertamente cl momento de decir lo que nos ha estado faltando, o sea, de abordar la presuposición que hemos hecho. Hasta aquí hemos tomado la cosa en aislamiento. Pero la cosa es lo que es en referencia a “circunstancias”. Si ponemos frente a frente la alteración de fantasmas y la alteración de cosas, está claro que ambas no son lo mismo y que no se diferencian me- ramente mediante un componente del contenido que, bajo el título de niaterialidad, se hallara presente en la una y faltara en la otra. Es patente que pueden tener lugar alteraciones de cosas con un esquema sensible inalterado, y a la inversa, con un esque- ma alterado la cosa puede permanecer inalterada. Esto último, por ejemplo, cuando la misma cosa inalterada es percibida bajo una cambiante iluminación diurna o bajo una iluminación de color cambiante y similares.

La realidad propiamente dicha, que aquí se llama materiali- dad, no radica en el mero esquema sensible, no en aquello que podría convenir a lo percibido si para este mismo no hubiera, y no tuviera sentido, nada semejante a una referencia a “cir- cunstancias”; más bien radica precisamente en esta referencia y en las maneras de aprehensión correspondientes a ella. Bajo una iluminación cambiante, en referencia, pues, a otra cosa que la ilumina, la cosa tiene constantemente otro aspecto, y ello no caprichosa, sino determinadamente. Aquí subsisten paten- temente nexos funcionales que ponen en referencia las modi- ficaciones esquemáticas de uno de los lados con las de otros lados. En el sentido de la aprehensión de una cosa como cosa (y no del mero fantasma) radica que tales esquemas, y transcu- rriendo justamente en series determinadas de modificaciones y, de manera determinada, ya alterándose, ya no alterándose, sean experimentados como manifestaciones de uno y lo mis- mo. Pero los experimentamos como tales en la medida en que transcurren como “dependientes” de las “circunstancias reales” inherentes. Así pues, en nuestro ejemplo experimentamos la

PA E E is E A A A

72 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

misma cosa con respecto a sus propiedades ópticas, las cuales (32/ conservan su unidad y determinación en el cambio de la / ilu, minación por el cambio de las fuentes de luz correspondientes. La unidad atraviesa los esquemas en la medida en que éstos estén llenos de color. Lo que en ello se constituye es el color “objetivo”, aquel que la cosa tiene, ya se halle a la luz del sol o en una luz de día más tenue, o cuelgue en la oscuridad del ropero, y así en cualesquiera condiciones de iluminación, a las cuales pertenecen funcionalmente esquemas enteramente determina. dos, incluyendo el completo llenado de un esquema visual.

En tanto que las circunstancias permanecen inalteradas, tam. bién el esquema permanece inalterado. Un cambio constante de las circunstancias tiene como consecuencia un cambio constan. te del esquema, e igualmente, con la inalteración constante, con el comportamiento inalterado de las apariciones que fungen co- mo circunstancias, hay en la misma duración una inalteración constante del esquema dependiente.

Así pues, la inalteración es caso límite de la alteración: se conforma a la regla merced a la cual a iguales circunstancias pertenecen iguales dependencias funcionales. Tomemos otro ejemplo. Un muelle de acero que es impulsado efectúa ciertas oscilaciones y recorre ciertas secuencias de estados del cambio de lugar y la deformación relativos: el muelle de acero tiene la propiedad real “elasticidad”. Tan pronto como tiene lugar cierto impulso, tiene lugar una desviación pertinente del esta- do de reposo y cierta manera de oscilar pertinente; tan pronto como tiene lugar otro cierto impulso, tiene lugar otra mane: ra de oscilar pertinente de tipo intuitivo similar. Si se suprime todo impulso, entonces otras circunstancias pueden experimen: tar un cambio y actuar de la misma manera que aquéllas. Si las circunstancias permanecen por completo inalteradas (todas las que precisamente son “circunstancias” respecto de la elastict dad), entonces el muelle permanece en el estado de la inaltera: ción. En circunstancias iguales, consecuencias iguales: a igual cambio de circunstancias, iguales maneras de oscilar. La regía general a la que se conforma la inalteración como caso límite de la alteración, no es conciente como tal: aquí expresa una for? perteneciente a la apercepción de la propiedad real; la ape" cepción de la propiedad real encierra en esta articulación

A

ESTRATOS DE SENTIDO ON DICOS DE DA COSA INTULUTIVA COMO TAL 73

circunstancias y alteraciones esquemiticas funcionalmente de. pendientes, pero de modo tal que la dependencia se presenta cu un caso dado y no ¿n abstracto. Por otro lado, ciertamente la cose y la propiedad son captadas de modo objetivante, 10 así el esquema A y las circunstancias (apresadas también como al. go esquematico),

Precisamente de esta manera se constituye toda propiedad “objetiva”, “real”, de la cosa tenomenal, Lo real de la cosa misma cs tan diverso como propiedades reales tenga en cste sentido la cosa, propiedades que son integramente unidades en refe- rencia a multiplicidades de las regulaciones esquemáticas en relación con circunstancias correspondientes.

d) El esquema como determinación real de la cosa material

El esquema respectivo adquiere, gracias a esta aprehensión reali zadora (a saber, como constituyente para la cosa real en cuanto sustrato de propiedades reales), el carácter de una determina- ción real de sentido particular. Frente a la propiedad real unita- ria, en nuestro ejemplo el color objetivo inalterado, está el ESTADO real momentáneo, que corresponde a las “circunstancias” y cam- bia según leyes. Éste coincide con el esquema, pero no es mero esquema (la cosa no es un mero fantasma). Á la aprehensión cambiada le corresponde un correlato cambiado. O sea, en la aprehensión-de-cosa, el esquema no es percibido como mera extensión sensiblemente llena, sino que es percibido precisa mente como “protomanifestación” (manifestación originaria) de una propiedad real, y precisamente por ello como estado de la sustancia real en el punto temporal respectivo. La propiedad misma viene solamente a la dación que da realmente cumpli- miento, por ende originaria, cuando llegan a desenvolverse de modo originario las series funcionales en las cuales vicnen a darse originariamente las DEPENDENCIAS respecto de las circuns- tancias inherentes; en otras palabras: las DEPENDENCIAS CAUSALES, Las CAUSALIDADES no son, en este caso, causalidades meramen- tc supuestas, sino “vIsTAs”, “PERCIBIDAS”, Es patente que aquí la dirección de la mirada en la captación mentante de la propie- dad real y la dirección de la mirada en la captación mentante de la dependencia causal de sus respectivos estados respecto de

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74 1.4 CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL,

las circunstancias inherentes (que entonces alcanzan ellas ms, mas captación objetiva), son diferentes, aunque en ambas partes la mirada recorre en cierta manera el esquema o más bien el estrato correspondiente de su plenitud. Y de nuevo cambia la dirección de la mirada, eventualmente dentro del mismo estado

/44/ dela situación predada para estas / diferentes captaciones, al jr ala cosa misma en cuanto sustrato idéntico de esta o aquella pro. piedad que se manifiesta, o bien de los respectivos estados refe. ridos a estas o aquellas circunstancias. Están delineadas tantas direcciones de la unidad en la aprehensión causal del esquema, es decir, direcciones para series de percepciones posibles en re. ferencia funcional a series de circunstancias perceptibles, como diversamente determinable POR PROPIEDADES, conforme al senti. do aprehensivo mismo, es lo real-cosa, la “SUSTANCIA” material unitaria; y esto tiene realmente esas propiedades (propiedades REALES, sustanciales) si la experiencia que da cumplimiento las acredita originariamente en los estados (maneras de comporta: miento) cósicos dependientes de circunstancias. Por lo demás, la aprehensión-de-cosa lleva consigo, como se establece ya con toda percepción singular y serie singular de percepciones, diferen- tes modos de determinación e indeterminación. Lo percibido es ciertamente conciente como lo real del estado dado, pero so- lamente como más o menos determinado. Pero la manera como la indeterminación puede determinarse con más precisión, está delineada por la esencia formal de la aprehensión-de-cosa como tal y además por la particularidad de la aprehensión particular respectiva, o sea, por lo que ella deja abierto justamente en esta particularidad.

e) Determinación más precisa, redeterminación y supresión de la experiencia de cosas

En la esencia general de la aprehensión-de-cosa radica, además, que en el progresar de las experiencias que protomanifiestal la cosa respectiva de una manera cada vez más rica, también

* Sustancia no significa aquí absolutamente nada más que cosa material como tal, considerada en tanto que es lo idéntico de propiedades reales, actu3: lizándose temporalmente en multiplicidades reguladas de estados en depel: dencia regulada de circunstancias inherentes.

A)

ESTRATOS DE SENTIDO ONTICOS DELLA COSA INTUITIVA COMO TAL 75

se presentan direcciones de determinación cada vez más ricas y en ellas pueden siempre establecerse nuevos sitios vacios de la determinabilidad. A priori, solamente en el progreso de las experiencias progresivas protomanifestadoras se hace patente lo que es la cosa misma respectiva. Como posibilidades de prin- cipio, aquí se hallan (según lo que ya señalamos antes) siempre lado a lado: 1) la posibilidad de experiencias concordantes sin excepción y / que sólo determinan con más precisión; 2) la posibilidad de experiencias parcialmente concordantes, parcial- mente discrepantes, y justo determinantes de LA MISMA cosa en formas nuevas y distintas; 3) finalmente la posibilidad de las dis- cordancias incompatibles, con las cuales se patentiza el no-ser de lo experimentado en concordancia provisional o también de la cosa determinada “de otra forma” en sus pormenores. Pero si la cosa Es, entonces es en cuanto lo real idéntico de sus pro- piedades reales, las cuales, por así decirlo, son los meros rayos de su ser unitario. En cuanto esto idéntico, la cosa está puesta de manera motivada en toda experiencia, por imperfecta que sea, por mucho que deje abierto, y la fuerza legitimadora de la motivación aumenta con la riqueza de las protomanifestacio- nes que sobrevienen en la marcha de la experiencia. La cosa ES constante en tanto que bajo las circunstancias inherentes a ella se comporta así y asá: REALIDAD O, lo que aquí es lo mismo, sus- TANCIALIDAD, Y CAUSALIDAD, SE CONCIERTAN INSEPARABLEMENTE. Las propiedades reales son eo ipso causales. Conocer una cosa quie- re por ende decir: saber por experiencia cómo se conduce al presionarla y golpearla, al doblarla y romperla, al calentarla y enfriarla, esto es, cómo se comporta en el nexo de sus causali- dades, en qué estados entra, cómo al atravesarlos sigue siendo la misma.

Indagar estos nexos y determinar en el pensamiento científi- co las propiedades reales sobre la base de la experiencia progre- siva —ésta es la tarea de la física (en un sentido ampliado de la palabra), la cual, guiada aquí desde las unidades más próximas en el escalonamiento de las experiencias y las protomanifesta- ciones de la experiencia, progresa hacia unidades siempre más elevadas. *?

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46/

76 LA CONSTEFUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

$ 16. Constitución de las propiedades de la cosa en multiplicidade de relaciones de dependencia

Asi pues, con referencia a las circunstancias reales, las reales

tas posibles, una UNIDAD atraviesa por entre todos los cambios de estado, de tal modo que, por el lado de la aprehensión, to. do cambio de estado, ya pertenezca a la misma propiedad en cuanto inalterada, ya a propiedades en alteración constante o discreta, se halla o puede hallarse como unívoco en el nexo real dado. La cosa en cuanto unidad de sus propiedades / puede, pues, en el cambio de cualesquiera estados o maneras de comportamiento, alterar“se” o permanecer inalterada. Toda propiedad real es, en cuanto real, alterable. Por tanto, las unida: des de la protomanifestación en su continuidad temporal son aprehendidas, en su dependencia de las unidades de las circuns tancias, como fases de una unidad de duración que se sostiene en ellas. El hierro se funde y cambia su estado físico, el cual por su lado tiene manifiestamente el carácter de una propiedad real en nuestro sentido. El peso de un cuerpo material se altera cons tantemente al ser llevado hacia los polos terráqueos, y así por el estilo. Bien mirado, la conformación de la unidad como con- formación de una identidad en el flujo del cambio temporal no es nada que sea específicamente peculiar de la cosa. A la esencia de toda unidad —incluso de toda unidad no sustancial— como mera unidad de duración, pertenecen a priori posibilidades de que la duración esté provista de un llenado temporal igual o, prescindiendo de saltos singulares, continuamente alterable. Y por todas partes interviene en esto la conciencia de unidad, la cual en tales continuos temporales tiene individualmente Ccon- ciente lo idéntico que ahí dura y se altera, y cuando es posible lo capta en forma mentante. Por ejemplo, el sonido, el dato puro de sensación, que ciertamente no es algo sustancialmentt real, se “altera” con respecto a su intensidad, y entre tanto per manece inalterado con respecto a su altura, etc. Ahora hay qué observar que la constitución de propiedades reales también put de ejecutarse en niveles superiores; que son, por ende, posibles

conformaciones escalonadas, según lo cual en unidades de la

protomanifestación se protomanifiestan por su lado unidades

a su vez superiores y eventualmente se determinan a partir de

———

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTULITVA COMO TAL. 77

ahi con ayuda del pensar basado en la experiencia. Lo mismo vale con generalidad.

Teníamos antes el principio de la coordinación de las dacio- nes esquemáticas, principio que en la apercepción de lo real es formalmente determinante: iguales circunstancias - iguales consecuencias. Este principio requiere, sin embargo, cierta va- riación del sentido que se le ha dado hasta ahora: las circuns- tancias eran daciones esquemáticas, e igualmente las conse-

cuencias.

Eso está bien cuando tenemos que ver con propiedades de nivel inferior y experimentamos lo real como unidad duradera de una y la misma propiedad INALTERADA.%%

Pero en la esencia de toda cosa (tal como la captamos en la esencia de la experiencia, o sea, en la experiencia idealmen- te posible) radica la / posibilidad ideal de su alteración: de /47 la alteración de lo real. Por ejemplo, el muelle es elástico. En iguales circunstancias esquemáticas experimentamos (o, ideal- mente hablando, podemos experimentar) cómo se presentan iguales series esquemáticas de alteraciones o de inalteraciones: siempre de nuevo las mismas maneras de oscilar con impul- sos igualmente dirigidos, igualmente fuertes, etc., hasta llegar naturalmente al caso límite en que el impulso es 0 y la oscilación es siempre 0,

Ahora bien, el golpe puede ser tan fuerte que se rebase el “límite de elasticidad”; el muelle se quiebra, se desbarata en varios fragmentos separados. Ya no tenemos ahí la unidad de algo real uno con la contextura elástica una. O de otra manera: el muelle se pone al rojo, pierde su elasticidad, o la elasticidad se altera en tanto que aún permanece.

Éstas son ALTERACIONES DE PROPIEDAD: la propiedad alterada tiene a su vez, respecto de sus esquemas, la regla formal: en iguales circunstancias, iguales consecuencias. Pero, pese a la forma igual, cs ciertamente distinto el nexo funcional fáctico, los esquemas y circunstancias recíprocamente coordinados. Y cuando el acero se funde y la elasticidad ha desaparecido, la cosa se ha alterado, ya conserve propiedades, pero que estas propiedades se alteren, ya pierda propiedades y reciba nue- vas propiedades de otro tipo, o eventualmente muestre también

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78 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

alteraciones en propiedades del tipo ya presente tras la cesación de aquellas propiedades.

Tenemos entonces no solamente UNIDAD EN LAS ALTERACIONES DE LAS PROPIEDADES y en la propiedad que se altera singular. mente, así como en general tenemos unidad en las series de alteraciones, sino que A TRAVÉS DE LAS ALTERACIONES DE PROPIEDAD PASA UNA NUEVA UNIDAD; O sea, la cosa es de tal índole que, con alteraciones enteramente determinadas de las circunstancias reales, cambia precisamente las propiedades reales de manera determinada. Las series de alteraciones de las propiedades ren. les, en su dependencia de las alteraciones de las circunstancias reales, manifiestan de nuevo una unidad. Para todas las alte- raciones de propiedad tenemos inherentes alteraciones de las circunstancias. En todas sus maneras de comportamiento es de- pendiente de ellas y es lo que es con referencia a circunstancias, Y en las maneras de comportamiento yace una / UNIDAD como propiedad unitaria, en tanto que tenga lugar tal referencia a cir- cunstancias que la cosa se conciba en ESTADOS, estados que sean tan dependientes de los de las circunstancias que sean posibles alteraciones motivadas de circunstancias, con las cuales vayan de la mano alteraciones reguladas de los estados de la cosa; y justamente de tal manera que iguales series de alteraciones de circunstancias de una y la misma especie, originen “siempre de nuevo”, dentro del respectivo trecho de la duración de la cosa, iguales series de alteraciones de estados de la especie co rrespondiente. “Siempre de nuevo”: siempre de nuevo puedo poner la cosa, que tiene su carácter óptico inalterado, idéntico, bajo diferentes iluminaciones y series de iluminaciones. Siem: pre de nuevo puedo impulsar la cosa, que es elástica y tiene su carácter elástico inalterado, de una manera diferente, etcétera:

Así pues, tengo un segmento en la duración de la cosa €N el cual ésta tiene precisamente unidad de una propiedad real —y una propiedad inalterada. Si el muelle se ha puesto al rojo, entonces da comienzo un nuevo segmento del ser cósico: ahorá es inelástico y tiene de nuevo una propiedad correspondiente. pero nueva, “EN LUGAR” de la elasticidad. Igualmente si la cos

ha perdido su coloración cromática por haberse desteñido po! completo.

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTIGOS DE LA COSA INTUETIVA COMO TAL. 79

LA DURACIÓN DEL-SER CÓSICO SE DESCOMPONE ASÍ EN SEGMENTOS RES- MECTO DE CADA PROPIEDAD. PERO ALLÍÚTENEMOS LA ABARCANTE UNIDAD DELA COSA: CADA PROPIEDAD DEL PRIMER NIVELES ALTERABLE, PERO LAS ALTERACIONES DE LAS PROPIEDADES SE HALLAN DE NUEVO BAJO REGLAS DE LA DEPENDENCIA DE CIRCUNSTANCIAS,

Por todas partes se distinguen dependencias y constitu- ciones de propiedades del primer nivel de las de nivel supe- rior, y la conformación de unidad de nivel superior es de nuevo una conformación de propiedades reales, porque precisamen- te en el nexo de la experiencia, las alteraciones de propiedad del nivel inferior no son inmotivadas, sino que, por su lado, se ponen de nuevo de manifiesto como dependencias de cir- cunstancias reales, El hierro no se pone al rojo por mismo, alterando con ello ciertos complejos de sus propiedades rea- les en la experiencia, sino que lo hace en circunstancias reales, también ellas experimentables, las cuales, en su intervención re- gulada, / son cognoscibles, primigeniamente experimentables. En la duración de la cosa se presentan siempre nuevas propie- dades o alteraciones de propiedad, a veces aparicionalmente inconstantes; pero por el conjunto de las alteraciones atraviesa una unidad de realidad, una unidad de referencias ininterrum- pidamente reguladas a circunstancias reales, una unidad de tal índole que toda alteración que ya pertenece al nivel de la reali- dad está ella misma de nuevo regulada causalmente.

La cosa intuitiva no es aprehendida directamente en el pleno rigor de esta idea de realidad, aunque ésta, como puede reco- nocerse, ya está esbozada en la misma conformación de unidad que está dada sin más en su aprehensión. Fue la nueva CIENCIA DE LA NATURALEZA la que por vez primera captó esta idea de una identidad rigurosa en dependencias absolutamente determina- das y unívocas de la causalidad —idea que cabe sacar de la apre- hensión de la experiencia—, y la que desarrolló las exigencias contenidas en ella, exigencias que determinan esencialmente la marcha de la investigación*! científico-natural. Con ello está en conexión el hecho de que la ciencia de la naturaleza concibe en rigurosa universalidad el principio “en iguales circunstancias, iguales consecuencias”, ya esbozado en la aprehensión primi- genia de cosas, precisamente como correlato de la idea rigurosa de la cosa (de lo real); igualmente el principio: no hay cambio

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$0 LA GONS IFCUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

sin causa, no hay transformación sin identidad de lo cósico Que se transforma; por lo cual, pues, no puede haber en verdad yn milagro en forma de transformación de una cosa en una segun. da cosa, sino en el mejor de los casos un saltar (eventualmente sólo en apariencia discreto) de grupos principales de propieda. des a otros, pero entonces sólo en referencia a circunstancias conforme a leyes causales fijas. / No obstante, acaso ésta no sea una necesidad apriórica. Á priori, acaso sea pensable que una cosa se altere, esto es, que se transforme en sus propiedades reales, por misma. Considerémoslo con más detalle. ¿Sería pensable, por ejemplo, que una cosa perdiera por misma su elasticidad, que una coloración se destiñera por misma, que el agua se secara por misma?

En la aprehensión de cosa, por ejemplo, de la cosa como co- loreada, elástica, etc., radica precisamente aquella aprehensión de propiedad de la que hablamos, / con su referencia a circuns tancias. Ahí está encerrada la posibilidad ideal de que, referida a ciertas circunstancias, la propiedad permanezca inalterada. Ciertas circunstancias pueden alterarse sin que ello tenga nin: gún influjo sobre la cosa. Entonces, esto significa: en el mundo en torno pueden ocurrir muchas cosas sin que la cosa dada (en tanto que la tenemos en la intuición) muestre alteraciones de ninguna clase. Estas circunstancias carecen realmente de in: fluencia, no pertenecen al nexo causal que para la realidad de esta cosa es constitutivo por un lado cualquiera. Puede ser, de nuevo, que subsistan ciertas dependencias, que ciertas altera ciones de circunstancias tengan consecuencias para la cosa, esto es, que en la cosa transcurran cambios de estado correspon: dientes de tal manera que se manifieste ahí una y la misma propiedad real inalterada. Y si transcurren iguales series de cir cunstancias, entonces transcurren iguales series de estados, yl propiedad permanece inalterada. Un caso especial es aquel en que en las circunstancias causales tiene lugar, en vez de un curso

/ Acaso no requiera una discusión particular la conformación de un col!” plejo de propiedades reules del modo como, mediante relación causal Co” circunstancias complejas, se destacan experimentalmente caracteres unilaS y de cosa, mientras que éstos, en un análisis causal más preciso, se deshacen en propiedades parciales.

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ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL. 81

de alteración, un transcurso de inalteración (duración inaltera- da), “nada se altera”. Entonces también causalmente puede no alterarse nada, en caso de que la consecuencia dependa unívo- camente de estas circunstancias.

Ahora bien, la concepción ingenua opina que UNA COSA PODRÍA ALTERARSE POR MISMA. Toda aprehensión de cosa sucede bajo co- aprehensión de circunstancias como condicionantes. Pero, en efecto, la cosa nunca llega a darse perfectamente. Y por lo que toca a las enunciaciones que hacemos sobre la cosa, de ningún modo*? obedecen a lo que en cada caso está realmente dado; lo que la aprehensión de cosa, con generalidad y según el con- tenido concreto de la aprehensión, exige para la cosa, no está acreditado, y la enunciación no se guía meramente por lo acre- ditado, por la dación que da cumplimiento; la percepción de cosas no es una experiencia plenamente informativa. En ocasión de ello hay que pensar que en una cosa tenemos que diferenciar entre circunstancias externas e internas, alteraciones o proce- sos externa e internamente causados.

Tiene que tomarse en consideración que lo que la ciencia de la naturaleza admite como EDIFICACIÓN DE UNA COSA A PARTIR DE. MOLÉCULAS Y ÁTOMOS, en todo caso ya está delineado como posibilidad en la cosa intuitiva en la manera en que una cosa es posible como agregado de cosas dentro de nexos causales.

En general, LA PARTICIÓN es UN TEMA IMPORTANTE: la aprehen- /51/ sión de una cosa como un sistema de cosas, su edificación a partir de moléculas, etc., donde el problema es precisamente este edi- ficar. ¿Cómo hay que concebir a priori la idea del todo real de fragmentos reales, los cuales por su parte fungen de nuevo co- mo cosas? ¿Qué posibilidades aprióricas subsisten aquí? ¿Qué ocurre con la posibilidad apriórica del llenado “continuo” del espacio, y justo como un llenado real, por ende también con la posibilidad de la aprehensión de la totalidad de los objetos de la naturaleza como una cosa continua y la posibilidad de una multitud de objetos de la naturaleza que están espacialmente se- parados pero cada uno de los cuales es en continuo? ¿Y qué con la posibilidad de la aprehensión de una cosa continua como un continuo de cosas? ¿Puede cada parte de la partición ideal de una cosa continua ser concebida como una unidad continua de cosas? ¿Y qué es lo que hace la unidad de un continuo real

89 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

semejante? ¿O se exige a priori la fragmentación real, según la cual necesariamente cada cosa es en realmente simple o est compuesta a partir de reales simples? ¿Hasta el punto de quelo realmente simple en verdad llena el espacio en forma continua pero de tal modo que la partición geométrica ideal no conduce ni puede conducir a una partición en lo real? ¿Qué significaría entonces enlace o composición? Aquí todo parece ser más fáci] que desde el punto de vista de la continuidad. ¿Qué distingue la partición física de la química? Podría decirse así: una cog está compuesta efectivamente en cuando es un agregado de cosas que se hallan en ciertas interacciones, y justamente de ta] manera que muestran, frente a causalidades externas, una uni. dad de relaciones legales, tienen un estado total que remite a los estados legales singulares de los elementos, y en general de tal manera que el “todo” se comporta formaliter como una cosa en relación con ciertas clases englobantes de “circunstancias”, Por el contrario, en otras circunstancias correspondientes se “desharata” en sus partes, las cuales, como en el todo, también pueden ser por sí. Por otro lado: un todo no necesita conte: ner las partes separadas, lo que también se evidenciaría en ha aprehensión de continuidad, pero en ciertas circunstancias se tiene como consecuencia una pluralidad cósica** de cosas sepa: radas, que antes no estaban por en el “todo” (química). Un proceso iniciado por una acción causal externa, que al princi 52/ pio / afecta inmediatamente a una “molécula”, se propaga en el agregado gracias al nexo causal-real en el mismo. Y así, en el agregado ocurren toda clase de cosas una vez que todos los pro cesos externos han dejado de ejercer su fuerza. Ciertamente, las circunstancias externas están todavía ahí, y son todavía circuns tancias. Pero tal como ahora son, y aunque acaso se mantengan inalteradas, no hacen al caso por lo que se refiere a las altera: ciones en el interior de la cosa. Pero aquí tampoco ocurre nada “por mismo”. Ahí ocurre lo que ocurre como consecuencii de los procesos externos anteriores y gracias al conjunto entero de leyes de la causalidad, que atraviesa lo externo y lo internoé

* También hay que considerar aquí el problerna de la inercia y el move mento umforme. ¿Pueden acaso equipararie inalter ación cualitativa y canbe cualitativo uniforme y, de manera correspondiente, 1eposo y mov inuento UN!

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ESTRATOS DESENUIDO ONTIGOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL 83

¿Puede cealmente dectuse de todos modos que ESTÁ EXCLUL DO ALTERARSE POR SEMISMO, “PRANSFORMARSE” en sus propiedades y orsarare CR” del mundo por mismo? Y esto naturalmente por la esencia dela apercepción-de-cosa. Lo que en general pue- de verse y encontrause en la experiencia científica, lo prescribe valla experiencia general de cosas. Sólo lo que queda abier- to idealiter puede acreditarse en la marcha de la experiencia y en determinaciones más precisas, Un desaparecer de las cosas, un transformarse sin fundamento, pudiera ser posible ideali- ter, y sin embargo, tendríamos derecho a rechazarlo. El curso de li experiencia real puede en efecto elevar una protesta con- tra aseveraciones como: ello está excluido por el carácter de la experiencia científico-natural, incontables transformaciones ilusorias se han explicado de modo plenamente suficiente, et- cétera.

Lo dicho basta para entender el TIPO GENERAL DE LA edifica: ción CONSTITUTIVA de cosas en la esfera de la intuición, en su notable estratificación, la cual, como puede por lo demás verse con intelección, solamente es una especie de continuación de una estratificación distinta, pero análoga, en la que el ESQUEMA SENSIBLE, el nivel ínfimo de la conformación de unidad que aho- ra consideramos, / ya se constituye por su lado como unidad.

APÉNDICE

Hay que observar que en nuestros análisis nos hemos ceñido a un tipo determinado de cosidad material: el del cuerpo sóLiDO. Esta limitación no es arbitraria, sino que más bien muestra que tenemos que ver ahí el terreno básico de la constitución de la naturaleza material. Los cuerpos sólidos se constituyen como cosas con una figura espacial rígida trans- portable con el movimiento. Pueden estar en un MEDIO cósico como las ranas en el agua, que —como mar o río o estanque— es una cosa y carga cosas en sí. Todas las cosas del “mundo” primigenio están así en el me-

forme? ¿Qué suerte de legalidad es la de la inercia? No se ha dicho que un movimiento uniforme y la alteración cualitativa carezcan de causa, sino que se ha dicho que, cuando se ha presentado (cuando la causa “desaparece”, Jo cual es una idea), subsiste (o que el movimiento o la alteración que, mientras había una causa, era no uniforme, se transforma en uno uniforme): una ley de la alteración de los efectos.

A Sobre el concepto de medio, cfr. también p. 60,

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8-1 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

dio del aire, el cual, sin embargo, no es en su mayor parte Observable y sólo es captado como medio mediante movimientos voluntarios fuertes de la mano o algo similar, o mediante el rápido movimiento q, otro cuerpo que me hace perceptible el *vientecillo”. Un medio pued; ser “más denso” o “más tenue” y ceder ante el movimiento más fácil o más difícilmente. La resistencia puede ser tan ligera que se vuela imperceptible, Los medios pueden ser transparentes y visibles o tra, parentes e invisibles, o también, por último, no transparentes.

Mientras que el cuerpo sólido dado en primer lugar se constituye como algo idéntico en el movimiento y el reposo, en la alteración e inalteración cualitativa, como algo que, siendo por sí, es identificable cou referencia al caso normal de la inalteración cinemática y cualitaí: va, y mediante el sentido de la vista y el sentido del tacto se constituye ante todo en dos estratos relativamente cerrados y que dan "íntegra mente” la figura cualitativamente llena —con los medios sucede de otra manera. También ellos se constituyen para nosotros como cue pos líquidos o gaseosos en el sentido de las cosas materiales, pero se dan como llenado del espacio o espacialidades llenas que albergano pueden albergar en sí, como movibles en ellos con mayor o menor resistencia, cosas materiales de la especie primera y primigeniamente constituida, la de los cuerpos sólidos. No están constituidos como cur. pos de figura fija, sino que tienen su figura solamente cuando existe otro cuerpo que sirve para ellos como “RECIPIENTE” O que ejerce de otra manera un influjo determinante sobre su figura.

Si tomamos en consideración la posibilidad de un cuerpo líquido, entonces tenemos que decir que algo semejante NO puede ser PRIM: GENIAMENTE PERCIBIDO, sino que solamente puede ser alcanzado en pro cesos mediatos de experiencia y pensamiento. Pero aquí se trata de seguir el escalonamiento de la constitución de tal manera que comet cemos con las cosas protodadas y que se proto-acreditan, y éstas son los cuerpos sólidos.

También los cuerpos sólidos transparentes representan ya una des viación respecto del caso normal de la constitución primigenia. Por ejemplo, un plato de vidrio liso e incoloro, tan grande, digamos, qu ocupe enteramente el campo visual, no se ve en cierta orientación no tiene ningún color superficial y en general ningún aspecto visual. Pero, con los cambios de orientación, los “bordes” resaltan por Y relación con otros cuerpos y, con ellos, apariciones visuales que, sin embargo, no ofrecen el objeto entero como esquema visual, pues se il terponen el brillo (que también en los cuerpos no transparentes oculli eventualmente el color), los reflejos y las imágenes de las cosas vistas

54/ a través de él. Por otra parte, estos cuerpos están / dados táctilmenté

A

ESTRATOS DE SENTIDO ÓNTICOS DE LA COSA INTUITIVA COMO TAL 85

como cuerpas normales, pero a la constitución “normal” le pertenece precisamente el estar dado paralelamente a la vista y al tacto.

$ 17, Materialidad y sustancialidad

En nuestras consideraciones hemos dejado a propósito que re- salte con más intensidad lo general de la cosidad sin más, la “realidad", frente a aquello que pertenece a la materialidad co- mo tal en cuanto lo específico de la realidad extensiva. Aquello general, que sin duda habría que designar de preferencia co- mo realidad, se llama SUSTANCIA. (Desgraciadamente, todos estos términos filosóficos están cargados de equívocos y carecen de toda aclaración profunda.) Frente a ello tenemos aquí un com- ponente esencial fijo sacado de la intuición, que es evidente en su significado fundamental. Para la separación de estas genui- nas “realidades” del difundido sentido MÁS AMPLIO de la palabra, que abarca CUALQUIER ser individual (o temporal), decimos REALI- DAD SUSTANCIAL; así, en adelante debe entenderse precisamente esto siempre que hablemos simplemente de sustancialidad, o de sustancia o cosa. De este modo, la sustancia extensiva debe valer para nosotros solamente como una particularización. Del papel de la extensión (corporeidad) ya hemos hablado antes. Se- gún ello, está claro que determinaciones como posición, figura, etc., en cuanto pertenecientes a la extensión, no son propieda- des sustanciales, sino más bien por completo causales. Por lo que atañe a su manera de darse, no son unidades de la “pro- tomanifestación”, sino que MÁS BIEN PERTENECEN YA AL ESQUEMA. Ello no impide que también la figura y la posición de una cosa dependan de circunstancias en lo que respecta a la inalteración y la alteración, y que sean experimentables en esta dependencia causal. Con referencia a ello, las determinaciones extensiona- les específicas llegan a ser protomanifestación de las propias propiedades reales de la cosa, de las cuales dependen funcional- mente, por su lado, las propiedades que se protomanifiestan en la plenitud del esquema. De esta manera experimentamos en la cosa solidez y liquidez, elasticidad, etc. Por ejemplo, reaccio- nar a un impulso con oscilaciones, y además de cierta especie e intervalo temporal, protomanifiesta elasticidad, y justamen- te elasticidad de determinada particularidad, digamos la de un

DD

86 La CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

muelle de reloj. Estas s0n, por encle, propiedades sustancial como otras; pertenecen a la cosa material que se extiende, el espacio con ellas como con todas las propiedades sustanc; les, y tiene su figura espacial y su posición, las que no so,

por su lado, propiedades materiales, Y

CAPÍTULO TERCERO

LOS A/STHETA EN RELACIÓN CON EL CUERPO ESTÉSICO 1 %

$ 18. Los factores subjetivamente condicionados de la constitución de cosas y la constitución de la cosa material objetiva?

Nuestro análisis entero se movió en un estrecho marco deter- minado, que tenemos que delimitar con fijeza. La unidad real, que se constituyó para nosotros en forma escalonada, no alcan- zÓ, pese a todos sus niveles, el último, en el cual se constituye la Cosa realmente MATERIAL OBJETIVA. Lo que hemos descrito es La cosa*ó que se constituye en la multiplicidad CONTINUAMENTE: UNITARIA de las INTUICIONES sensibles?” de un yo experimentante, en la MULTIPLICIDAD DE LAS “COSAS DE LOS SENTIDOS” de diferentes niveles:*$ multiplicidades de unidades esquemáticas, de estados reales y unidades reales de diferentes niveles. Ésta es la COSA PARA EL SUJETO SINGULAR, idealmente pensado en aislamiento; sólo que este sujeto permanece en cierta manera OLVIDADO DE MISMO y también olvidado de quien lleva a cabo el análisis.

a) Dependencias de las contexturas intuitivas de la cosa material respecto del cuerpo del sujeto experimentante*

Con todo, para la producción de una dación plena de una cosa material, la dación en que acredita su realidad real, este

2 “Aistheta” quiere decir aquí, como en el capítulo anterior: casas materia- les como tales en su estructura estética.

? Sobre este parágrafo, véase también el Capítulo tercero de la Segunda Sección.

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88 LA CONSTITUCIÓN DE. LA NATURALEZA MATERIAL

olvido de mismo no es acaso conveniente. Solamente nece; tamos considerar cómo se acredita una cosa como tal, según yy esencia, para reconocer que tal aprehensión tiene que conteney desde un principio componentes que remiten al sujeto, y justa. mente en cuanto sujeto humano (o mejor: animal) en un sen. tido fijo.

Se pone de manifiesto que la contextura de las cosas materia. les como ajstheta, tal como se encuentran ante intuitivamen. te, son dependientes” de mi CONTEXTURA, LA DEL SUJETO EXPERI MENTANTE, referida a MI CUERPO Y MI “SENSIBILIDAD NORMAL”.

El cuerpo es, ante todo, el MEDIO DE TODA PERCEPCIÓN; es el ór. CANO DE LA PERCEPCIÓN; CONCUFT€ NECESARIAMENTE en toda percep- ción.” En el ver, el ojo está dirigido a lo visto y pasa corriendo sobre las esquinas, las superficies, etc. Al palpar, la mano se desliza sobre los objetos. Moviéndome, acerco el oído para es: cuchar. La aprehensión perceptiva presupone contenidos de sensación que desempeñan su necesario papel para la consti tución de los esquemas y por ende de las apariciones de las cosas reales mismas. Á LA POSIBILIDAD DE LA EXPERIENCIA PERTENE CE, EMPERO, LA ESPONTANEIDAD DE LOS TRANSCURSOS de los actos de sensación exhibidores, acompañados por series de sensaciones cinestésicas y motivados por ellas en cuanto dependientes: CON EL ESTAR-LOCALIZADO DE ESTAS SERIES EN EL MIEMBRO CORPORAL MOV! BLE RESPECTIVO está dado que en toda percepción y acreditación perceptiva (experiencia) el cuerpo TAMBIÉN CONCURRE COMO ÓRGA: NO SENSORIAL LIBREMENTE MOVIDO, COMO TODO LIBREMENTE MOVIDO DE LOS ÓRGANOS SENSORIALES, y Que, por tanto, por este funda: mento primigenio, todo lo real-cósico del mundo circundante del yo tiene su referencia al cuerpo.

Y patentemente también está en conexión con ello el distin: tivo que hace del cuerpo el portador del punto de orientación cero, del aquí y ahora, desde el cual el yo puro intuye el espacio y el mundo entero de los sentidos. Así, toda cosa que aparece tiene por ende, eo ipso, una referencia de orientación al cuerpo: y no solamente la cosa realmente aparente, sino toda cosa que haya de poder aparecer. Si me imagino un centauro, no puedo

* La falta de concordancia se halla en el original. * Cfr. también la p. 128 ss,

LOS A/STHETA EN RELACIÓN CON EL. CUERPO ESTÉSICO 89

más que imaginármelo en cierta ORIENTACIÓN y en cierta refe- rencia a mis Órganos sensoriales: el centauro se encuentra a mi “derecha”, se “acerca” o se “aleja”, se “voltea”, se vuelve dándo- me “a mí” la cara o la espalda. Á mí, a mi cuerpo, a mi / ojo, que está dirigido a él; yo lo contemplo en la fantasía, esto es, mi ojo, movido libremente, acomodándose así y asá, va de acá para allá, y las “apariciones” visuales, los esquemas, se suceden unos a otros en el orden motivado “inherente”, en el que dan por re- sultado la conciencia experiencial del objeto-centauro existente, visto de diferente manera.

Prescindiendo de su distintivo como centro de orientación, El. CUERPO cobra SIGNIFICACIÓN PARA LA EDIFICACIÓN DEL MUNDO ES- PACIAL gracias al papel constitutivo de las sensaciones. En toda constitución de la cosidad espacial participan DOS ESPECIES DE SEN. SACIONES CON FUNCIONES CONSTITUYENTES COMPLETAMENTE DIFEREN- TES, y necesariamente participan, si las representaciones de lo espacial han de ser posibles. —En primer lugar, LAS SENSACIONES que mediante las aprehensiones que les caen en suerte CONS. TITUYEN matizadamente las correspondientes NOTAS DE LA COSA como tales; así los colores de la sensación con sus difusiones de sensación, en cuya aprehensión aparecen las coloraciones cor- póreas con la extensión corpórea de estas coloraciones. En la esfera táctil, las sensaciones de aspereza con cuya aprehensión aparece la aspereza cósica, e igualmente la sensación de calor frente al calor corpóreo, etcétera.

EN SEGUNDO LUGAR, las “sensaciones” que no experimentan tales aprehensiones, pero que, por otro lado, son necesaria- mente PARTÍCIPES en toda esa índole de aprehensiones de otras sensaciones, en tanto que en cierta manera MOTIVAN las mis- mas aprehensiones, con lo cual ellas mismas experimentan una APREHENSIÓN DE ÍNDOLE enteramente DISTINTA, la cual, por ende,

pertenece CORRELATIVAMENTE a toda aprehensión constituyente. En toda constitución y en todos los niveles tenemos necesa- riamente “CIRCUNSTANCIAS” referidas unas a otras y lo “PERTENE: CIENTE” a todas las circunstancias; por todas partes hallamos EL. "SLENTONCES” O El “PORQUE-ENTONCES”. Aquellas sensaciones que experimentan aprehensiones extensionales (hacia notas cósica- mente extendidas), están MOTIVADAS en sus transcursos reales y posibles, y cstán aperceptivamente REFERIDAS A SERIES MOTIVANTES,

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90 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

A SISTEMAS DE SENSACIONES CINESTÉSICAS que transcurren libremen. te en su bien conocido nexo de ordenación. de tal modo que: si / tiene lugar un transcurso libre de una serie de este siste. ma (si tiene lugar un movimiento cualquiera de los ojos o de los dedos), entonces, a partir de lo múltiple entretejido con ello como motivante, tiene que transcurrir la serie correspon: diente de manera motivada. De esta manera, a partir del sis- tema ordenado de las sensaciones del movimiento ocular, de los movimientos de la cabeza que se mueve libremente, etc, transcurren en la visión estas o aquellas series. Mientras esto ocurre, transcurren EN ORDENACIÓN MOTIVADA. las “imágenes” de la cosa aprehendida perceptivamente al inicio de este movimien- to, y en todo caso con las sensaciones visuales inherentes a ella, Una aprehensión de la cosa en cuanto situada a tal distancia, orientada de tal modo, coloreada de tal modo, etc., no es pen sable, como puede verse con intelección, sin tales REFERENCIASDE MOTIVACIÓN. En la esencia de la aprehensión misma radica la po sibilidad de dejar que la percepción se deshilvane en “posibles series de percepciones, que tienen todas el tipo: sl el ojo se vuet ve de tal modo, ENTONCES la “imagen” se muda de tal modo; si se vuelve de alguna otra manera determinada, entonces la imagen se muda correspondientemente de otra manera. Encontramos ahí constantemente la doble articulación: sensaciones cinesté sicas por un lado, el motivante, y las sensaciones de las notas por el otro, el motivado. Lo mismo, naturalmente, en todo pal par, y así por todas partes. La PERCEPCIÓN es por todas partes una UNIDAD DE OPERACIÓN, que surge esencialmente de la labor de conjunto de dos FUNCIONES CORRELATIVAMENTE REFERIDAS. Se ll” fiere a la vez que a TODA PERCEPCIÓN pertenecen FUNCIONES DELS ESPONTANEIDAD. Los cursos de las sensaciones cinestésicas sol aquí CURSOS LIBRES, y esta LIBERTAD EN LA CONCIENCIA DEL TRANSC RRIR es una pieza esencial de la constitución de la espacialidad.

h) La significación de las condiciones NORMALES de la perceP ción para la constitución de la cosa intuitiva y las anomalidade (alteración del cuerpo, alteración en la cosa)

Ahora bien, los cursos de percepción gracias a los cuales EN ante uno y el mismo mundo externo, no siempre muestral

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LOS AÍSTHETA EN RELACIÓN CON El. CUERPO ESTÉSICO 91

el mismo estilo, sino que pueden observarse diferencias. Ante todo, los mismos objetos inalterados se ven, según las circunstan- cias cambiantes, tan pronto de un modo, tan pronto de otro. La misma figura inalterada tiene un ASPECTO CAMBIANTE según la posición / respecto de mi cuerpo; aparece en ASPECTOS CAMBIAN- /59/ TEs, los cuales LA EXHIBEN A “ELLA MISMA” MÁS O MENOS “FAVORABLE: MENTE”. Si prescindimos de ello y consideramos las PROPIEDADES REALES, entonces el mismo objeto, idéntico en cuanto a la figura, tiene, según su puesto respecto de un cuerpo luminoso, diferen- tes COLORES APARENTES (llenado de la figura) y diferentes a su vez con diferentes cuerpos luminosos, pero de una manera regulada y que, por lo que toca a la aparición, puede ser determinada con mayor precisión. En ello, CIERTAS CONDICIONES se ponen de manifiesto COMO LAS “NORMALES”: el ver con luz de sol y cielo despejado, sin influencia de otros cuerpos que determinen el color aparente. Lo “óptimo” que aquí se alcanza vale como el COLOR MISMO, en oposición, por ejemplo, al arrebol vespertino, que “eclipsa” todos los colores propios. "TODOS LOS OTROS COLO. RES, EN CUANTO PROPIEDADES, SON “ASPECTOS DE”, “apariciones de” este color aparente señalado (que se dice “APARICIÓN” sólo en OTRO sentido, a saber, en atención al nivel superior de la cosa física, del que después habremos de tratar). Pero pertenece a la cosa que este color normal se mude de nuevo, dependiendo precisamente de los cuerpos iluminadores que se presenten, de la claridad o turbiedad de la luz diurna; sólo que, al volver a las circunstancias normales, vuelve el mismo color: al cuerpo le pertenece “en sí” un color como existente en sí, el cual es captado en la visión, pero que cada vez se ve distinto —y su as- pecto depende por completo de las circunstancias objetivas—, y se destaca más o menos fácilmente (con el caso límite de la invisibilidad), con lo que el grado de visibilidad también está en conexión con la figura.

También hay que ponderar si todas las CIRCUNSTANCIAS OBJE. tivas son apercibidas desde un principio COMO CAUSALES, Como derivadas de cosas. Ciertas circunstancias muestran variaciones periódicas —como las relaciones de día y noche— y correspon- dientemente las cosas, que por lo demás se experimentan como inalteradas, que se dan, por ejemplo, inalteradas al sentido del tacto, pasan por variaciones periódicas en el transcurso de sus

eS

92 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

caracteres visuales. Respecto de los modos de darse visuales,

en que se destacan los caracteres de color y los caracteres de

figura que se hacen visibles con ellos, resulta que la LUZ biUrx; /60/ CLARA tiene la / ventaja de que en ella no solamente se hace visible la figura de modo particularmente favorable hasta en sus más finos momentos, sino también aquellos caracteres glo- bales mediante los cuales se denuncian a la vez propiedades de las restantes esferas sensoriales, propiedades que están dadas en el nexo de estas experiencias como no afectadas por el mu- damiento del color (por ejemplo, la contextura material, que sale a la luz al hacerse visible la estructura superficial). Por lo tanto, en la serie de las apariciones posibles, una dación de la cosa tiene la ventaja de que con ella está dado RELATIVAMENTE LO MEJOR DE LA COSA EN GENERAL, y esta dación recibe el carácter de lo PARTICULARMENTE INTENCIONADO, a ella va el “interés” predo minantemente, la TENDENCIA DE LA EXPERIENCIA TERMINA en ella, se cumple en ella, y las restantes maneras de darse reciben una referencia intencional a la “óptima”.

A LA EXPERIENCIA NORMAL, en la que el mundo se constituye PRIMIGENIAMENTE como mundo, “TAL COMO Es”, pertenecen todo vía otras CONDICIONES NORMALES DE LA EXPERIENCIA: por ejemplo. la visión a través del aire —que vale como visión inmediata, sin cosas intermediarias—, el palpar con contacto inmediato, etc tera. Si intercalo entre mi ojo y la cosa vista un MEDIO ajeno, entonces todas las cosas experimentan una alteración de apar: ción; dicho con más precisión: todas las unidades fantásmicas experimentan una alteración. Se dice ahora: la misma cosa, pt ro vista a través de diferentes medios. La cosa no depende de tales alteraciones; es la misma. Pero los “modos de aparición de la cosa (en este caso del fantasma) dependen de si entré él ojo y la cosa se interpone este o aquel medio. Que un vidr0 transparente permita en verdad ver a través, pero que cambie las imágenes de las cosas de modo diferente con diferente cu" vatura, y que, cuando es de color, les transmita su color, ello pertenece también al dominio de la experiencia. Y finalmen" te, si me pongo unos LENTES de color ante los ojos, todo ve de color cambiado. Si no supiera nada de este medio, pará mi

4 Cfr. antes, p. 53.

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LOS AISTHETA EN RELACIÓN CON EL CUERPO ESTÉSICO 93

todas las cosas estarían coloreadas. Tan pronto como de él

por experiencia, este juicio queda suprimido. La DACIÓN / DE /61/ LA COSA DE LOS SENTIDOS vale como dación ILUSORIA respecto del color, e ILUSIÓN SIGNIFICA a su vez una manera de darse que po- dría entonces presentarse posiblemente también en el sistema de la dación normal en circunstancias apropiadas, y que, don- de existen motivos de equivocación, que aquellas circunstancias sugieren adoptar, provoca una aprehensión OBJETIVAMENTE FAL. sa. LO “FALSO” RADICA EN EL CONFLICTO CON EL SISTEMA NORMAL DE EXPERIENCIA. (La alteración de la aparición es para todas las co- sas una alteración unitaria, reconocible como tipo-de-alteración unitario.)

Igualmente ocurre cuando en vez de la intercalación de un medio entre Órgano y cosa consideramos una ALTERACIÓN ANÓMA- LA DEUN ÓRGANO mismo: si palpo con una ampolla en el dedo, si la mano está excoriada, entonces todas las propiedades táctiles de las cosas están dadas de otro modo. Si veo con ojos bizcos, si palpo con los dedos cruzados, entonces tengo dos “cosas visua- les”, dos “cosas táctiles”, pero declaro que solamente hay una cosa real ahí delante. Ello pertenece a la cuestión general de la constitución de una unidad cósica como una UNIDAD APERCEP- TIVA DE MULTIPLICIDAD DE DIFERENTE NIVEL, las cuales SON YA ELLAS MISMAS apercibidas COMO UNIDADES de multiplicidades.”* La aper- cepción adquirida con referencia a las condiciones corrientes de la percepción, recibe un nuevo FSTRATO APERCEPTIVO al tomar en cuenta la nueva “experiencia” de la disociación de la cosa visual una en un par y de la convergencia del par en la forma de una continua aproximación y COINCIDENCIA en el consecuente regre- so a las antiguas condiciones de la percepción. Las cosas visuales dobles son en verdad completamente análogas a las demás cosas visuales, pero ÉSTAS tienen además el significado de “cosas”, y la VIVENCIA el significado de una VIVENCIA DE PERCEPCIÓN, solamen- Le CON REFERENCIA A CIERTA “POSICIÓN DE 1.OS DOS OJOS”, la posición HOMÓLOGA o una del sistema de las posiciones normales de los ojos. Si ahora sobreviene una HETEROLOGÍA, entonces tengo en verdad imágenes análogas, pero éstas SIGNIFICAN cosas solamen- te en CONTRADICCIÓN con todas las motivaciones normales. Las

" Ls falta de concordancia es del original.

94 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

imágenes alcanzan ahora de nuevo la aprehensión “cosa rear precisamente mediante el nexo constitutivo, o sea, median

/62/ la / MOTIVACIÓN QUE LAS PONE EN REFERENCIA CONCORDANTE CON y, SISTEMA DE LAS MULTIPLICIDADES DE PERCEPCIÓN MOTIVADAS. Si lleyo los ojos de la posición normal a la desigual POSICIÓN BIZCA, en, tonces surgen dos imágenes ilusorias: “imágenes ilusorias”, e decir, imágenes que solamente si les adjunto motivaciones nor. males exhibirían, cada una por sí, “la cosa”.

Otra consideración importante concierne A OTROS GRUPOS DE ANOMALIDADES. Si ingiero santonina, el mundo entero se muda “ilusoriamente”, su color “se altera”. La “alteración” es “iluso ria”. Tras ella, como en todo cambio de la iluminación de color y similares, tengo de nuevo un mundo que se iguala al normal todo es ahora concordante y se altera o no se altera, se mueve o reposa como antes, y da los mismos sistemas de aspectos que antes.

Pero ahora hay que prestar atención: REPOSO Y MOVIMIENTO, ALTERACIÓN E INALTERACIÓN, tienen su sentido mediante la cons titución de la cosidad como realidad, en la cual estos sucesos, en particular los casos límite del reposo y la inalteración, desem: peñan un papel esencial,

Así pues, la coloración global de todas las cosas vistas pue de muy bien “alterarse”: debido a que un cuerpo comienza 4 irradiar luz que “inunda con su brillo” todas las cosas, etc. La CONSTITUCIÓN DE LA “ALTERACIÓN DE LAS COSAS en cuanto a su color” comprende más que un mudamiento de los esquemas plenos respecto de su color: LA ALTERACIÓN DE LAS COSAS ESTÁ CONSTITU? DA DESDE UN PRINCIPIO COMO ALTERACIÓN CAUSAL con referencia 4 circunstancias causales, precisamente como aquel surgimiento de un cuerpo luminoso. Puedo aprehender la alteración sin “tl un cuerpo semejante, pero entonces la circunstancia causal está

co-apercibida de modo indeterminado. Pero estas CIRCUNSTAN

CLAS CAUSALES son cósicas. El. RELATIVISMO DE LAS COSAS ESPACIALD

EN REFERENCIA A OTRAS DETERMINA EL SENTIDO DE LA ALTERACIÓN

COSAS. PERO EN ELLO NO ESTÁN COMPRENDIDAS EN MODO ALGUNO LA5 CONDICIONALIDADES PSICOFÍSICAS. Esto tiene que tenerse en cuel*

ta. Pero ahora, en los nexos causales interviene también, comó

es obvio, mi CUERPO: si es aprehendido COMO COSA EN EL ESP

/63/ cio, entonces no es aprehendido como / mero esquema, sino

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LOS AJSTHETA EN RELACIÓN CON El. CUERPO ESTÉSICO 95

como punto de intersección de causalidades reales en el nexo real (exclusivamente cósico-espacial). A este dominio pertenece, por ejemplo, el hecho de que un golpe de mi mano (consi- derado puramente como golpe corpóreo de una cosa, esto es, con exclusión de la vivencia del “yo golpeo”) actúa exactamen- te como el golpe de cualquier otra cosa material, e igualmente la caída de mi cuerpo corporal como cualquier otra caída, et- cétera.”

Ahora bien, por lo que atañe a la INGESTIÓN DE SANTONINA, ésta es entonces igualmente, prescindiendo de todos los “he- chos psíquicos concomitantes”, un proceso material, y éste muy bien podría, si la constitución del mundo de la experiencia o la formación más detallada de la constitución experimental de este mundo en la marcha de nuevas experiencias lo exigiera, entrar en una relación real con una alteración óptica del resto del mundo material. En sí, es por ende pensable que encontra- ra yo motivos de experiencia para ver una alteración universal de color del mundo visible entero y considerarla, en esta apre- hensión, como consecuencia causal-real del proceso material de la ingestión de santonina (con sus consecuencias materiales- corporales). Sería ésta una percepción normal como cualquier otra. En tanto que y cuando quiera que experimente yo el cam- bio de todos los colores visibles como alteración óptica de las COSAS, tengo que suponer una relación causal entre cosidades causantes cualesquiera; una alteración SOLAMENTE ES, en efec- to, alteración DE cosa en el nexo CAuSaL. Desde el momento en que se oponen a ello motivos de experiencia, tiene necesaria- mente que sobrevenir un MUDAMIENTO EN LA APREHENSIÓN merced al cual la “alteración” vista pierde el sentido de alteración y adquiere con ello el CARÁCTER DE LA “ILUSIÓN”. Una ALTERACIÓN ILUSORIA es una variación esquemática que bajo relaciones nor- males es aprehendida como alteración, esto es, en referencia a experiencias constituyentes de causalidad, pero ahora está dada de una manera que suprime la aprehensión causal. La aprehensión causal está sugerida por la variación esquemática

* Por lo demás, todavía se discutirá hasta dónde tiene el sujeto aislado la posibilidad de aprehender su cuerpo como un cuerpo material igual a otros. Cf. p. 158 ss.

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96 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

dada; es como si ésta exhibiera alteración, pero ésta está exclui da en las circunstancias dadas. La ingestión de santonina no

/64/ es / con respecto a la “alteración de color” universal un proce so aprehendido y aprehensible como causa; el cambio de color de todas las cosas visuales es tal que tampoco hay motivo alguno para considerarlo como una alteración real de la iluminación (quizá mediante una fuente radiante de luz colorida). Por ello está ante nosotros como alteración ilusoria; todo se ve “como" con la radiación de una nueva fuente de luz o “como si” otras causas reales (si bien indeterminadas, desconocidas) hubieran obrado una alteración óptica universal: pero tales causas no son de suponerse ahora, están excluidas por la situación expe: rimental entera.

¿Pero qué puede SUPRIMIR COMPLETA MENTE de este modo, sobre LA BASE DE LA VARIACIÓN EN LAS COSAS DE LOS SENTIDOS, la APERCEPCIÓN DE LA ALTERACIÓN R£AL, en Oposición a los casos en que una aper- cepción ejecutada semejante experimenta una mera variación debido a que el nexo causal supuesto se sustituye por otro, esto es, se abandona la causa supuesta, pero se admite otra causa? la respuesta reza: una variación en la esfera de la “CAUSALIDAD”, o mejor diríamos, de la “CONDICIONALIDAD”, PSICOFÍSICA. (Pues una causa [causa] en el sentido propio es precisamente una Ca: sa REAL. Pero lo subjetivo es frente a la realidad una irrealidad. Realidad e irrealidad se copertenecen esencialmente en la for ma de realidad y subjetividad, ambas excluyéndose y por ot parte ambas, como hemos dicho, exigiéndose esencialmente) Fuera de las relaciones de lo real con lo real que pertenecena la esencia de todo lo real, como relaciones espaciales, tempor* les, causales, pertenecen precisamente a esta esencia tambió relaciones de condicionalidad psicofísica en la experiencia po% ble. Las cosas son “experimentadas”, son “dadas intuitivamenté al sujeto, necesariamente como unidad de un nexo espacio temporal-causal, y a este nexo pertenece necesariamente una cosa señalada, “mi cuerpo”, como el sitio donde, y siempre po necesidad esencial, se entrelaza un sistema de condicionalida subjetiva con este sistema de la causalidad, y precisamente tal modo que en el tránsito de la ACTITUD NATURAL (direcció de la mirada a la naturaleza y la vida en la experiencia) 4 ; ACTITUD SUBJETIVA (dirección de la mirada al sujeto y los mome?

RR

LOS AJSTHETA EN RELACIÓN CON EL. CUERPO ESTÉSICO 97

tos / de la esfera subjetiva), la existencia real, y también múl- tiples alteraciones reales, son dadas como en nexo condicional con el ser subjetivo, con un componente de ser de la esfera sub- jetiva. Lo cósico se experimenta (se apercibe perceptivamente, para dar preferencia a la experiencia originaria) de tal manera que, mediante un mero giro de la mirada, resaltan relaciones de dependencia del componente aperceptivo de la cosa respecto de la esfera de la sensación y la esfera subjetiva restante. Éste es el PROTOCOMPONENTE DE LA CONDICIONALIDAD PSICOFÍSICA (título bajo el cual comprendemos TODAS las relaciones CONDICIONALES que corren de un lado a otro entre el ser cósico y el subjeti- vo). Toda condicionalidad psicofísica incluye necesariamente CAUSALIDAD SOMATOLÓGICA; inmediatamente, atañe siempre a las relaciones de lo irreal, de un suceso en la esfera subjetiva, con al- go real del cuerpo; mediatamente, luego, con algo real exterior que está con el cuerpo en nexo real, es decir, causal.

c) La significación de la condicionalidad psicofísica en los dife- rentes niveles de constitución

El mundo real se constituye primigeniamente en forma esca- lonada de tal manera que como estrato inferior se edifica la multiplicidad de las cosas de los sentidos (de los esquemas ple- nos) en la unidad de la forma espacial. Ahí las cosas de los sentidos se constituyen en la manera subjetiva de la “orienta- ción”, y para nosotros (es un problema particular saber si esto es una necesidad) de tal manera que una cosa de los sentidos señalada, “CUERPO”, está dada como portadora constante del CENTRO DE LA ORIENTACIÓN. La REALIZACIÓN se consuma luego de tal forma que las cosas de los sentidos se vuelven estados de las cosas reales; se constituye el sistema DE LAS CONTEXTURAS REALES, un sistema de referencias recíprocas reguladas de las cosas de los sentidos bajo el título de CAUSALIDAD.

La constitución del ESTRATO INFERIOR es la que confiere a to- das las cosas en la experiencia, esto es, en tanto que sean, en sus estados momentáneos, COSAS DE LOS SENTIDOS, la condiciona- lidad psicofísica más primigenia. Las cosas de los sentidos son lo que son en cuanto unidades “en” una multiplicidad de / percepciones y constelaciones cinestésicas de la subjetividad;

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98 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

son ahí concientes siempre COMO MOTIVANTES PARA LOS ASPECTOS INHERENTES como motivados. Sólo en este nexo, los aspectos son ASPECTOS DE COSAS DE LOS SENTIDOS. A ello pertenece esencialmen. te un POSIBLE CAMBIO DE ACTITUN, que hace a la cosa de los sentidos en su estar dada, condicionalmente dependiente de la corpora lidad, de mi ver hacia ella con ojos abiertos, de mis movimientos oculares, de mi deslizar las manos subjetivamente movidas a] palpar, etc. Este sistema entero de la condicionalidad, que enla za reguladamente cosas de los sentidos y sucesos subjetivos, es el soporte del estrato superior de la apercepción y se convierte luego en la condicionalidad psicofísica entre mi cuerpo y susen- trelazamientos causales en la naturaleza exterior al cuerpo, por un lado, y los transcursos subjetivos de sensaciones, los trans cursos de aspectos, etc., por el otro. Á este PROTOCOMPONENTE de condicionalidades psicofísicas se agregan luego NUEVAS con: dicionalidades, que presuponen ya su constitución, mediante las ANOMALIDADES DEL CUERPO.

En el sistema de las APARICIONES normales —de las “ORTOESTE TICAS”— que se reúnen para formar la unidad de una experien: cia concordante, se presentan ocasionalmente rupturas. Todas las cosas aparecen repentinamente CAMBIADAS, incluso el cuerpo. El sistema de las apariciones ortoestéticas de la misma cosa $ desbarata en GRUPOS, y pueden presentarse apariciones disco" dantes por grupos. Si nos restringimos a estos grupos, en los cuales la cosa ya aparece POR como concordantemente idéntica entonces, en el tránsito de los anteriores nexos en el mismo gl” po a los nuevos, la cosa se da como “repentinamente cambiada , mientras que en los demás grupos está dada como inalterada En sí, cada sistema parcial tiene su igual derecho como siste ma perceptivo: tenemos por ende discordancia, y al principio no significa nada declarar de improviso que las percepcione* de uno de los sentidos podrían ser “rectificadas” mediante las de los demás sentidos. Acaso complementadas, en la medida en que todas ellas contribuyen constitutivamente a lo dado (” mo cosa; la cosa aparente remite por ende a todas ellas y €N las diferentes esferas sensoriales deja mucho abierto como apar ciones momentáneas, lo cual puede ser determinado con mM

precisión, y por ende complementado, mediante nuevas percep

tae]

L.OS AÍSTHETA EN RELACIÓN CON EL CUERPO ESTÉSICO 99

ciones y recurriendo a / percepciones de una esfera sensorial que no ha intervenido, pero a la cual hemos sido indetermina- damente remitidos.

Pongamos primero el caso en que SOLAMENTE UN SENTIDO falla, en que un órgano sensorial cae en condiciones anómalas. Los otros sentidos funcionan normalmente. Con la desconexión del sentido que falla, tenemos una aprehensión del mundo concor- dantemente sostenida y, hasta el momento del fallo, también para aquel sentido.

Para los otros, para los que funcionan normalmente, EL ÓR- GANO SENSORIAL AFECTADO €S EXPERIMENTABLE, y también son ex- perimentables las circunstancias particulares, cósicas causales, en las cuales se encuentra. Veo, por ejemplo, cómo se que- ma mi mano, o veo que mi mano está hinchada, etc. Además, eventualmente se presentan SENSACIONES ANÓMALAS EN EL CAMPO DE SENSACIONES DEL ÓRGANO AFECTADO, o sea, del lado de la cor- poralidad estesiológica; las daciones alteradas del campo táctil son ciertamente apercibidas todavía de modo aparicional, pero precisamente de modo anómalo, en oposición a las apariciones concordantes de la sensibilidad que funciona normalmente, en las cuales las mismas cosas están dadas con referencia a las par- tes del cuerpo que son en todo caso concordantes y aparecen normalmente y al cuerpo entero. La alteración del órgano sen- sorial afectado condiciona, en referencia a ello, un grupo de daciones de cosa anómalas. Entonces experimento: es la misma cosa, que con la mano enferma está dada de manera modifi- cada, con la sana de manera normal. La conformidad no es enteramente suprimida; aparece algo similar, sólo que “teñido” de otro modo para la mano que tiene tal o cual aspecto, que está dada así o asá mediante los otros sentidos. En suma, para los órganos sensoriales alterados así o asá aparecen todas las cosas a su manera, y esta dación modificada remite a la normal. También en el dominio de las condiciones perceptivas subjeti- vas surge, pues, un aparecer “óPrIMO” (el cual, eventualmente —al sanar un órgano primitivamente enfermo o al utilizar re- cursos artificiales—, puede también ponerse de manifiesto sólo

con posterioridad, en la oposición con la percepción “normal” anterior).

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100 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL.

Sin embargo, la constitución subjetiva de la naturaleza TIEN QUE ejecutarse de tal suerte que EN PRIMER TÉRMINO se Constituye /68/ NORMALMENTE precisamente una naturaleza / con un Cuerpo, con un horizonte abierto de otras posibles propiedades expe. rimentables de las cosas y del cuerpo. La CONSTITUCIÓN NORMA; es aquella que constituye la PRIMERA REALIDAD del mundo y del cuerpo, aquella que tiene que estar constituida para que pue. dan constituirse las transmutaciones aperceptivas precisamente COMO transmutaciones, como inclusión de circunstancias de ex. periencia “ANÓMALAS”, tomando en cuenta la realidad de nivel superior como las nuevas relaciones de dependencia.

El sistema de la causalidad, en el cual está enlazado EL CUERPO en la apercepción normal, es de tal índole que el cuerpo, en to das las alteraciones que experimenta, PERMANECE, sin embargo, en el marco DE UNA IDENTIDAD EN CUANTO AL TIPO. Las alteracio nes del cuerpo en cuanto sistema de Órganos perceptivos son movimientos LIBRES del cuerpo, y los órganos pueden volver de nuevo, a voluntad, a la misma posición inicial; éstos no se al teran por ello de tal modo que la sensibilidad se modifique en cuanto al tipo: pueden siempre obrar lo mismo y siempre de la misma manera, a saber, para la constitución de experiencias externas. (Hay igualmente una praxis normal del emprender y el actuar voluntarios en el interior del mundo sensible.) “Sensibi lidad” hace aquí, empero, referencia a lo objetivo: precisamente tengo que poder captar de manera normal el reposo como tt: poso, la inalteración como inalteración, y en ello tienen qué concordar todos los sentidos.

Resaltan ANOMALÍAS cuando la alteración causal-real del cuet: po en órganos singulares perturba de entrada su función not" mal como órganos de percepción: por ejemplo, el dedo s quema; esta alteración del cuerpo físico (del dedo en cuant0 material) tiene como consecuencia psicofísica que el cuerpo pal pado aparezca provisto, en su composición cósica-táctil, de una manera enteramente distinta que antes, y esto vale para todos los cuerpos palpados con este dedo. La posibilidad de la constr

tución de cosas se mantuvo en nuestro ejemplo —en la afección de una mano. Pero tenemos dos manos, la superficie enterá del cuerpo sirve como superficie para el tacto, el cuerpo sirve como un sistema de órganos del tacto. Todos ellos suministran

TO

LOS A/ISTHETA EN RELACIÓN CON EL CUERPO ESTÉSICO 101

Las propiedades táctiles, sólo que con perfecciones diferentes y también acaso con diferentes “coloraciones”. Por lo menos am- bas manos pueden suplirse la una a la otra y, / en lo esencial, dan “imágenes” iguales. Pero en todo caso, frente a la diferen- cia de las imágenes táctiles está constituida la misma propiedad cósica.

¿Pero qué pasaría si el sentido del tacto fallara enteramente o experimentara una alteración patológica TOTAL? ¿O si ambos ojos enfermaran y dieran imágenes esencialmente alteradas, en las cuales las cosas aparecieran alteradas, eventualmente con cualidades sensoriales alteradas? Ciertamente, con los otros órganos no veo y no capto colores, que son cualidades espe- cificamente visuales.

Pero en el sentido del tacto se mantiene firme la identidad de la cosa y además también la referencia de las “imágenes” vi- suales a la misma cosa; se mantiene, así sea de manera alterada, la coordinación de los sentidos (de otro modo tendría yo quizá manchas de color en el campo de la sensación, pero no apari- ciones de cosa): es siempre la misma cosa que palpo y veo. Que las figuras espaciales no se hayan alterado y que la borrosidad sea una variante meramente subjetiva de las apariciones, seme- jante a una visión normal con una acomodación cambiada, es resultado del sentido del tacto y los trechos anteriores de la per- cepción visual antes de la alteración patológica. No es que el sentido del tacto tenga como tal una ventaja.%% Pero a la cosa le conviene su contenido constitutivo ÓPTIMO, al cual remiten in- tencionalmente todas las otras daciones; y si el sentido de la vista suministrara desde un principio solamente contornos borrosos, y en cambio el sentido del tacto diferencias nítidas y sutiles, entonces en verdad la figura vista y la palpada estarían “en coin- cidencia”, pero a la figura del tacto le convendría una ventaja. Mejor dicho: la cosa misma no tiene dos figuras coinciden- tes, sino UNA figura (e igualmente una superficie) que puede ser palpada y vista. En idea, cada sentido podría suministrar lo mismo e igualmente bien, pero de facto uno ofrece a menu- do más que el otro, y unas buenas gafas pueden transformar mi visión, que ha sido siempre y de costumbre poco clara, en una visión tan buena que el sentido de la vista adquiera una ventaja.

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102 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL,

El color es, sin embargo, una cualidad que no es dada como la misma mediante varios sentidos en diferentes maneras de aparecer. Si faltan las circunstancias de iluminación normales (luz diurna, etc.) y estoy completamente ciego, entonces para es de noche, no veo nada, tengo solamente mi campo visual] oscuro. Lo mismo ocurre si / cierro los ojos o me los tapo, En este caso decimos: los objetos tienen su color, pero yo no los veo. No los miro, pero ellos no dejan de ser, y puedo en efecto percibirlos por el tacto. Mediante la percepción táctil estoy siempre perceptivamente en el mundo, me oriento en él y puedo agarrar y conocer lo que quiera. Luego puedo también ver (visualmente e! mundo no está dado sin cesar; esto es más bien una ventaja de la sensibilidad táctil), y son las mismas cosas las que tienen el color, aun cuando no las vea directamente, pues en efecto puedo, si no estoy impedido, avanzar hasta verlas, o levantar los párpados, volver o fijar la cabeza, etc. En esto el sentido del tacto desempeña siempre su papel, ya que en efecto está manifiestamente privilegiado en las aportaciones a la constitución de la cosa.

Ahora bien, si por ejemplo me quedo ciego por un golpe en los ojos, ¿podría nacer en como sujeto solipsista la concien- cia: se ha hecho de noche, todas las cosas tienen todavía color, pero es permanentemente de noche, ya no hay luz ahora? ¿O está mejor motivada la conciencia: hay día y noche como antes, pero yo ya no veo nada? Eso depende de la apercepción de las circunstancias perceptivas objetivas y subjetivas del caso como tales. Una cosa queda en pie en todo caso: todavía tengo ojos, me lo dice la percepción táctil, pero ya no veo con ellos. Para los normales, las cosas no se estructuran como cosas a partir de cosas visuales y cosas táctiles. Hay La MISMA cosa y hay sus propie- dades, de las cuales unas son predominante o exclusivamente captadas visualmente (como los colores y sus diferencias), las otras táctilmente. La cosa no está separada por los dos grupos de apariciones, sino constituida en apercepción unitaria. La vi- sualidad no ofrece complejos de propiedades que pudieran ser retirados, COMO SILA COSA MISMA TUVIERA EN UN ELEMENTO VISUAL como algo que pudiera ganar o perder. Esto no tiene senti: do —como TAMPOCO las propiedades “PRIMARIAS” son, digamos, PROPIEDADES DOBLES, coordinadas a cada sentido como compo-

LOS AJSTHETA EN RELACIÓN CON El. CUERPO ESTÉSICO 103

nentes. Pero el color, que ciertamente se da como cosa de la cosa misma, como propiedad constitutiva, está dado perceptiva- mente justo sólo en la visión. No es representable que apareciera —como color— mediante el tacto. También ser espejo y brillar son propiedades visibles. / Pero al BRILLO como propiedad vista le corresponde la LISURA como propiedad palpada, ¿y no es ello lo mismo en la cosa misma? Los colores podrían tener por en- de un paralelo en la esfera de las apariciones táctiles, series de diferencias exactamente paralelas, series de alteraciones corres- pondientemente paralelas en iguales circunstancias. Entonces aquí sucedería como con las propiedades primarias. Se diría entonces: “lo mismo que aparece así sólo al sentido de la vista, aparece también paralelamente, a su manera, al sentido del tac- to”. De hecho no sucede así con las apariciones constituyentes de las cosas de los sentidos (entre ellas las cosas de la percep- ción). El color es visto y sólo visto, y, sin embargo, le conviene a la cosa: tendría por ende que ser pensable que todo sentido que hiciera aparecer LA COSA originariamente, lo hiciera para TODA PROPIEDAD de esta cosa. El color es color DE LA figura espacial, así como la lisura es lisura de la figura espacial; el color está precisamente ahí donde está la lisura. Podría por ende pronun- ciarse como una exigencia ideal para todo sentido: en tanto que pretenda dar la cosa en el original, tiene que existir una posibilidad ideal para series de apariciones de este sentido, en las cuales TODA propiedad constitutiva de la cosa viniera a darse originariamente.

Por otro lado, hay que reflexionar si ahí donde no existe aquella corrección idealmente posible mediante los otros sen- tidos, es posible la apercepción: las cosas “pierden su color”. Decimos en efecto con cierto derecho: “el color cambia con la iluminación y desaparece cuando se hace de noche”. El color desaparece, en el crepúsculo llega a lo “incoloro”, pero enton- ces no desaparece meramente el color de las cosas, sino que las cosas se vuelven cada vez menos nítidas y finalmente ya no son en absoluto visibles. Obviamente, ahí tenemos que distinguir entre el COLOR DE LA SENSACIÓN (en el sentido generalizado), que se inunda de negrura, y el color cósico, que para nosotros real- mente desaparece.

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104 LA CONSTITUCIÓN DE LA NATURALEZA MATERIAL

En la medida en que la cosa “está constituida para mí”, en la medida en que tengo abierta la posibilidad (la facultad) de experimentar las propiedades cósicas y eventualmente de ex. perimentar en especial los colores bajo las circunstancias de la experiencia que pertenecen al contenido de la apercepción constitutiva, en esa medida juzgo legítimamente: las cosas tie- nen color —determinado por motivos que o bien / radican en la misma apercepción de la cosa, o bien mediatamente en las apercepciones del nexo que se adhieren a otras cosas experj- mentadas. Para ello no necesito de momento ver el color de la cosa y en general no necesito ver nada. (Lo esencial es el es. tar co-experimentado del cuerpo como ejerciendo una función en el percibir. Y que la cosa con su ser-así actúe causalmente, en la percepción, sobre el cuerpo y sus Órganos respectivos, y que a ello se vincule en condicionalidad psicofísica